¿Debería ser obediente y feliz, o ser libre y buscado?
En una antigua Alemania, el gobierno no se esconde, busca controlar a sus habitantes con una nueva jerarquía.
¿Habrá alguien capaz de detenerlo sin morir?
Prólogo: Darryl y Edrick se vuelven buenos amigos y comienzan a cuestionar algunas cosas..
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El internado (parte 2) 13 junio 1820 9:00 am
«narra Darryl »
No sé por dónde empezar. Me parece extraño que Edrick solo quiera hablar del gobierno. A mí me interesa, pero no de la forma en que él lo aborda, es demasiado extremista. Sé que no son santos, pero no los veo tan mal como él los describe.
Un compañero ha sido molestado estos días. Hoy lo tiraron al suelo y le quitaron una máscara de cuero que llevaba. Su piel, parecida a la de un cerdo, estaba rota, con pedazos blancos, otros negros, y partes donde no tenía piel. Era bastante asqueroso. Le volvieron a poner la máscara y lo dejaron ir. Edrick y yo fuimos a hablar con él. Se llama Christopher. Nos contó que estaba recibiendo muchas amenazas, tanto de los que lo molestaban como de personas más importantes. No dijo más porque se fue, visiblemente nervioso. Esto solo alimentó el odio de Edrick hacia el gobierno. Tipo raro. Después del almuerzo, Edrick y yo nos despedimos y nos dirigimos a nuestros salones. Estábamos en clase normal, pero de repente se escucharon unos ruidos raros. La maestra nos calmó, cerrando la puerta y las ventanas. Nos explicó que había un lugar llamado "Schlach" donde, según sus palabras, llevaban a los defectuosos para darles rehabilitación y que volvieran como nuevos.
Pero, ¿Por que los ruidos?
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« narrador »
Después de aquellos sucesos, Darryl y Edrick salieron de sus salones aturdidos. Se sentaron en las bancas sin pronunciar palabra, incapaces de procesar lo ocurrido. El silencio no duró mucho. Un golpe en la mesa los sobresaltó, y levantaron la vista para encontrarse con Christopher, cuyo rostro mostraba una mezcla de preocupación y miedo.
Se sentó junto a ellos y, con voz temblorosa y baja, dijo: —Me quieren matar.
—¡¿Qué?! —exclamaron Darryl y Edrick al unísono, con los ojos abiertos de par en par y las cejas arqueadas de incredulidad.
