𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐕𝐈

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「 ✦ 𝐘𝐎𝐋𝐓𝐙𝐈𝐍 𝐘 𝐓𝐎𝐍𝐀𝐓𝐈𝐔𝐇 ✦ 」

𝕳abían pasado ya tres años desde la extraña desaparición de mi madre, A uno días del acontecimiento el Tlatoani nos mandó a llamar a mi y a mi pequeña hermana Yoltzin al templo, En ese entonces solo eramos unos niños de dos y tres años de edad, Mi hermana a penas caminaba y yo no sabía que era lo que sucedía, Me dijieron que mi madre había decidido por cuenta propia abandonar el imperio cosa que para ser honestos no me hacia mucho sentido.

"¿Por que dejaría solos a sus dos hijos?"

Desde que mi padre abandonó a mamá ella se ha dedicado a cuidarnos como si fuéramos la única cosa que le queda en el mundo. Nos dijieron que nuestra tutela quedaría bajo responsabilidad de los tres principales sacerdotes del imperio, cuahtzin, Huitzilin y Cipactli, Quienes también solían asistir a la princesa cuando el Tlatoani se encontraba ausente.

- Hermanito.. ¿Donde está mamá? - -Me cuestionó mi hermana -. - No lo sé Yoltzin, Pero estoy seguro de que volverá pronto, Seguramente tuvo que asistir algún parto importante fuera del imperio, recuerda que estamos en alianza con las regiones vecinas -  Le contesté intentando calmar sus dudas -.

Yo también estaba preocupado, era normal que me tuviera inquieto la situación, Sin embargo debía ser fuerte y maduro para mi hermana, después de todo ahora solo la tenía a ella. Después de unos días nos instalamos en una de las habitaciones que se nos asignaron. Después de unos años mi querida hermana ya recibía los cuidados que ella necesitaba para su edad y yo comencé a recibir la educación básica en defensa pues se me había asignado una misión la cual el Tlatoani consideró de suma importancia, Debía ser amigo de su hija, sonaba un poco absurdo a decir Verdad ¿Por que una princesa necesita que su padre le consiga amigos? no lo entendía, si embargo no me importaba jugar con alguien más que no fuera mi hermana Yoltzin.

- ¿Mi papá te mandó.. Verdad? - Dijo ella con un todo apagado -.

Observé a la princesa sentada de espaldas en un rincón de su habitación, me quedé de pie a unos metros de ella mientras trataba de medir mis palabras, Parecía que no era la primera vez que su padre le hacía esos pequeños "Favores".

- No.. Bueno, Puede que si ¡Pero eso no importa! - Dije tratando de justificar mis palabras -. - No tienes que estar aquí si no quieres.. Mi papá siempre le pide a otros que jueguen conmigo pero nadie quiere... Cuando me ven dicen que soy un monstruo - Dijo ella -.

Sin entender a que se refería me acerqué más y más a ella hasta poner una de mis manos sobre su hombro, por consecuencia ella giró su cabeza dejando ver su peculiar piel palida y aquél lunar en su cabello; Finalmente la vi, mis ojos no podían fijarse en una zona de ella en específico, Todo en su persona era inusualemente extraordinario.

- Pues a mi no me pareces un monstruo en realidad.. Creo que eres linda - Dije mientras le dedicaba una pequeña sonrisa -.

En ese momento los ojos de la princesa se abrieron de par en par haciendo notorio un pequeño brillo de alegría, rápidamente se puso de pie y me dio un cálido pero a decir verdad inesperado abrazo.

- Eh... - Exclamé algo avergonzado -.

Ella simplemente se apartó y me dedicó una peculiar sonrisa.

- Eh.. Mejor vamos a buscar a mi hermana – Dije mientras sonreía algo nervioso -.

La sujeté de la mano para salir de la habitación, Necesitaba encontrar a mi hermana, Ella era más pequeña que yo, Era seguro que se le ocurriría algo bueno para jugar y entretener a la princesa, Mientras caminabamos por los pasillos del templo podía escuchar como la princesa iba tarareando una pequeña melodía de cuna que alguna vez escuché por ahí. Al llegar a la habitación donde mi pequeña hermana se encontraba la observé sentada en el piso con una muñeca hecha con las hojas de maíz; Su reacción al verme llegar con la princesa me tomó por sorpresa.

MACTZIL La princesa Maldita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora