Capitulo 42: Lilith

27 2 30
                                    

Lucifer se encuentra en el mar rojo, finalmente salió del infierno junto a Zouhair, Asmodeus y algunos demonios para ver qué ocurrió en ese mundo en donde habitaban los dinosaurios antes de ser extinguidos. Claramente le preguntó a Belcebú y a Valak si querían acompañarlos, pero ambos se negaron, diciéndole que aún no se encuentran listos para salir del infierno, él primero por el tema de aquellos animales que tanto quiso en antaño, y el segundo porque nunca ha salido de ese lugar. Suspira, claramente se dio cuenta que sus pequeños le tienen un poco de miedo al cambio.

Él veía el lugar con fascinación, dándose cuenta a simple vista qué tuvieron qué pasar muchos años para que se notará esa calma, además de que no se veia ningún rastro de lo que halla causado la extinción. Hace una pequeña mueca mientras acomoda a Zouhair entre sus brazos, dándose cuenta qué Dios tuvo que avanzar bastante rápido el tiempo para que ese lugar acabará de ese modo, ¿el porqué? No le importa.

En completo silencio, se acerca a la orilla del mar y mete sus pies en las frías aguas. Después de unos minutos, baja a su pequeño para qué este de pie y disfruté también de aquellas aguas; al principio lo vio temblar y después a chapotear con el agua, jugando con esta.

Ya no se quiere mantener encerrado, nunca más. Solo quiere seguir viviendo y disfrutar de todas las cosas buenas.

Suspira un poco con desgana, porque aún sin querer poner en riesgo a sus súbditos, sabe que si él sufre algún ataque ese día o en los siguientes, estará protegido por ellos, además de que también protegerán a Zouhair con su vida. A ninguno los dejarán desprotegidos, ni mucho menos a sus otros hijos. Además de todo lo anterior, ya no se preocupa por el tema de Dios, ya que después de pensar bien las cosas, se dio cuenta que ese tipo nunca saldrá del cielo, mucho menos abandonará su tan preciado trono, si lo hubiera querido ir a buscar, ya lo hubiera hecho.

"Maldito..."

Un ruido, o más bien, el sonido de unas pisadas le hicieron salir de sus pensamientos, haciendo que por consecuencia dirija su mirada hacia el lado izquierdo. Observa a una mujer, la cual esta completamente desnuda, además de que notó enseguida que no se trata de ningún demonio ni ángel/arcángel. Nota a simple vista el como camina sin rumbo fijo y con claras muestras de cansancio, como si hubiera estado caminado por varias horas seguidas.

Claramente se quedo sorprendido, ninguna palabra podía salir de su boca, ni siquiera podía moverse, ¿qué podía decir o hacer de todos modos? ¿Qué era exactamente esa tipa?

Después de unos segundos, maldice a sus adentros, pensando que esa mujer tiene que ser una nueva creación, y que por eso no podía sentir que fuera alguien infernal o celestial, además de que por las pocas feromonas olor a arándanos qué pudo percibir por parte de ella, todo gracias a la brisa del lugar, se dio cuenta que se trata de una omega.

—¿Qué... Eres? —no se encuentra tan cerca suyo, pero podía notar qué eso no era una gran dificultad para qué ella lo pudiera ver bien.

—...

—¿Eres... Un arcángel? Pero te vez tan diferente a ellos... No quiero regresar...

No supo como responderle, ¿porqué ella conocía a esos tipos? ¿Tan cerca estaban de ella? Él ni siquiera conoció a los demonios hasta tiempo después de que llegó al infierno, y después de eso, ambos bandos se empezaron a enfrentar en sus respectivos reinos. Por eso no entiende el porque ella los conocía, ya que ahora viéndola bien, si podía notar que se trata de una nueva creación, lo sabía porque era uno de los pocos que veían el como eran creados los ángeles y arcángeles.

No pasó mucho tiempo más para que pudiera ver el como ella se desploma contra la arena, no sabe si cayó inconsciente o fue por el cansancio, por lo cual se llega a preguntar cuanto tiempo estuvo caminando para que su cuerpo colapsara.

A Su Debido tiempo (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora