El amor de un autor

sentía un inmenso dolor de cabeza y una sensación de como su corazon se desgarraba lentamente, la invadia.

Mis ojos pegados a la pantalla, sin haberlos despagado por mucho tiempo, días, semanas, quizás meses, ni siquiera lo sabía y no me importaba el tiempo.

Lo único que podía hacer era seguir escribiendo, escribir, escribir, escribir y escribir.

Con la esperanza de que en algún momento él regrese.

Solo quiero que vuelva a leer mi historia, que vuelva a ser ese fiel lector que escribía un comentario en cada uno de los capítulos que publicaba.

La persona por la que escribo desde un principio, la persona en la que pienso cada vez que mis dedos se movían en el teclado y escribían una novela, un nuevo capítulo, un nuevo escenario, una nueva historia.

Solo quería que su lector regresará, que su tan amada estrella regresará. A vivido por y para él durante toda su vida, y lo seguirá haciendo. No importa si tiene que sacrificarse a si misma en el proceso, destruirse, vivir una vida que no es suya, escribir y escribir hasta que su pulso se detenga, no me importa si es por él.

No me importa hacerlo durante toda la eternidad si es necesario.

Porque él lo merecía, merecía tener alguien que escribiera para él, una autora, una escritora, alguien que se obsesionara tanto como ella lo estaba, que se volviera loca por estar a su lado, aunque el camino que tenga que cruzar para llegar a ese momento sea un camino de pura desesperación y sufrimiento.

Un camino en el que solo anhelaba y soñaba, en el que imaginaba a su lector junto a ella, siendo ambos felices, un pensamiento puramente egoísta para alguien que no lo merecía.

Es una autora después de todo, SU autora. La que le dio vida a una historia mediocre para que él pudiera sobrevir, la que destruyó el mundo para que él sobreviviera.

Era egoísta quererlo a su lado, abrazarlo, estar junto a él, conocerlo, volver a verlo. Cosas que solo estaban en su imaginación, cosas imposibles.

Más y más dolor, lo único que llena su cabeza, no podía escapar del sueño de volverlo a encontrar.

De la necesidad de tenerlo entre sus brazos, no como una ensoñacion, sino tenerlo a él, a el verdadero Dokja, su alma gemela, su razón para seguir viviendo, la razón por la que se vuelve cada vez más loca y a la vez la razón por la que mantiene aún su cordura.

Cada letra que escribí, cada palabra que formule, cada párrafo que redacte, cada página que llene, con palabras escritas solo para ese lector.

Una carta de amor echa historia, convertida en la vida de un protagonista, para que él tuviera algo a que aferrarse.

Una carta de amor hacia él, la manera de expresarle cuanto lo amaba, cuanto sacrificaria por él. Un "te amo" no dicho, pero que cada letra lo contenía.

"Un poco más, solo un poco más" solo eso repetía su mente, tic tac, tic tac, tic tac.

¿Cuanto tiempo había pasado ya esperando por él?

Esperando a ver ese rostro de nuevo, esa sonrisa que le generaban ganas de darle un puñetazo y a la vez abrazarlo durante toda la eternidad, su existencia, su risa y cada pequeña cosa que le recordaba a él, aunque realmente todas las cosas le recordaban a él, consciente o inconscientemente.

Veo las palabras escritas en la pantalla, palabras escritas por mi, pero en mi corazon esas palabras no eran mías, eran y siempre serán de él, las palabras con las que conoció a su lector, con las que lo vio crecer.

Las lágrimas caen de mis ojos sin parar, unas lágrimas silenciosas qué por dentro guardan gritos desgarradores, que guardan todos los sentimientos que tengo por ti, aquellos sentimientos que nunca pude decirte.

Solo quiero que estés aquí para decirte, cuanto te he amado, cuanto te amo, y cuanto te amaré, con todo mi corazon, con todas mis lágrimas, con todo mi sufrimiento, con todas mis fuerzas, con toda mi alma y con cada parte de mi.

Te amo, mi querido lector.