Capítulo 7: Noche 4.

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22:04 PM.

Estuve todo el día dándole mis horas y segundos a alguien del cual no sabía si lo merecía, me sentía muchísimo más confundido que en los días anteriores, me preguntaba: « ¿Qué siento yo? ¿Qué siente él?». Sabía que estaba enamorándome, aunque no quería aceptarlo. Miraba nuestras fotografías y los flashbacks de cuando estaba junto a él comenzaban a resplandecer en mi mente. A diferencia de los últimos días, me sentía feliz y emocionado de dejarlo entrar en mi vida. Estuvimos hablando por mensajes desde que salimos de la facultad, y era imposible dejar de hacerlo, había algo que nos atraía mutuamente y no nos permitía separarnos de nuestros teléfonos. Todos mis proyectos y mis responsabilidades dejaron de importarme cuando supe que lo tenía más cerca de mí, él empezaba a modificar mi estilo de vida para adueñarse de mis prioridades.

No sabía por cuánto tiempo debía esconder lo que sentía, no quería arruinarlo aunque yo fuese el único que saldría herido. Sentía que estaba cayendo de las nubes sin pensar en los fragmentos que quedarían de mí al estrellarme contra el piso, pero, él era mi gravedad y la fuerza de atracción que me mantenía de pie.

En aquella fría y solitaria noche de octubre salí a caminar por el vecindario, me encantaba perderme entre los árboles y en la neblina. La brumosa oscuridad y el profundo silencio de la ciudad, protegía mis secretos al olvidar las razones por las que no podía volver a confiar en un ángel caído.

Caminando por las calles me quedaba viendo la luz de los semáforos con la mirada turbia, perdiéndome en mis caprichos y olvidándome de mi destino. El cielo me daba señales con sus estrellas, pero prefería ignorarlas para vivir en la ilusión que me atrapaba en la niebla.  

22 NOCHESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora