Cap. 7 - Cuéntame más de ella

4 1 3
                                    


Armando y Gabriela caminan por la banqueta. A pesar de la hora que es, hay mucha actividad en la calle. A lo largo de la colonia, hay muchos puestos donde venden micheladas, y algunas carpas de fiesta.

—Disculpa Gaby, no tengo carro aún —menciona Armando.

Gabriela ríe.

—No te preocupes, mejor así, sigues siendo humilde —bromea Gabriela.

Ambos chicos van tomados de la mano. Un grupo de chicas reconoce a Armando y le piden tomarse una foto con él. Esto pone un poco seria a Gabriela. Armando nota esto y abraza a Gabriela.

—Les presento a mi novia chicas —menciona Armando.

Las chicas emiten un sonoro "uhhh". Gabriela esboza una gran sonrisa.

Armando les agradece a las chicas, las cuales se retiran cuchicheando entre ellas.

—Ahí tienes Gaby, para que no te pongas celosa —menciona el chico.

Gabriela gira los ojos.

—Yo no soy celosa —miente Gabriela.

Armando le da un beso en los labios.

—Pues no tienes de que, me traes loquito —le recalca Armando.

Gabriela sonríe y se sonroja.

—¿Crees que a tu mamá le hubiera caído bien? —menciona Gabriela.

Armando sonríe y se encoge de hombros.

—Sí, de repente era un poco prejuiciosa, pero sí, le hubieras caído bien.

Gabriela toma fuertemente a Armando de la mano.

—¿Por qué casi no me hablas de ella?

Armando tuerce el labio.

—Te he contado varias cosas.

Gabriela asiente para sí misma.

—Sí, pero me gustaría conocer más.

Armando suspira para sí mismo.

—Es que no sé qué pensarías de mí.

Gabriela le da un beso a Armando en el cachete.

—Pues es parte del pasado, así que no te preocupes.

Armando mira la oscura calle, a lo lejos ve a unos niños jugando y a unas señoras platicando. Armando les saluda con un "buenas noches", pero las mujeres le ignoran.

—Ella me aguanto mucho —comienza a decir Armando. —Como te mencioné la otra vez, casi no parecíamos madre e hijo, ya que siempre me trato como "su igual". Así como éramos inseparables, nos peleábamos muy feo. Nos insultábamos y hasta llegamos a confrontarnos físicamente.

Gabriela mira a Armando con curiosidad.

—¿Enserio Armando?

—Bastante rara nuestra relación, lo sé.

—No te creas, pasa en muchas familias. Las mamás son muy permisivas.

Armando asiente para sí mismo.

—Ella siempre creyó en mí, incluso cuando decidí dejar de trabajar como teacher de inglés y me negaba a buscar un trabajo similar. Nos moríamos de hambre, pero no me presionaba, a pesar de la edad que tenía. Me motivaba a trabajar en otra cosa, si eso me hacía sentir cómodo.

Armando mira hacia todos lados, sus ojos se enjugan un poco.

—Un día nuestra discusión se volvió muy acalorada, es curioso, ese día habíamos salido a caminar y estábamos muy felices juntos. Ni recuerdo por qué nos peleamos. Pero recuerdo que le hice alterarse, y la aventé al suelo, en ese momento comenzó a ahogarse con su saliva.

KERSEY CALLAHAN VOL. 1 [15+]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora