Hora de ir al baño PARTE 2

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ADVERTENCIA: Contenido +18

—Oh, claro, claro que sí— Travis le tomó la seriedad adecuada, nunca se iba a negar a tener sexo el día que fuera, a la hora que sea, donde sea y cuando sea, era el mayor motivante.

—Entonces dilo— tomó su cara para acariciarlo, sus manos rodeaban su enorme rostro, podía ver como sus manos se veían más pequeñas en el cuerpo de su esposo.

—Ok— rio. Aclarando su garganta, volvió a decir. —¿Hay algo que pueda hacer para que te sientas mejor? — utilizó su voz más seductora, dejando oír el tono más sexy que Taylor había oído.

—Dios mío, Travis— pudo sentir como se derretía, Swift metió la mano, dentro de su ropa, necesitaba desesperadamente bajarle la bermuda que llevaba puesta.

—Nena, espera, tengo que cerrar la puerta— dijo riendo, a pesar de que le parecía bastante genial lo que su esposa estaba haciendo, si alguno de sus hijos se despertaba y los encontraba teniendo sexo, sería el peor trauma que les podían causar.

—Cierra— ella sola se estaba bajando los pantalones cortos que tenía puestos.

—¡Taylor! — no podía dejar de reír, bajó de la cama para colocarle el seguro a la puerta, volviendo con ella.

—Ven—


La rubia lo acomodó a su gusto, él se iba a dejar hacer lo que ella quisiera, estaba ya haciendo un enorme trabajo al crear a su tercer hijo dentro de ella, al pasar de las semanas, sabía que las cosas cambiarían un poco, su humor podría ser bueno o malo, dependiendo de cómo se sintiera, y ahora, que estaba muy de buenas, los dos debían aprovechar, el enorme hombre se recargó en el respaldo acolchonado de la cama, aquel mueble bien puesto para que nunca hiciera sonidos de ningún tipo, Taylor le bajó la bermuda, el calor de mayo estaba haciendo de las suyas, si bien la casa no era un horno, entraba un poco de calor por los enormes ventanales que dejaron abiertos por un rato, la mansión era segura, pero no les daba confianza dejar algo abierto, siempre podía pasar algo, Travis le ayudó a quitarse la ropa, luego de hacerlo con la suya, una Taylor muy dispuesta a llevar las riendas del acto se encontraba frente a ella, con una mirada que sentía que podía quemarle, él estaba encantado con eso, ¿Quién se podía quejar?, sus manos acariciaban la espalda de su esposa, sintiendo aquellas curvas bien trabajadas que lo volvían loco, guiando lentamente hasta su vientre, pensando en el gran trabajo que hicieron teniendo sexo tan seguido como lo sintieran sin la presión de concebir fue la clave para que pudieran lograrlo, el tercer bebé ya se encontraba ahí y rogaba al cielo que todo saliera bien.

Swift se acomodó perfectamente sobre él, sus cuerpos ya no tenían ninguna pieza de ropa, ella acariciaba el pecho de su esposo, sus manos necesitaban tocar todo siempre, sentirlo, él estaba sonriendo ante las caricias, le encantaba mirar esos preciosos ojos azules que tanto amaba. —¿Sería una locura si te digo que ojalá este bebé se parezca cien por ciento a ti? — rio.

—¿Quieres que se parezca totalmente a mí? — dijo riendo. —¿Por qué? —

—Oh, Tay, vamos, eres hermosa, Charles se parece a ti, pero creo que más a tu hermano— rio. —Evie, es sin dudas genes Kelce, son hermosos ambos, no puedo negar eso, soy un galán Taylor, ellos igual, se parecen a su padre, ¿Qué puedo decir? — sonó orgulloso. —Pero un bebé que se parezca a ti suena justo—

—Dios, el hombre más vanidoso de la ciudad de Kansas está presente— bromeó. —Travis, estás bajando mi libido y ahora tengo ganas de llorar—

—Oh, no, no, no, mierda, debería cerrar ya la boca— la abrazó al ver que sus ojos se cristalizaban. —Tay—

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora