Apocalipsis

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Finn:

Estaba riendo con Andrea a través de una videollamada. Se veía radiante y feliz, y su alegría era contagiosa. De repente, un estruendo fuerte y seco nos interrumpió. Reconocí al instante el sonido de disparos; los conocía a la perfección por mi entrenamiento. El pánico y la furia se apoderaron de mí al instante.

-¡Andrea, ¿qué pasa?!-le pregunté, mientras casi corriendo terminaba de vestirme y buscaba una mochila. Pero Andrea no respondía. La imagen en la pantalla mostraba el techo, indicando que el teléfono había caído al suelo.

Busqué mi otro teléfono, dejando la llamada en curso para escuchar cualquier detalle. Llamé a Jiro, sabiendo que tenía contactos en un aeropuerto privado de Nueva York.

-Jiro, necesito un vuelo urgente a Milán. Ahora mismo.

Jiro no hizo muchas preguntas, comprendiendo la urgencia en mi voz.

-En cinco minutos estará listo. También te rentaré un automóvil para que puedas moverte rápido cuando llegues. Te estará esperando- Respondió apresurado.

Corté la llamada y marqué a Kirill, explicándole la situación con rapidez.

-Kirill, ve urgentemente a casa de Andrea. Está bajo ataque o eso creo- Pedí mientras alistaba mis cosas

-Salgo en este momento. Avisaré a Zelig que está en Milán -respondió Kirill, su voz firme y determinada.

Salí corriendo de mi departamento, deteniendo el primer taxi que encontré en la calle. Mientras avanzaba, la desesperación me consumía. A través de la llamada de Andrea, los sonidos eran caóticos y el tiempo parecía detenerse. Intenté llamar a Jared, Nick, Nate, e incluso a Leonardo, pero nadie respondía. Mi corazón latía con tanta fuerza que pensé que se iba a salir del pecho.

Llamé a Gina, pero tampoco respondió. Podía ser porque estaba en la casa de sus padres junto a Andrea, o porque ya era muy tarde en Milán y podía estar dormida.

El enojo, los nervios y el miedo se mezclaban dentro de mí, emociones que rara vez sentía con tal intensidad. Pero sobre todo, me corroía la impotencia de estar a miles de kilómetros, sabiendo que para cuando llegara, lo peor ya podría haber ocurrido. No me perdonaría jamás si algo le sucedía a Andrea.

Con el taxi rumbo al aeropuerto, solo podía rezar para que Kirill y Zelihg, llegaran a tiempo y protegieran a Andrea.

Mi mente se bloqueaba, impidiéndome pensar con claridad. En cada segundo que pasaba, el sonido de los disparos en la llamada resonaba en mi cabeza, recordándome que la distancia entre nosotros podía ser insalvable.

- ¡Romeo, busca a Gina ahora y ponla a salvo! No hay tiempo- Llame a Elijah, apenas bajé del taxi, corría prácticamente para llegar al avión que me estaba esperando.

-¿De qué hablas? -me preguntó, pero lo escuché moverse de inmediato.

Le hice un breve resumen de lo que había escuchado y con eso fue suficiente.

-Saldré ahora mismo, tranquilo. Me encargaré de todo aquí y, si es necesario, traeré a los chicos a Milán -Elijah cambió a un tono de voz firme y enojado. No tenía dudas de que se encargaría de mover al mundo si fuera necesario.

-¡Suizooo! ¡Espera! - escuché la voz de Jane gritando a mi espalda.

-¿Qué haces aquí? -pregunté, viendo cómo se acercaba con un bolso colgando de su hombro.

-Jiro me llamó. Cree que tienes problemas. No irás solo. Aunque nos falta Paul, estamos nosotros -señaló hacia atrás y vi cómo Gerard y Kylian venían a paso apresurado. Ellos estaban en Nueva York desde hacía una temporada.

Sencilla dignidad- La liberación de los secretos - Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora