Probablemente una de las mejores cosas en la vida es pasar tiempo con las personas que quieres, las personas por las que darías la vida.
Hace unos años encontré al 'amor de mi vida', esa persona que le ha dado forma a todo lo que estaba destruído... Y he de decir que pasó de una manera muy peculiar; ambos estábamos en el lugar correcto y el tiempo correcto.-¿Papá?
Esa voz que rompía mis pensamientos venía de mi pequeño hijo. 3 años, esa es su edad. Desde el día en que nació hasta este momento, no he dejado de estar agradacido con la vida por darme a este pequeño angelito, mi motor.
-¿Qué pasa, hijo? ¿Ya quieres ir a la cama?
Él asintió, limpiando sus cansados ojos con la manga de su suéter, que era muy grande para su pequeño brazo. Me agaché hasta su altura y lo levante entre mis brazos.
Al cabo de un rato, ya con la pijama puesta y recostado en su cama, me pidió que le contara una historia. He de admitir que no soy bueno en esto, no tengo una gran experiencia y él es muy curioso... No es un niño al que puedes contarle historias de vaqueros y él dormirá plácidamente. Siempre tenía una pregunta lista bajo la manga, y hoy no sería la excepción.-Así que quieres una historia... ¿Sobre qué podría hablarte?
-¿Cómo se conocieron mamá y tú?No pude evitar sonreír al instante... Esa es mi historia favorita en el mundo.
-Bien, aquí vamos.
Era Mayo, lo recuerdo muy bien porque el clima estaba hecho un desastre. Hoy podía hacer calor y mañana el cielo estaría cayendo a gotas.
Yo no era una persona que salía mucho a fiestas, jamás ha sido mi ambiente, prefería dar una caminata larga por alguna calle tranquila de la ciudad, ir por un café y sentarme en las bancas de algún parque a leer un buen libro.
Recuerdo que eran entre 4:00 y 5:00 p.m. y la calle estaba llena. Yo caminaba con mi café en mano, buscando un lugar donde sentarme y leer. Debes saber que odio estar en lugares llenos de personas, es algo que jamás he podido controlar.
Mientras esperaba a que el semáforo se pusiera en rojo para los autos... Ahí estaba ella; jamás había visto unos ojos como esos, su cabello castaño claro, su piel blanca, sus ojos color miel... No puedo ni explicar la ola de sentimientos que recorrió cada extremidad en mi cuerpo... Sabía que había algo especial en ella, y solo bastó una mirada, ni siquiera un cruce de palabras para saber quién ers ella... Sobre salir de la multitud.
Estaba parada ahí, tan natural. Yo tenía los nervios en su punto máximo, hasta el final... En ese momento mi cabeza comenzó a trabajar e impulsarme a seguirla, a hablarle, a saber de ella... Quizá suene exagerado, pero estaba seguro de que a su lado quería vivir.-Escuché una respiración un tanto pesada. Entre mis recuerdos me perdí completamente y no me di cuenta de que mi pequeño había caído en un profundo sueño. Me acerqué silenciosamente a él, subiendo las cobijas hasta su cuello y dándole un beso en la frente.
-Descansa, pequeño. Quizá mañana podamos seguir con la historia.-