Avanzar

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Yulia


Ha pasado una semana, casi no he visto a Lena porque ambas hemos tenido bastante carga en la universidad, pero hemos hablado mucho por teléfono y aunque al principio era algo extraño para mí, he de confesar que me estoy acostumbrando.

Y no solo me estoy acostumbrando a hablar con ella, desde ese día en que fuimos a ver la obra y tuve una pequeña crisis de ansiedad social, también me he sentido más a gusto en su presencia las pocas veces en que nos hemos encontrado desde entonces.

Sinceramente estaba aterrada ese día, pero no quería mostrame inestable emocionalmente frente a ella, por lo que reprimí mucho de lo que sentí en ese momento y solo al llegar a casa me permití expulsar hacia el esterior todas mis emociones...

Ahora me encontraba en el consultorio de mi terapeuta, la nueva dinámica sería que tendría que venir dos veces al mes. Aún se mantenía lo de las llamadas si había una situación que requiriera urgencia, aunque casi nunca recurría a aquello porque prefería llamar a Katya.

—Yulia, ¿puedes hablarme de las pesadillas?

—Pues... No hay mucho que decir, ya no son recurrentes como antes.

—¿Con que frecuencia ocurre?

—Muy poco... Incluso en los últimos seis meses solo he tenido aquella misma pesadilla unas tres o cuatro veces.

—¿Es el mismo recuerdo, las mismas escenas?

—Si... Todo en mi sueño transcurre igual a... a ese día... Sigue presente todo lo que presencié, como si se repitiera aquello y se siente muy vivido. Pero, sigue siendo en blanco y negro.

Hablar sobre aquel día siempre me resulta difícil, no lloro, no me salen lágrimas ya, pero duele... Sigue doliendo, mi terapeuta casi nunca lo menciona directamente pues siempre se concentra en ahondar en mis sentimientos y pensamientos. Pero todo en mí está ligado a ese día, a lo que pasó y como fui testigo de la infame muerte de mi padre.

De un momento a otro, mi casa estaba rodeada por policías y habían varios de ellos junto a nosotros justo antes de que aquel sujeto le disparase a mi papá...
Aún no logro entender como es que ninguno hizo nada para que eso no ocurriera, estaba rodeada por aquellas personas y solo tomaron acción al respecto cuando ya fue demasiado tarde.

Veo a mi terapeuta anotar algunas cosas en una libreta, al principio cuando recién empezaba a recibir terapia me parecía inútil y absurdo asistir y las acciones de mi psicóloga durante las sesiones me hacían dudar de que me ayudaría de alguna manera, pero habiendo pasado dos años desde que inicié, puedo decir que no ha sido tan malo, la verdad es que si me ha ayudado a avanzar. Poquito, pero a pesar de mis pensamientos intrusivos y negativos y de mi falta de interés en temas sociales, siento que estoy mejorando internamente.

Pensé que mi mundo se detendría por haber perdido a mi padre, pero no fue así. Al principio no entendía por qué todo seguía como si nada, por qué a los demás parecía no afectarles tanto como me afectaba a mí.

Yo sí detuve mi vida un año entero antes de intentar retomarla nuevamente, fue un año en el que no salía de casa, no realizaba ninguna actividad que requiera un mínimo de esfuerzo o concentración, viví viendo todo a mi alrededor moverse mientras yo estaba en pausa, todos seguían con su vida, pero yo no podía hacerlo también, para mí ya nada tenía sentido e incluso los colores me habían abandonado cuando todo sucedió.

—¿Cómo te sientes ahora que has vuelto a ver los colores?

—Siendo sincera, luego de tres años viendo todo en blanco y negro, volver a ver todo a colores aún se siente un poco extraño. Pero, estoy fascinada... Es algo tan simple y natural que cuando mi rutina era a escalas de grises, hasta había olvidado la belleza de los detalles que me rodean y ahora puedo apreciar todo más claramente... ¿Tiene alguna idea de por qué ocurrió de repente?

—Tengo una teoría, Yulia. Cuando perdiste visualmente la percepción de los colores, estabas atravesando una situación que requería que tu cerebro procesara eficazmente los acontecimientos que estabas viviendo, para poder manejarlos de manera eficiente. Pero, era mucha la información en un lapso de tiempo relativamente corto entre un suceso y otro que, el estrés de lo sucedido tomó ventaja.

—¿Qué quiere decir exactamente?

—Creo que luego de lo que tuviste que presenciar aquel día, tu cerebro usó como catalizador de tus emociones el bloquear la percepción de colores como un método de defensa. Eso quiere decir que hubo un detonante clave para que aquello ocurriera y lo mismo pudo suceder esta vez, pero en sentido contrario. Tuvo que haber algo que hiciera que el detonante esta ocasión produjera en tu cerebro lo opuesto, causando el efecto inverso y permitiéndote volver a percibir los colores.

Me quedé en absoluto silencio luego de aquella explicación. Mi terapeuta también parecía analizar bien sus palabras y no tardó en seguir con sus anotaciones en lo que yo me sumergía en mis pensamientos.

Lo que dijo parece lógico hasta cierto punto, pero me ha dejado verdaderamente sin ideas... Ella volvió a retomar sus preguntas luego de aquel breve silencio.

—¿Cómo va la universidad? ¿Te has adaptado un poco más al ritmo de las clases?

—Todo va bien, supongo... Las clases son entretenidas y mis calificaciones se mantienen en el promedio.

—¿Has empezado a trabajar en lo que hablamos la última vez? Cuéntame, ¿ya has hecho algún amigo?

—Yo... De hecho, hay una persona con la que hablo últimamente... Es una chica que conocí hace poco y estudia también allí en la universidad.

—Muy bien Yulia, me alegra oír eso y saber que estás esforzándote en tus habilidades sociales. El que ya empieces a establecer contacto con personas ajenas a tu círculo, aunque ahora solo sea una, es un gran paso aunque sientas que no lo parece.

—Supongo que usted tiene razón.

—¿Quieres contarme un poco de cómo es ella?

—Pues... Es muy diferente a mí, en todos los sentidos. Pero creo que está bien que seamos tan distintas porque hace que quiera dejar un poco de lado mi rutina, aunque a veces me siento extraña al realizar actividades con ella que no me hubiese imaginado hacer antes y...

Mencionar a Lena se sintió relativamente bien, el hablar sobre ella siempre hace que a mi mente llegue la imagen de su sonrisa y por ende también todos los colores que su rostro posee. Al principio me irritaba, me parecía exagerado que siempre sonriera y anduviera por el mundo pareciendo despreocupada y muy positiva con todo.

Pero ahora que estoy tratado con ella y que estamos conociendonos, me parece una persona de la que vale la pena descubrir qué otros matices tiene para ofrecer...

La sesión se me hizo corta, al terminar me despedí por primera vez con una sonrisa sincera en mi rostro y me percaté que Stan estaba esperándome fuera del consultorio. Se puso de pie torpemente al verme y esbozó una sonrisa a la cual correspondí solo porque me pareció que estaría bien por esta vez hacerlo.

Sé que tengo que avanzar, quiero hacerlo y pondré de mi parte para lograrlo.

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