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Recuerdo tu rostro perfilado hermosamente con los últimos rayos de sol, sentada en el verde pasto del campo de la universidad, con los pies extendidos y la suave brisa moviendo tu cabello casi azabache, con las manos apoyadas en el piso detrás tuyo y una calma que envidia me dio.

— Señorita Miranda, es hora de retirarse del campus. Usted también, joven Cedrik.- dijo el maestro de música clásica, Samuel.

— S-si. Ya me iba yo. - me retiré con la misma actitud ajetreada de siempre.

Ella solo asintió con la cabeza, se levantó y despidió del profesor asintiendo con la cabeza.

Ambos nos retiramos por la misma salida, el guardia despidiéndose de ella.

— Tenga buena noche. ¡Perdón! Tengan buena noche ambos.

Alcé la mano en correspondencia. Ella sonrió tenue.

— Voy al edificio F. ¿Necesitas que te acompañe?

— ...

— ¿Eso es un sí? Ehhh...

Comenzaba a desesperarme pasados bastantes segundos hasta que ella negó.

— Vienen por mí. - dijo en un cántico bendito a mis oídos. — Pero gracias. Nos vemos... Mmm...

— Ethan

[∆∆∆]

6: 45 de la mañana y ya iba tarde a mi primera hora, Literatura con el profesor Sawyer. Aburrido sería muy poco descriptivo para las dos horas que me dormía con su voz. Aun así, a regañadientes comencé mi ajetreada rutina mañanera que termina por ir al edificio donde tengo esa clase. La clase comenzó sin ningún contratiempo fuera de lo normal.

— Joven Cedrik, responda la pregunta en lugar de ver por la ventana.

— Pablo Neruda, señor Sawyer.  

— Mejor conocido cómo... 

— Neftalí Ricardo Reyes, señor.

— Gracias.

Continué con la mirada perdida en el patio que se mostraba por la ventana contigua a mi silla durante la mayoría del tiempo. Cuando fue el periodo libre aproveché para ir por algo para picar a la tienda de la misma universidad, algo positivo de un gran campus y no solo era una, eran tres.

Y aun habiendo tres tiendas o cafeterías, todas estaban que rebosaban de gente. No era de los mejores lugares para una persona con una casi nula paciencia como la que yo poseía. Tenía una mecha corta en lo que a paciencia se refería y no quería formarme, pero era eso o esperar otras dos horas para tener algo en el estómago.

Sentí la fila eterna y con cada segundo me sentía más ansioso que de costumbre. Salgo casi a trompicones de aquel cumulo horrible de gente y me dirijo a mi siguiente clase, Salón 17, Edificio F, Matemáticas avanzadas con Julio. Un poco más de tiempo no me hará daño

— Joven Ethan, lo buscan en dirección.

— ¿Eh? ... Voy, con su permiso.

Espero que no tenga nada que ver con mi beca, que sea algo sencillo de traer de papeleo, por las deidades. Sentía bastante cansancio a pesar de no haber hecho mucho.

Afortunadamente no me buscaban a mí, buscaban a otro Ethan. Supongo que son las típicas confusiones de tener más de 1,000 alumnos.

— ¡Ay! - por ir en mi mundo terminé topando con una chica. — Perdóname, no estaba viendo. En general no veo también verdad, pero estaba distraída.

— Eres la chica de ayer... - mencioné al verla a detalle. Aunque la noche anterior solo la iluminaban las luces amarillentas del campus, la podía reconocer.

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⏰ Última actualización: May 23 ⏰

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