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Gah.. ¡Carajo! — exclamó el francés, sintiendo un algodón con alcohol pasando por sus heridas.

Conmigo no se juega. — sonrió coqueto su contrario.

Per- — una mordida en su mejilla lo hizo sonrojar; los colmillos de Spreen se habían clavado en aquel rostro.

Cállate pelotudo — apretó los cachetes del ente, viendo la sangre correr.

Rió y se paró de la cama, buscó en su cajón un paquete de curitas, saco una de la cajita y se la puso en donde habia clavado sus afilados dientes.

No seas chillón.. que ahora se viene lo divertido. — lo miró fijamente a los ojos.

Tomó de una bolsita algodón y le puso un poco de alcohol, agarró de la muñeca a Shadoune y le apoyó el algodón en brazo.

Quejidos salían de la boca ajena.

Te hice bosta- — abrió sus ojos como platos.

N-No.. solo estoy fuera de forma.. — decía mientras sentía las suaves vendas rodear su brazo derecho y hacer presión sobre esa gran herida de espada.

Ajá si, si, fuera de forma dice.. — Susurró para después empezar a reírse a carcajadas al ver que el mayor se intentaba hacer el duro, sabiendo el dolor que sentía.

A los cuantos minutos, shadoun estaba cruzado de brazos mirando al híbrido con una cara neutra. En cambio, el menor estaba usando su celular.
Había un silencio cómodo, pero gracias a que el ente de humo se asomó para ver qué estaba haciendo su amigo en el celular, el oso se alteró.

¿Que haces capo? — frunció el seño.

¿Yo? Nada. — desvío la mirada.

El osezno puso los ojos en blancos y se paró de la cama.

¿A dónde vas?

¿Queti? — sonrió.

Sin más decir, se fue caminando mientras observaba su teléfono. El francés suspiró y se recostó en la cama del Argentino boca arriba. Cerró sus ojos unos minutos y cayó dormido accidentalmente.
Al despertar luego de unas cuantas horas, sintió una voz melodiosa cantar en aquel cuarto. Al girar su cabeza hacia el lado derecho, abrió un poco sus ojos y vió a Spreen.
Este se estaba sacando su remera azul y tenía una polera negra abajo, tosió y caminó hacia su espejo que estaba al lado de su armario, se miró por unos segundos y puso sus dos manos en sus bolsillos de aquel pantalón de campana. Shadoun miraba con atención ese cuerpo delicado que tenía el menor, sin duda este era la reencarnación de Afrodita ante sus ojos blancos.

El oso azabache miró hacia la dirección del francés, este rápidamente cerró sus ojos y fingió estar dormido. Spreen se acercó hacia el demonio y le acaricio la cabeza, para acto seguido, salir de la habitación.
Shado abrió sus ojos nuevamente y se sentó en la cama, se paró y repitió el acto del oso, se observó al espejo. La puerta se abrió y el mayor dió un saltito gracias al susto.

pensé que ibas a seguir durmiendo, ¿Querés venir? — se cruzó de brazos.

¿Ir a dónde? —

a caminar pelotudo, son las tres de la mañana..

¿¡LAS TRES DE LA MAÑANA!?

¡SHHH! — Le tapó la boca con sus manos.

— ¿Venís?

El mayor asintió con la cabeza y puso sus manos en las muñecas de Spreen, sacando las manos de su rostro.

˳ ࣪५  - 𝘓𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘦 𝘱𝘦𝘭𝘦𝘢𝘯, 𝘴𝘦 𝘥𝘦𝘴𝘦𝘢𝘯. ❦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora