Como en todas las conversaciones, esta comenzó con un simple “hola”.En esta época, la cual es considerada como “la era de la tecnología y la globalización”, un mundo donde las fronteras se desdibujan y los corazones pueden latir al unísono a millas de kilómetros, la vida se ha transformado. El simple acto de enviar un mensaje o postear algo en tus redes sociales puede hacer de tu vida algo diferente. Desde conocer a personas de todo el mundo hasta convertirte en un influencer, esta era a tergiversado la realidad y ha hecho que la distancia no sea impedimento para amar y desear estar con tu otra mitad.
Las redes sociales, en esta sociedad, están jugando un papel importante, especialmente desde que la pandemia cambio nuestras vidas hace algunos años. para muchos, la pandemia trajo desdicha, dolor y tristeza, alterando nuestra vida cotidiana. Clases, trabajo, todo se volvió virtual. Estamos en un mundo cibernético donde la mayoría desearía quedarse para siempre. Un mundo donde todo se ve sencillo, donde podemos hacer cualquier cosa, un mundo que se ha convertido en nuestro refugio.
Y en este mundo de conexiones virtuales, conocí a alguien especial, Abigail, una hermosa chica uruguaya apasionada por la fotografía. Su sonrisa, que ilumina las calles del norte de Montevideo, y sus ojos que transmiten una historia única. En un momento donde mi entorno se volvió taciturno y mis amigos parecían haberme olvidado, ahí fue cuando recurrí a una red social en busca de una amistad sincera. pero no me esperaba que el destino me tenía una grata sorpresa.
Abigail se convirtió en esa sorpresa, y nuestra conexión creció día a día, La distancia entre nosotros no hizo más que aumentar mi deseo de hablar con ella. Me convertí en un adicto a mi teléfono, revisándolo cada poco minuto, dispuesto a responder a sus mensajes, incluso dejando de lado asuntos importantes. El destino, ese misterioso maestro que a menudo juega con nuestras vidas, nos unió a través de una red social en un día común, cuando necesitaba un respiro del mundo que me rodeaba.
Nuestra historia comenzó en el mundo virtual, donde la distancia entre nosotros parecía inmensurable. En el otro lado del continente, yo, Ricardo, un apasionado colombiano con una risa contagiosa y una profunda conexión con la música y el arte, estaba saliendo de un evento social. Aunque había compartido risas y conversaciones, fui excluido del grupo, una experiencia que ya había vivido muchas veces, pero que ya me parecía normal. Tomé el camino de vuelta a casa con el corazón apesadumbrado, lágrimas a punto de salir y una profunda tristeza que me invadía.
Al llegar a casa, mi primer impulso fue buscar refugio en la música, mis auriculares y mi teléfono en mano. Revisé mis redes sociales en busca de algún mensaje de amigos que aliviara mi dolor, pero no encontré nada. La sensación de haber sido olvidado por quienes consideraban mis “amigos” me entristeció aún más. Me había esforzado por formar parte de su grupo, pero parecía que nunca era suficiente.
Ante la ausencia de amigos o consuelo en mis redes, recordé la existencia de una plataforma donde podía hablar con personas de todo el mundo, una red social que no mostraba con quién hablabas, Omegle. A pesar de los rechazos iniciales, decidí darle un último intento.
Escribí un simple “hola” con pocas esperanzas de obtener respuesta, pero esta vez, sucedió algo diferente. Al otro lado, alguien respondió: “Hola, ¿cómo estás?”. Y así comenzó una conversación que cambiaría el curso de nuestras vidas.
—Hola, muy bien. ¿cómo estás tú? —respondí.
—¡Me alegra saber eso! Yo también estoy bien —respondió.
—¿Cómo te llamas? —pregunto, consciente de que esta pregunta definiría el rumbo de nuestra conversación.
—Abigail —fue su respuesta.
—¡Guau! Qué nombre tan hermoso. Yo soy Ricardo.
La conversación fluyó, y en ese instante, nuestra historia, que desafiaría distancias y fronteras, comenzó. Abigail y yo éramos dos almas unidas en un mundo virtual, donde solo existíamos ella y yo.
La primera conversación fue como una chispa en la oscuridad, una breve interacción que pronto se convirtió en un fuego ardiente de amistad y curiosidad. Los mensajes fluyeron como un río de palabras que se entrelazaban en un lenguaje único, una conversación que trascendía la distancia y el tiempo.
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Para el amor solo existes tú y yo
Romancesumérgete en una historia cautivadora, donde dos chicos de diferentes nacionalidades, cuyo amor se enfrenta a la prueba definitiva: la distancia. a medida que luchan por mantener viva su relación a pesar de los kilómetros que los separan, descubrirá...