Capitulo 3: Persistencia

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— ¡Y aquí estamos! — Exclamó ella tras abrir la puerta y encender la luz de su departamento.

A simple vista, era un lugar pequeño y simple. Paredes en tonos oliva, un sofá café levemente descuidado, una televisión vieja, cocina antigua con un montón de platos sin limpiar y dos habitaciones. Un típico lugar en los suburbios de la ciudad, lo cual era algo extraño considerando la empresa en la que trabaja esa curiosa mujer.

Hanji sobresalto a los adolecentes al colocar sus manos sobre los hombros de ambos que no hacían más que ver el lugar de reojo.

— Pueden acomodarse como gusten, puede estar algo descuidado, pero es cálido para esta temporada. No suelo quedarme mucho tiempo en casa.

— ¿Sirve el televisor? — Preguntó Connie, señalando aquel aparato de grandes antenas y polvo.

— Uhmm… no lo sé, hace tiempo que no la uso, saque un par de herramientas hace poco para un proyecto de ingeniería y no he conseguido un reemplazo.

— ¿También es ingeniera? — Soltó con sorpresa el joven.

Hanji asintió con orgullo, viendo ahora al último de sus invitados ingresar a su departamento. La castaña sonrió para sí misma al verlo, alegre de haber cumplido con su propósito inicial y poder continuar su proyecto.

— Se podría decir que lo soy, — Dijo a Connie.— he tomado algunos cursos de ingeniería avanzada y he dictado clases en la universidad estatal. Oh, ¡Cierto! Síganme.

Entusiasta, guío a sus invitados a una de las habitaciones. Extrañamente ese lugar se veía más cuidado que la sala, sin importar algunas herramientas que parecían acomodadas en un rincón del reducido espacio.

— Está es la habitación de invitados, no recibo muchas visitas, así que usualmente la uso de bodega, pero… cierto conserje viene de vez en cuando a limpiar por aquí.— Ahora miró a los chicos— Pueden instalarse aquí, no creo haya problemas con compartir.

— No se preocupe, el espacio no es un problema. — Zeke expresó, finalmente dando la palabra desde que habló con la castaña e incitando al dúo de adolescentes a ponerse cómodos.

— ¡Ahhh! Hace tanto que no usaba una cama… — Exclamó Connie, tirándose sin escrúpulo alguno a la cama mientras Eren simplemente se sentaba a su lado silencioso.— Aunque es un poco pequeña. Será un problema acomodarnos todos aquí.

— No es necesario, pueden acomodarse los dos en esta habitación, pensaba que Zeke podría dormir en la otra que está enfrente. — Añadió Hanji.

Ahora los tres la veían, consciente de la misma interrogante.

— Creí que sólo habían dos habitaciones.

— Así es, yo dormiré en la sala. — Respondió al chico, entregándole un par de sabanas y almohadas del clóset.

— No hace falta, puedo acomodarme con los niños en esta habitación.

— No se preocupen, es un sofá cama. De vez en cuando la utilizo cuando llegó cansada del trabajo. Además, usted esta trabajando para mí, sería muy inapropiado de mi parte apilarlos en un sólo sitio.

Por lo visto, aquello basto para callar cualquier reproche. Aunque Zeke dudo, prefiero no decir nada más al respecto.

El silencio invadió la sala, momento en el que Eren decidió asomarse en aquella ventana que daba una vista común de un barrio de los suburbios. Sólo podía distinguir las espaldas de otro edificio, la calle sucia y las escaleras que daban a los demás departamentos.

Fue entonces que en su pesar, distinguió una figura asomada en el piso de abajo. Su ropa era peculiar, en tonos oscuros como su cabello y una piel tan blanca que parecía querer competir contra la misma nieve.

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⏰ Última actualización: Oct 20 ⏰

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Callejón 54 ~ ZekehanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora