CAPITULO 18:

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DICCIONARIO ANTIOQUEÑO (Léelo antes de empezar)

* Achante: Vergüenza / Bocón: Chismoso  / Empetacar - Atarugar: Llenar la boca de comida como un hámster

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Admitida. Bienvenida a tu nuevo hogar.

Eso fue lo primero que le dijo el padre Abel al día siguiente de su llegada a Don Matías, cuando se levantó, dispuesta para hacerles el desayuno. Se podría quedar en la casa como huésped y empleada el tiempo que deseara; solo con una condición...

FLASHBACK:

—¿Inscribir a Jero y Emi en dónde?

Los miró a los dos, mientras las arepas se calentaban al fuego.

Habían estado en las Eucaristías de la mañana y ahora esperaban la comida que ella les preparara, para seguir con sus deberes. Sus hijos sentados en el suelo dándole de comer a Figgaro.

—La escuela—repitió el padre Luis, solemne—no sabemos si en el pueblo anterior los pequeños fueran a clases—ella negó—bueno, no. Pero sí es necesario que lo hagan. Todo niño debe estudiar y formarse para el futuro. Por eso si está de acuerdo en trabajar con nosotros aquí y tener donde dormir, sus hijos deben entrar a estudiar.

—¿Y dónde? ¿Cómo? Yo no conozco nada aquí.

Vio que Abel negaba, mientras le daba un sorbo a su café.

—De eso me encargaré yo como párroco—el padre Luis asintió—el convento de las Hermanas de la Eucaristía que colaboran con nuestra comunidad, tienen un colegio de primaria. No tendrán que pagar, porque yo me encargaré de todo. Entrarían a primero y estudiarían en las mañanas hasta las dos de la tarde.

—¿Está de acuerdo, Paulina?—indagó Luis.

Y vio que comparado con el día anterior estaba más serio, como prevenido con algo o como si vigilara cada uno de sus movimientos. Paulina no tuvo de otra que acceder.

Durante la noche anterior había sufrido pesadillas donde Jesús los encontraba y volvía a llevarla con él a Yerbalito. Si el precio a pagar por tener un lugar seguro con sus hijos, era que ellos mismos estudiaran - algo que también los beneficiaba - ella no se opondría. Quizás tendrían el futuro que ella no pudo.

—Si esa es la única condición y ustedes me ayudarán con todo, sí—inhaló hondo—solo me angustia que les quedo a deber más cosas. Nos han ayudado demasiado para que ahora asuman la escolaridad de mis hijos.

Abel la miró con una cara de reproche, que denotaba que lo tenía un poco exasperado ya su achante de recibir lo que él había llamado el día anterior: Bendiciones.

—No se preocupe. Lo hacemos con gusto. Es lo más que podemos darle porque usted nos colabore en la casa, teniéndolo todo limpio y ordenado.

—Gracias entonces. ¿Cuándo tendría que meterlos a estudiar?—ambos sacerdotes se miraron.

—Lo más pronto posible—concluyó el padre Luis.

—Yo iré esta tarde a hablar con la Madre Gertrude y trataré de oficializarlo todo.

—De acuerdo.

Cuando ambos les dieron la bienvenida a su nuevo hogar, ella se levantó para continuar con la preparación de las comidas, acoplándose a la nueva cocina en la que trabajaría.

Al mal tiempo había que hacerle buena cara, y aunque extrañara su hogar, estos nuevos comienzos serían de crecimiento para los tres.

FIN DEL FLASHBACK

ENTRE LA CRUZ Y EL CORAZÓN (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora