¿Cómo había sido tan idiota? ¿Tan egoísta? ¿Cómo había permitido que eso pasara? Tendría que haberse parado a pensar antes de hacer nada. Si lo hubiera hecho... las cosas no habrían acabado así.
Había estado enfadada, se sentía traicionada, estaba dolida, estresada... asustada. Y había actuado sin pensar, justo lo que le decía que nunca hiciera, y no le hizo caso. Ahora no solo ella sino todo el infierno iba a pagar las consecuencias de su inconsciencia.
¿En qué momento le había parecido buena idea mandar a Vaggie sola a la guarida de la única persona que sabía cómo matar a un ángel? ¿Cómo esperaba que eso fuera a salir bien? ¿Qué esperaba? ¿Qué la overlord fuera a enseñar a Vaggie a defenderse al ritmo de una canción sobre lo importante que es luchar por amor? Era una locura, una idea suicida y no se había dado cuenta hasta que era demasiado tarde.
No había sido consciente de su error hasta que se vio obligada a hacer retroceder a los caníbales que se relamía por devorar el cuerpo que yacía en la puerta del hotel. Aquella mancha de sangre dorada parecía una alfombra que, en lugar de dar la bienvenida a los habitantes, mandaba un mensaje claro de la crudeza del Infierno. Si a Charlie la quedaban dudas sobre la naturaleza de su novia, esa mancha que no dejaba de extenderse, aclaraba todas sus dudas. Vaggie era un ángel. Un ser prácticamente indestructible que se había metido en la boca del lobo, que se había enfrentado sola contra lo único que podía acabar con ella. Solo porque ella se lo había pedido.
Carmilla había dejado tirado el cadáver de Vaggie como una clara muestra tanto de su poder como de sus pocas intenciones de ayudar. La demonio lo había dejado claro: aquella lucha era de Charlie y a ella no le interesaban las luchas sin sentido.
La princesa no podía creer lo que estaba viendo. Aquello tenía que ser una pesadilla. Todo el mundo la estaba rodeando pero nadie hablaba. El grito desesperado de Charlie alertó a todos los que quedaban dentro del hotel y desde entonces, un pesado silencio se hizo presente. Incluso, por un momento, la sonrisa de Alastor, que se estaba centrando en mantener a los caníbales alejados, desapareció al ver la terrible imagen del ángel muerto.
Carmilla había sido implacable: el cuerpo estaba lleno de cortes superficiales, pero estaba claro que lo que había acabado con Vaggie había sido un preciso corte en la garganta. Un corte profundo del que emanaba la sangre que empapaba el suelo de la entrada.
Ya no había esperanza. No sabían cómo matar a los ángeles a pesar de estar viendo de primera mano que era posible. Estaban condenados. Todo el Infierno sufriría la ira de Adam por su culpa, pero a Charlie todo eso le daba completamente igual.
Sería capaz de aceptar purgas diarias con tal de volver a tener a Vaggie. Con poder verla aunque fuera una última vez para pedirle perdón, para decirle que se había comportado como una estúpida por pedirle que se enfrente sola a Carmine.
Sacó de su bolsillo el llavero que le había comprado y lo apretó con fuerza. Pensaba dárselo al volver a casa como muestra de paz. Querrá decirle que ya no estaba enfadada con ella y que podían hablar las cosas cuando todo acabara. Estaba segura de que las cosas se podían solucionar... que podían volver a ser felices como antes...
Jamás podría pedirle perdón. Vaggie se había ido pensando que Charlie la odiaba no por ser un ángel, sino por mentirle. Se había ido con la convicción de que no había sido suficiente para proteger a Charlie. Incluso que quizás la princesa ni siquiera la quería.
Charlie empezó a llorar desconsolada y abrazó el frío cuerpo de su novia. La cercanía de Vaggie siempre le había resultado cálida excepto en ese momento. Ahora estaba tan fría que le resultaba doloroso. Vaggie no merecía eso. Ella era un alma bondadosa a la que todo el mundo le había fallado. El Cielo la había desterrado, el Infierno y su novia le había dado la espalda y aun así ella había intentado hacer todo para ayudar a la princesa y a su gente. Había sacrificado su vida casi inmortal por una persona que estaba enfadada con ella, que la había mandado a la muerte segura. Y Vaggie había ido igualmente. Sola.
—Lo siento. Lo siento mucho, Vaggie.
Charlie sollozó. Ya no había esperanza, ni para el Infierno, ni para su hotel, ni para su corazón destrozado.
ESTÁS LEYENDO
Tanto en el Cielo como en el Infierno (One-shots de Hazbin hotel)
FanficPues lo que pone en el título, un cajón de sastre en el que iré subiendo todas las historias que se me vayan ocurriendo, pero que no me apetezca hacer un fic completo. Voy a hacer un poco de todo porque eso de ser multishipper es una bendición y una...