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Cuando finalmente Sunghoon se fue, el silencio inundó la gran casa.

El aire estaba cargado de una tensión que ninguno de los dos podía ignorar.

Taehyung lo observó con una mirada profunda y una sonrisa discreta —Al fin se fue —dijo el alfa. Su educación nunca le habría permitido cruzar esa línea, después de todo, era el padre de Sunghoon, y eso hacía que cualquier pensamiento fuera prohibido.

Sin embargo, en ese momento, con la distancia entre ellos reducida a unos pocos metros, Jungkook no podía evitar notar la forma en que Taehyung lo miraba, como si también estuviera luchando contra sus propios deseos.

El corazón de Jungkook latía con fuerza, y su mente se llenaba de preguntas sin respuesta. —¿A qué se refiere señor Kim?

Finalmente, Taehyung rompió el silencio. —No creerás que realmente lo necesitaban en Los Ángeles ¿O si? —susurró con voz ronca. —Solo tuve que hacer unas llamadas y pedir un favor para que lo quitaran de encima

Jungkook tragó saliva, incapaz de apartar la mirada de los ojos de Taehyung. —¿Está diciendo que…?

Taehyung se acercó lentamente. —Era obvio lo que sucedía en esa habitación, no iba a permitirlo —dijo acariciando el mentón del menor con delicadeza —Te dije que me aseguraría de que no estuvieras en su celo con él.

Jungkook se sonrojó al instante, derritiéndose con esa simple caricia que le hizo sentir maripositas en el estómago.

Y antes de que Jungkook pudiera decir algo, Taehyung lo besó.

Fue un beso desesperado, lleno de pasión contenida durante demasiados días. Los labios de ambos se encontraron en una sensación extremadamente ardiente, sus lenguas se enredaron en una batalla de control que evidentemente el omega perdió.

Las manos del alfa tomaron su cintura, encajando perfectamente como si hubiese sido creado solo para él. Jungkook enredó sus brazos alrededor del cuello contrario y tiró suavemente de sus cabellos, ahogando los suspiros y jadeos que ocasionaba aquel beso ansioso.

En ese momento ambos supieron que habían cruzado una línea peligrosa, pero también sabían que no podían retroceder. La tensión se había roto, ahora solo quedaba explorar lo que había entre ellos y afrontar las consecuencias.

—S-Señor Kim… —gimió Jungkook cuando los labios de Taehyung descendieron hasta su cuello, lamiendo y mordisqueando suavemente su blanquecina piel. —E-Espere… —le pidió con la voz entrecortada.

El alfa acató su petición, alejándose de él con la respiración acelerada. —¿Quieres que me detenga? —le preguntó acariciando su cintura con delicados toques.

Jungkook negó con un movimiento de cabeza. —No… Pero esto está mal… Usted es…

Taehyung cortó sus palabras de inmediato —¿Soy que? ¿Tu suegro? ¿Tu verdadero alfa? ¿Ambas? —dijo con una risa ronca

—Es que Sunghoon…

—Mi hijo es un imbécil, lo sabes bien —dijo Taehyung acariciando las mejillas del omega al acunar su rostro entre sus manos. —Mereces algo mejor —Jungkook no pudo evitar mirarlo con un deje de sorpresa. —Es egoísta quizá, pero te quiero para mí.

El omega mordió su labio con delicadeza, perdiéndose en aquella mirada oscura del alfa. Podía pensar las cosas, podía arrepentirse, pero no quería hacerlo cuando su lobo y él mismo querían a ese alfa.

—Así que dime, preciosura, ¿Quién es tu verdadero alfa? —susurró sobre sus labios, dejándole sentir el suave aroma a tabaco gracias a los cigarrillos que consumió antes.

Cambio de Kim | Taekook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora