δράκων

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Me cargué la presa al hombro y gruñí al sentir su peso

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Me cargué la presa al hombro y gruñí al sentir su peso. Era un Puma macho adulto, mi caza más grande hasta la fecha. Habría carne suficiente para alimentar a mi madre y a mi hermana pequeña durante al menos dos lunas y, además, nos daría algo que vender en el mercado. Aún quedaba para que llegara el invierno, pero quería conseguir pelajes nuevos para mi madre y Jennie.

Acechar a la bestia la última semana había dado sus frutos, y no podía evitar la sonrisa que se levantaba en mis labios mientras caminaba a mi pueblo natal, Silver Village.Al estar a los pies de Hwangnyeongsan Mountain, y a causa de las minas de carbón de su interior, el fino polvo de la montaña lo cubría todo en el pueblo; y hoy no era una excepción. Las rocas esparcidas por el pueblo estaban escondidas bajo una densa capa de ceniza, al igual que las punteras de mis botas de caza. Yo ya ni me daba cuenta; al final te terminas acostumbrando. La teníamos en las orejas, la nariz, los dientes y otros sitios de los que no se puede hablar.En jade City la capital de Zinambra, a los residentes de Silver Village se nos distinguía a un kilómetro. Soltábamos polvo con cada paso y estábamos tremendamente orgullosos de ello. La gente de Silver Village éramos personas muy trabajadoras, no nos pasábamos el día con el culo plantado.

-¡Una buena presa, Kook! - gritó Taehyung desde su puesto en la torre de guardia a la entrada de Silver Village.

Taehyung era uno de los chicos más guapos de la aldea, con el pelo rubio ceniza, ojos color avellana y la mandíbula afilada... Tan solo con mirarlo se me calentó el estómago.Le devolví una sonrisa bobalicona.

-¿Te vienes a cenar luego? Que vengan también tus padres. - Él asintió con los labios apretados.

-Me encantaría.

Habían pasado veinte inviernos desde la Gran Hambruna, pero mis padres recordaban aquella época y nos enseñaron desde jóvenes a cazar, a cultivar comida, a despellejar y sobre todo a preparar una presa, las mujeres se encargaban de cultivabar todo tipo de frutasyverduras. También nos enseñaron a ser amables y dar de comer cuando te sobra. Eran tiempos de abundancia y este puma era mucho más de lo que necesitábamos

El peso del animal comenzaba a causarme un dolor agudo entre los hombros y su sangre se me derramaba por la camiseta desde la herida de flecha de su cuello. Estaba deseando dárselo a mi madre y asearme.

Pasé por los puestos del mercado asintiendo a los hombres y mujeres que estaban allí trabajando y asombrado por las preciosas guirnaldas florales que se habían colgado por todo el pueblo con motivo del Día de Mayo. Temía no llegar a tiempo para el ansiado Festival del Amor. Pero había cazado a mi presa justo a tiempo y, si me lavaba rápido, puede que incluso llegara a la carpa de los besos.

Aceleré el paso y doblé la esquina hacia la hilera en la que estaba la cabaña de mi madre. Éramos una familia sencilla con una vida sencilla. Cabañas de paja, agua fresca del río, campos de patatas y minas de carbón: eso era Silver Village. La ceniza de la mina de carbón hacía que el terreno fuera muy fértil, así que se nos conocía por nuestras patatas y tubérculos dulces gigantescos.

Una vez visité nuestra capital, Jade City, cuando tenía quince inviernos, y estuve con la boca abierta los tres días que duró el viaje. Era la ciudad más bonita de todo Zinambra, de ahí que nuestro rey viviera allí, al igual que todos los reyes anteriores a él. Jade City tenía una opulencia y un esplendor que, si no los hubiera visto con mis propios ojos, no los habría creído. Más Jade, Oro y Turmalina de los que yo había visto en mi vida. Las carreteras eran de ladrillo, los edificios de piedra blanca y la ciudad se iluminaba cada noche como una joya. Fluía el hidromiel, los puestos de comida estaban hasta arriba y las calles estaban llenas de dragontinos.

Yo no había estado con tantos dragontinos tan poderosos en mi vida, pero Jade City estaba repleta de ellos. Los dragontinos estaban conectados con su rey, Park Jimin. Él les daba poder a través de sí mismo, por lo que tenía sentido que quisieran vivir cerca. Los dragontinos con magia suficiente tenían el poder de curar, de escupir fuego, y eran extremadamente fuertes. Pero adoptar por completo la forma de dragón era algo reservado únicamente para el rey; el dragontino más poderoso que ha vivido jamás.Aquí, en Silver Village, éramos una especie de anomalía. Técnicamente estábamos en territorio de Zinambra y nos gobernaba el rey dragón, pero éramos, por lo general, un grupo mixto. Humanos, dragontinos, elfos, hadas... e incluso unos cuantos lobos callejeros terminaron aquí. Generalmente, a cualquiera que fuera de raza mixta o que tuviera magia diluida lo echaban de su territorio y terminaba aquí, lo cual la convertía en una suerte de colonia. Una sociedad mixta.

Mi madre era completamente humana. Sus padres huyeron de Eliades cuando ella era pequeña, y mi padre era una mezcla de humano y una décima parte dragontino. No era suficiente para tener un poder increíble, pero era capaz de levantar rocas muy grandes en las minas y nos dio una buena vida a mi madre y a mí, hasta que murió cuando yo tenía nueve inviernos...

-¡Bendito sea el Creador! ¡Menuda presa! - gritó mi madre desde la puerta de nuestra cabaña, y me sacó de los pensamientos sobre mi padre. Me dolían todos los músculos del cuerpo. Estaba cansado, apestaba y estaba cubierto de sangre, pero ver a mi madre tan contenta me sacó una sonrisa.

-Vamos a tener que quitarle la cintura a mis pantalones para la semana que viene - bromeé.Mi hermana pequeña, Jennie, asomó la cabeza por la puerta y se le pusieron los ojos como platos.-¡Estofado de puma para cenar! - gritó de alegría.Eso me sacó una carcajada. Las patatas asadas y las verduras saciaban, pero no había nada como el estofado de venado de mamá.

Entré en casa, arrastré los pies por el suelo recién barrido y crucé la cocina hasta el porche trasero. Madre ya había preparado la tabla y los cuchillos. Sabía que no volvería a casa con las manos vacías, y su fe en mí me enorgullecía.Después de soltar al animal sobre la mesa, gruñí girando el cuello.

-Lo has hecho muy bien, Gugk. - Mi madre me acarició el pelo y arrugó la nariz-. Pero hueles a muerto.

Jennie soltó una carcajada profunda y yo di un brinco y salí corriendo detrás de ella con los brazos abiertos como un chupasangre del Tanafriti. Ella dio un auténtico grito de terror, y ahora me tocó a mí soltar una carcajada.

-Oye, no asustes a tu hermana. Ve a lavarte, ¡es el Día de Mayo! - me regañó mi madre.

 Ve a lavarte, ¡es el Día de Mayo! - me regañó mi madre

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𝑬𝒍 𝑼𝒍𝒕𝒊𝒎𝒐 𝑹𝒆𝒚 𝑫𝒓𝒂𝒈𝒐𝒏  ( ᴊɪᴋᴏᴏᴋ ) ( ᴀᴅᴀᴘ )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora