Me dejas sin aliento!

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Siruen por su lado trataba de buscar la excusa perfecta para poder ir a verse con Edaj, ya era viernes por la noche y aún no sabía que le diría a sus padres. 

-Ya se, me auxiliaré de Manuel, lo llamaré para que me saque de este apuro. No, mejor llego a su casa y hablo con él personalmente. En realidad no sabía que iba a decirle a sus padres lo que si sabía y estaba convencido es que al día siguiente se reuniría con Edaj la chica que lo ponía nervioso, impaciente. Estaba sumido en sus pensamientos cuando de repente su madre le dijo que alguien lo buscaba, al llegar a la puerta vio el cielo abierto, su amigo Manuel estaba allí, parado frente a él como por arte de magia, como si lo hubiese llamado por telepatía.

-Epa hermano! pasa, dijo Siruen emocionado al ver llegar a Manuel, -me has salvado la vida, necesito que me cubras las espaldas, me urge hacer una pequeña salida y no se que decirle a mis padres.

-Hola Siruen, dijo Manuel sorprendido, -justo he venido a decirte que los muchachos del torneo tienen un pequeño compartir mañana.

-Todo pareciera como si estuviéramos conectados, dijo Siruen, -quedé con Edaj en que nos veríamos mañana en la mañana, allá donde nos hospedamos para el torneo, recuerdas?

-Ah pero entonces no hay mas que decir, ahora mismo le comunico a tu madre de esto, dijo Manuel, -ya no tienes que mortificarte por sacar permiso. 

Después de un rato conversar, los dos amigos se despidieron y Siruen en su habitación imaginaba como iba a transcurrir todo con Edaj al día siguiente. Fue una noche bastante larga tanto para Siruen como para Edaj, ambos estaban ansiosos de que llegara el momento en que estuvieran frente a frente y poder darse un fuerte abrazo.

Yani la madre de Edaj la fue a despertar temprano justo como su hija le había dicho el día anterior: -Mami por favor, mañana me despiertas temprano, no quisiera llegar tarde al compromiso que tengo con Nancy.

-Buenos día niña dormilona, levántese por favor, le decía su madre al tiempo de quitarle las sabanas, -recuerdas que ayer me dijiste que tenías que madrugar? 

Su madre no sabía, ni siquiera se imaginaba, cuales eran los verdaderos planes de su hija. Estaba muy ajena a que Edaj tenía intensiones de verse con su enamorado en un cuarto de hotel.

Ya casi arribaban las 10 de la mañana cuando Edaj salía de su casa, toda presurosa, nerviosa y ansiosa de reunirse con su amado. Cuando llegó al lugar acordado esperó en el lobby a que Siruen llegara. Estaba desesperada, ya habían transcurrido 15 minutos pasadas la 10 de la mañana que fue la hora en que quedaron de reunirse en aquel lugar, Edaj estaba un poco mortificada pues temía que alguien conocido la viera allí y le comentara a su madre. Se ubicó en un rincón y se puso a leer una revista para poder disimular y tener la cabeza abajo. Pasaron 10 minutos más y la desesperación se apoderaba de la chica, Siruen por su parte, también estaba muy apurado, no quería que su amada pensara lo peor de él, menos que la iba a dejar esperando. Tan pronto como bajó del autobús se apresuró a comprar un ramo de flores, y de inmediato se dirigió al encuentro con Edaj.

Cuando llegó, la vio sentada sumergida en la lectura de una revista, él entró sigilosamente y se valió de uno de los empleados de aquel lugar para informarle que la estaba esperando en la habitación. Sin pensarlo más, ella se dispuso a subir las escaleras y tocar el timbre de aquella habitación que ya conocía.

-Amor mío por fin estás aquí, le dijo él tan pronto la vio entrar. -mira esto es para ti, y le mostró el ramo de rosas que le había comprado, como no sabía cuales eran tus favoritas te las traje rojas.

-Wao que detallista eres! mis favoritas son los tulipanes, pero estas rosas están hermosísimas, y más viniendo de ti. 

Tomó el arreglo floral en sus manos las olió y luego las dejo encima del tocador que estaba al lado de la cama, de inmediato él la tomó en sus brazos y le plantó un beso tan ardiente y apasionado que le quitó el sentido y la noción del tiempo a los dos. Aquel beso tenía tanta intensidad que era como la forma mas simple de demostrarse la falta que se habían hecho uno del otro.

Tenían las emociones a flor de piel, sentían que no había tiempo para hablar sino para demostrarse lo mucho que anhelaban estar juntos. Edaj, se desconocía a sí misma, no tenía conciencia cierta de lo que estaba a punto de hacer, se estaba dejando arrastrar por la atracción que sentía por Siruen, su mente le advertía de lo que estaba apunto de hacer, pero todo su ser la empujaba a que continuara. 

-Me dejas sin aliento, dijo ella, te he echado tanto de menos que pensaba que iba a enloquecer.

En ese momento él le dio un fuerte abrazo, para que ella sintiera su excitación y le susurró al oído: -Siempre que llamaba, tu madre me decía que no estabas, llegué a pensar que me estabas evitando.

-Eso nunca, dijo ella al momento de volver a buscar los labios de él y sumergirse  en un tierno beso que demostraba que estaban tan ansiosos como los de él.

Contigo al fin del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora