Luego de que Douma terminará el castigo, Akasa se quedó un tiempo tirado en el suelo. Miraba sin ver, intentaba no pensar ni sentir, pero cuando se levantó el pantalón para cubrirse, sintio aquella humedad. Primero pensó que era su propio sudor, que por el esfuerzo hecho anteriormente se había acumulado en esa parte, sin embargo, al prestar atención al olor y consistencia, sintió una verdadera repulsión, puesto que se percató de que aquel fluido le pertenecia a alguien más. Inmediatamente se arrancó la prenda y lo tiró lo más lejos posible, de Haber tenido con que, lo habría quemado. Akasa respiraba agitado, su presión arterial se disparó y las venas de su rostro se marcaron, también su piel se torno roja, luego comenzo a gritar como loco, sus gritos eran tan fuertes que retumbaban en una gran area del castillo infinito. Akasa solo reacciono, no estaba pensando, fue entonces cuando otros demonios comenzaron a salir de sus escondites para verlo más de cerca. Había varias risitas burlonas, provenientes de varias direcciones, y de a poco, aparecían más y más ojos de diferentes colores que brillaban entre la penumbra. Akasa simplemente los ignoraba, inmerso en su dolor, solo estaba el en el mundo.
-Ay! Pobrecito!- dijo una mujer demonio quien fue la primera que salió de la oscuridad.
Akasa no dijo nada, ni su estado mejoro o empeoró de momento.
Poco después, otros demonios de rango inferior comenzaron a mostrarse.
-Ya viste su espalda?- comento uno de ellos mientras se reía.
Akasa inmediatamente se tocó, ahí también estaba húmedo y con la mayor rapidez posible se quitó su chaleco, lo observo y descubrió que también tenían fluidos de Douma. El pelirrojo se enfureció de pensar como fue que esto llegó a ese lugar, luego no quiso imaginarlo así que tiro la prenda. Cómo los otros demonios ya lo tenían rodeado, al ver la intención de Akasa, abrieron espacio para que pasara la prenda sin que los tocara, pero como siempre hay alguien desprevenido, un demonio que se encontraba en el ultimo circulo recibió el golpe de la prenda en la cara, además de eso, Akasa procuro que la parte que hiciera contacto con la víctima fuese la que tenía los fluidos de Douma. El resto de los demonios comenzó a carcajearse en el acto.
-Como le pasan cosas a ese idiota!- exclamó otro demonio mientras reía.
De repente, Akasa se colocó frente a el. Fue tan veloz que todos los demonios guardaron silencio.
-Que...que quieres?- pregunto el último demonio que hablo. segundos después, su cabeza salió volando al igual que un chorro de sangre que salía del cuello cersenado. El resto de los demonios empezó a reír de nuevo luego de ver a Akasa decapitar a su compañero sin la mínima advertencia.
-Este no anda con juegos!- comento otro, el cual, perdió la mitad de su cuerpo en un instante. Fue entonces que los demás demonios sintieron temor, mucho temor, sabían que no morirían, pero aún así preferían evitar el dolor, especialmente si era otro demonio el que lo provocaba.
Los demonios que estaban en la última fila intentaron retroceder, pero al parpadear ya estaban en el suelo.
-Pero a dónde van?- les pregunto Akasa con un tono siniestro, casi tan aterrador como el de Muzan san -si la función apenas está comenzando-
-Por que nos atacas si no te hemos hecho nada?- pregunto otro de los demonios que yacia en el suelo.
El pelirrojo se le acercó, tomo su rostro entre las manos y sonrió.
-Ah no- respondió Akasa -en estos momentos no estoy buscando quien me la hizo...si no quien me la pague- explico mientras sonreía con su rostro manchado con la sangre de sus víctimas.
Al escuchar esto, el resto de los monstruos quiso correr, pero no pudieron hacerlo, ya que la luna superior se encargo de inmovilizar los. Piernas, brazos, cabezas, salieron volando en diferentes direcciones mientras la sangre brotaba y chispeaba como los chorros de una fuente. Apenas se regeneraba algún miembro, Akasa se encargaba de cortarla al instante. Sus congéneres, sollosaban, suplicaban piedad, pero el pelirrojo los callaba en cuanto comenzaban.
-Acaso alguien acudió a ayudarme cuando lo necesite?- reclamaba gritando.
-Muzan nos habría asesinado- explico un demonio al que apenas le había salido la boca y que volvió a perder poco después por atreverse a contestar.
-Alguien más quiere decir algo?- pregunto Akasa en voz alta. No tuvo respuesta.
Un demonio que estaba a sus espaldas intento escapar, pero el pelirrojo se acercó y le coloco el pie en la espalda. El enjendro volteo a verlo con tanto terror que se orino encima.
-Vaya!- exclamó Akasa -pero no fuiste tu el primero que empezó a reírse cuando...- el pelirrojo no pudo terminar la oración porque sintió náuseas.
-NO!- grito el demonio que yacia en el piso -NO FUI YO! SE LO JURO!-
-Que mal mentiroso eres- comento Akasa. Posteriormente, le propino una patada para alejarlo de los demás demonios que continuaban en el piso.
-Por favor ya déjeme señor Akasa!- suplico el demonio, pero era inútil.
-Los demonios debemos hacer lo que queramos- repondio el artemarcialista -ahora lo que quiero es mostrarles unos movimientos que aprendí a hacer cuando era humano, las llamamos "llaves"-
Akasa se posicionó al mismo nivel del otro demonio, lo enredo con su cuerpo, con los pies le sujeto las piernas, y con sus manos tomo uno de los brazos.
-Ahora pongan atencion- ordeno el pelirrojo. El resto de los demonios volteo inmediatamente.
-Si sujetamos el brazo de esta forma y le aplicamos un poco de presión fácilmente lo romperemos-
Al hacer lo que acababa de explicar, el otro demonio grito de dolor.
-Que pasa?- les pregunto Akasa -por que no se rien?-
En el acto, las risas comenzaron a sonar.
"Por qué no me siento mejor?" Se preguntaba El luchador "Bueno, no puedo parar, creerán que soy blando y no me respetarán".
-Y ahora...- continuo -veran como se quiebra una pierna-.
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Entre Las Lunas
Hayran KurguEstá es una recopilación de relatos eróticos de Muzan y las lunas, y aunque la convivencia entre ellos puede ser complicada esto no quiere decir que no tenga sus placeres. Acompañenme a adentrarnos en la vida de estos monstruos, que al igual que nos...