Desde el origen del universo, en un planeta muy lejano vivían dos personas, una llamada Fe y la otra llamada Razón, y todas sus decisiones afectaban a la humanidad.
Ellas siempre se habían llevado mal ya que las dos tenían distintas creencias.
- Mira Fe, descubrí el ADN - Dijo la Razón
- Sigue investigando, Dios lo ha creado para que tú lo descubras - Respondió la Fe
Aunque a veces estaban de acuerdo, solían pelearse ya que la una no aceptaba la creencia de la otra.
La humanidad estaba cansada y les propuso que se midieran en una balanza y la que pesara más sería en la que los humanos creerían y seguirían por el resto de sus vidas.
Ellas aceptaron con gusto y se dirigieron a la gran balanza que habían construido los humanos.
La Fe y la Razón se subieron a la balanza y esta quedo equilibrada, ambas se enojaron y la humanidad se disgustó aún más.
- Fe, yo debí ganar, yo soy la facultad del ser humano de pensar y reflexionar para llegar a una conclusión - Dijo la Razón
- Razón, pero yo soy la confianza en una deidad, no necesito poseer pruebas para que me crean, yo debí haber ganado - Contesto la Fe
De toda la multitud salió una persona llamada Samuel, quien había encontrado la solución al problema.
- Todos nosotros nos hemos puesto de acuerdo; las condenamos a estar siempre juntas y a entender que la una no puede vivir sin la otra. -
Está bien, dijeron las dos.
Desde ese día no han vuelto a pelear, y aunque a veces tienen pequeñas discusiones, al fin entendieron que ambas pueden tener una buena relación.
FIN