Capitulo 1. El Niño y el Oso (1/2)

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Era pasada la media noche, una noche de luna llena. Un niño de 11 años llamado Juan Alex, de cabello blanco desordenado un poco largo, ojos que eran aparentemente de metal, una pequeña cicatriz en su ojo derecho, piel clara y una estatura de 0.90 metros, se encontraba sentado en la rama de un enorme árbol de más de 20 metros de altura y 2 metros de grosor en su tronco, al que consideraba su hogar. Abrazaba con cariño a un pequeño oso grizzly, su única compañía desde los 7 años, al que había nombrado Sakumo. A pesar de su corta edad, Juan Alex era un niño alegre y sentimental.

━━━━━Flashback━━━━━

Era una noche oscura y lluviosa, en medio de una tormenta. Un joven Juan Alex de 8 años se encontraba visiblemente apesadumbrado mientras caminaba por el bosque bajo la intensa lluvia. Herido tras enfrentarse a varios animales salvajes, buscaba desesperadamente refugio en un entorno salvaje donde la lucha por la supervivencia era palpable entre las criaturas del bosque. En medio de ese caos, Juan Alex descubrió a un oso bebé herido y solo, con una herida en el vientre. Conmocionado, observó cómo la sangre brotaba de la herida del pequeño oso. Actuando con rapidez, tapó la herida con su mano, improvisando una venda con hojas y madera para detener la hemorragia y sanar al oso bebé. Conmovido por la situación del pequeño animal, decidió cargarlo y huir lejos de aquel escenario caótico.

Corrió kilómetros a una velocidad sobrehumana con el oso sobre sus hombros, hasta llegar a un imponente árbol de 20 metros de altura y 2 metros de grosor, con ramas gruesas que ofrecían un refugio seguro. Decidió escalar el árbol con el oso bebé y pasó la noche allí, sin bajar, hasta que el cansancio lo venció y se quedó dormido, aferrado al oso que se había convertido en su compañero inseparable.

━━━━━Fin del Flash Back━━━━━

Juan Alex, mientras acariciaba a Sakumo, se percató de la posición de la luna, indicando que la hora de dormir se acercaba.─¡Sakumo! ¡Observa la luna! ¡Es tarde y aún no hemos cenado! No te preocupes, recuerda que Juan Alex siempre encuentra soluciones a los problemas. Te mostraré cómo conseguir comida en un abrir y cerrar de ojos. ¡Comencemos!

Juan Alex cargó a Sakumo en su espalda, saltó ágilmente del árbol y, agachándose, tomó su canasta de madera. Adoptando una postura cuadrúpeda, comenzó a correr a una velocidad casi tan veloz como la de un jaguar hacia un lugar repleto de manzanos. En tan solo 20 segundos, llegaron al sitio deseado. Mientras le explicaba a Sakumo cómo preparar comida rápidamente, Juan Alex recolectó más de 15 manzanas en cuestión de segundos y las depositó en la canasta. Regresaron al árbol que consideraban su hogar.

─¡Bien hecho, Sakumo!─exclamó Juan Alex─. Ahora mira con atención.

Con gran destreza, pellizcó y estrujó las manzanas, convirtiéndolas en un suave puré. Tomó un poco con su mano y se lo acercó a Sakumo, quien, imitando sus gestos, lo tomó con sus patas, como si quisiera seguir el ejemplo de Juan Alex en lugar de comer directamente. Una lágrima de orgullo brotó de los ojos de Juan Alex al ver el progreso de su amigo, fruto de tantos años de enseñanza. Lo abrazó con ternura mientras le permitía seguir comiendo.

─¡Al fin, Sakumo ─Dijo Juan Alex─.Has aprendido a sostener la comida con tus patas, y eso que eres aún muy joven. Pronto podrás estrujar manzanas como Juan Alex.

Y así llegó la 1:00 AM, momento en el que Juan Alex y Sakumo estaban acostados en una rama del árbol con un gran grosor, pero Juan Alex se encontraba incapaz de conciliar el sueño. Sentía una gran inquietud que lo mantenía despierto. Juan Alex observó a Sakumo, quien también estaba despierto.

Oh, Sakumo... ¿Tampoco puedes dormir?━Decía Juan Alex mirando fijamente a Sakumo, para luego volverse a acostar en el suelo mirando las estrellas.Juan Alex tampoco... No sé, el siente algo extraño... hace mucho Juan Alex no ve a ninguna otra persona, ni ha podido salir de este pequeño bosque del que necesita para estar vivo... Si no fuera por ti no sé que sería de Juan Alex, Sakumo...━Dijo con una cálida sonrisa.

Juan Alex se levantaría rápidamente.━Debo hacer algo para que el día de nosotros no se sienta tan vacío.

Cargando a Sakumo, se dirigieron a un lago cercano. Al llegar, Juan Alex se despojó de sus ropajes y los dejó a un lado, para luego sumergirse en las frescas aguas, disfrutando de un reparador baño durante un buen rato, exhalando un suspiro de alivio.

─¡Ahh...! Esto es verdaderamente reconfortante ─Dijo sonriendo, dirigiéndose a Sakumo quien también se bañaba junto a él.

Tras un lapso de 15 minutos, Juan Alex emergió del agua cristalina del lago junto a Sakumo, cuyo pelaje mojado brillaba a la luz de la luna. Mientras se vestía con ropajes sencillos y desgastados, el oso, con un destello de travesura en sus ojos oscuros, salió corriendo en dirección opuesta, desatando la preocupación en el corazón de Juan Alex.

─¡Sakumooo!─Exclamó Juan Alex con voz angustiada, persiguiendo al oso a través de densos arbustos, hasta que se encontraron frente a una ciudad desconocida, cuyas calles empedradas y casas de adobe se extendían ante ellos como un laberinto de misterios.

─¿Qué...? Hay muchas casas─Murmuró Juan Alex, sorprendido por la vista que se desplegaba ante sus ojos avizores.

Juan Alex Observó a Sakumo, con su hocico hurgando en un bote de basura junto a una de las viviendas. Intentó llamar su atención con gestos discretos, pero el oso, absorto en su festín improvisado, parecía ajeno a las advertencias de su amigo humano, sumiendo a Juan Alex en un temor silencioso de que escapara o fuera descubierto.

¡Sakumooo!━Rápidamente, atravesó varios arbustos siguiendo a Sakumo, hasta que se encontró frente a una ciudad desconocida.━Q-qué... Hay muchas casas...━Dijo asombrado, observando el panorama. Vio a Sakumo comiendo de un bote de basura junto a una de las casas. Intentó llamar su atención discretamente, pero Sakumo no le hacía caso, y Juan Alex temía que escapara o que fuera descubierto.

Disimuladamente, Juan Alex trató de acercarse a Sakumo, pero poco a poco el oso se alejaba más. Decidido, se lanzó inesperadamente hacia donde estaba Sakumo y lo agarró, ocultándose rápidamente contra la pared de una casa. Nervioso, escuchó el sonido de un hombre hablando sobre el clima. Impulsado por su curiosidad, Juan Alex miró por una ventana de la casa de la que se había ocultado y vio a un hombre de espaldas a la ventana viendo la televisión. Atónito, ya que hacía mucho tiempo que no veía a otro ser humano, se quedó observando, hasta que Sakumo se zafó de su brazo y corrió de vuelta al bosque, sin que Juan Alex se percate de ello.

Pasado un rato, el hombre, bostezó y apagó la televisión, hasta que vio el reflejo de su televisor y vio a Juan Alex detrás de la ventana. En ese momento, el hombre empezó a gritar muy fuerte. Juan Alex no entendía lo que sucedía, hasta que varias personas más salieron de sus casas al escuchar el grito de uno de sus vecinos, y vieron a Juan Alex y todos empezaron a gritar con mucha fuerza, asustando en gran medida a Juan Alex, quien de inmediatamente corrió hacia el bosque nuevamente.

Seigen no nai pazu - HistoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora