𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐕𝐈𝐈𝐈

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「 ✦ 𝐌𝐀𝐂𝐓𝐙𝐈𝐋 ✦ 」

𝕸is pasos agigantados solo me alejaban más y más adentrándome entre la maleza y los frondosos árboles que hacían casi imposible visualizar la hermosa luna llena que ya hacía sobre nosotros.

"¡Mactzil huye! ¡Escóndete!"

Repetía una y otra vez mientras las lágrimas recorrían mis mejillas y encristalar mis ojos, solo quería ir a casa, quería estar con mi papá. Mientras corría una enorme rama se interpuso en mi camino y me hizo tropezar rodando un par de metros hasta caer dentro de un pequeño acantilado no tan profundo.

- ¡Ahg! - No pude evitar sobresaltarme al sentir como mi cuerpo impactaba contra el suelo -.

Me puse de pie con mucha dificultad, mientras observaba a mi alrededor, Solo en ese momento caí en cuenta de lo sola y alejada que estaba de mi hogar, Sentía que nadie me encontraría, Yoltzin y Tonatiuh seguían en el lago con aquella extraña mujer. El miedo se apoderó de mí, comencé a hiperventilar, la situación era más fuerte que yo, Solo podía pensar en correr, pero no lograba decidir en que dirección, debía ayudar a Mis amigos, debía ser valiente, debía ser todo lo que para ese momento no era.
Me sentí tan derrotada, Mi mirada bajó y sentía la necesidad de seguir llorando hasta que algo se me ocurriera, Sin embargo, pude escuchar a la lejanía el crujido de una rama seca rompiéndose, Inmediatamente levante la mirada mientras retrocedía rogando porque aquello que me asechaba no fuera un depredador nocturno de los muchos que solían habitar la zona.

- ¿¡Quién está ahí!? - Exclamé en voz alta como tratando de sonar amenazante -.

No recibí respuesta, más por el contrario me parecía ver una extraña estela dorada que se iba alejando dejando un pequeño hilo de luz por el camino. Bastante confundida decidí comenzar a seguirlo, Iba constantemente observando a mi alrededor, poco a poco podía visualizar más y más los tenues rayos de luz lunar que iluminaban la noche. Después de un rato siguiendo aquella estela pude regresar al imperio, Rápidamente pude ver a lo lejos como un grupo de guerreros armados se apresuraban hacia mi, aquella estela dorada desapareció en el momento en el que mi padre se aproximó a mi apartando a los guerreros que impedían su paso.

- ¡MACTZIL! - Dijo el mientras se lanzaba a abrazarme y levantarme entre sus brazos -.

Yo no podía parar de llorar, Finalmente estaba a salvo, estaba con mi papá.

- ¿¡Mactzil qué sucedió?! ¿Donde están Yoltzin y Tonatiuh? - Preguntó con insistencia mi padre -. - Una mujer nos.. Atacó, Ellos siguen en el lago, La mujer quería hacerme daño papá, ellos me salvaron - Dije entre sollozos -.

Mi padre rápidamente me dio un par de besos sobre mis mejillas tratando de secar mis amargas lágrimas.

- No te preocupes princesa, los encontraremos, Ellos están bien, ya verás -
- Dijo el mientras hacía una pequeña seña para que el grupo de guerreros comenzaran a caminar hacia las afueras del imperio -.

Solo podía aferrarme a los brazos de mi papá, Solo con él me sentía segura, solo con él podía estar en paz. Mi padre iba acariciando mi cabello mientras caminaba observando el horizonte.

- ¿Recuerdas donde sucedió? - Me preguntó -.

A lo cual yo solo negué con la cabeza, jamás había salido del imperio y sería imposible para una niña de 4 años ubicar con exactitud una zona a oscuras. Después de unos minutos caminando pudimos escuchar a lo lejos lo que parecía ser el llanto amargo de una mujer, los guerreros se miraron entre ellos y mi padre me apretó más él.

- Mis hijos... - Se escuchaba a la distancia -. - Mis hijos... Ay.. Mis pequeños.. -. - Repetía una y otra vez -.

Cuando finalmente logramos visualizar la escena todos nos quedamos completamente congelados, Aquella mujer se encontraba dentro del agua cubriendo su rostro mientras lloraba desgarradoramente, los cuerpos inertes de Yoltzin y Tonatiuh se encontraban flotando a su lado.

- No puede ser... - Dijo mi padre mientras observaba a la mujer bastante desconcertado -.

Al escucharlo la mujer apartó sus manos de su rostro y nos observó fijamente, Parecía que su respiración se podía escuchar a pesar de la distancia, sus horripilantes ojos carmesí parecían iluminar levemente la noche.

- ¡MIS HIJOOOOOOS! - Anunció ella en un prolongado grito de agonía que nos heló la sangre a todos -.

La mujer salió disparada del agua como si su cuerpo no tuviera peso alguno, se lanzó sobre mi estirando sus alargadas garras apuntó de arrebatarme de los brazos de mi padre. Sin embargo misteriosamente aquella mujer desapareció dispersándose con la neblina nocturna.

MACTZIL La princesa Maldita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora