Prólogo

222 31 4
                                    

El atardecer caía sobre Hogwarts, tiñendo de dorado y escarlata las piedras ancestrales del castillo. En los fríos y oscuros calabozos, un silencio tenso se extendía mientras dos figuras trabajaban, forzadas a compartir el mismo espacio.

—Deberías agitarlo más despacio —dijo Draco Malfoy con desdén, sin levantar la vista del caldero—. De lo contrario, arruinarás la poción.

Hayden, con los labios apretados y una chispa de determinación en sus ojos, replicó:

—Sé lo que estoy haciendo, Malfoy. No necesito tus condescendencias.

Draco soltó un bufido, claramente irritado.

—¿Cómo podría saberlo? Después de todo, vienes de una casa que apenas entiende la complejidad de la magia.

—Y tú —respondió Hayden, mirando a Draco directamente—, vienes de una casa que apenas entiende la bondad.

La sala quedó en silencio por un momento, el eco de las palabras de Hayden rebotando en las paredes de piedra. Draco frunció el ceño, sus manos tensándose sobre la mesa de trabajo. Había esperado sumisión, o al menos resignación, no este desafío abierto.

—Escucha, Hufflepuff —comenzó Draco, su voz fría—. No estoy aquí para fraternizar. Solo quiero terminar este proyecto y seguir con mi vida.

—Eso es lo único en lo que pensamos igual —dijo Hayden, volviendo su atención a la poción—. Pero no esperes que me quede callado mientras me menosprecias.

Los días pasaron, y el trabajo conjunto reveló más de lo que cualquiera de los dos había anticipado. A pesar de las tensiones iniciales, había momentos en los que la colaboración era inevitable. Draco, a regañadientes, tuvo que admitir que Hayden tenía un conocimiento sólido de pociones. Y Hayden, aunque renuente, vio destellos de habilidad genuina y pasión en Draco.

Una tarde, mientras el sol comenzaba a ocultarse y los últimos rayos se filtraban por las pequeñas ventanas, Hayden rompió el silencio con una pregunta inesperada.

—¿Por qué te importa tanto?

Draco lo miró, confundido.

—¿Qué quieres decir?

—Todo esto —dijo Hayden, señalando alrededor—. La pureza de sangre, las casas, el poder. ¿Por qué es tan importante para ti?

Por un momento, Draco pareció a punto de responder con una burla mordaz. Pero algo en la sinceridad de la pregunta lo detuvo. Bajó la mirada, la sombra de una duda cruzando su rostro.

—Porque así es como me criaron —murmuró finalmente—. Es todo lo que conozco.

Hayden asintió lentamente, comprendiendo más de lo que Draco había dicho.

—Bueno, quizás es hora de que conozcas algo diferente.

El silencio que siguió no fue incómodo. Era un puente, frágil pero presente, entre dos mundos que hasta entonces parecían irreconciliables.

En ese rincón apartado de Hogwarts, entre calderos burbujeantes y viejos prejuicios, comenzaba a formarse algo nuevo. Una chispa de entendimiento, una posibilidad de cambio. Y aunque ninguno de los dos lo admitiría en ese momento, ambos sentían que estaban en el umbral de una transformación que podría redefinir sus vidas y, tal vez, las de todos a su alrededor.

𝑬𝒍 𝒆𝒏𝒄𝒂𝒏𝒕𝒐 𝒅𝒆𝒍 𝒐𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒐 || 𝑫𝒓𝒂𝒄𝒐×𝑯𝒂𝒚𝒅𝒆𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora