15.

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Sana, como ya era costumbre, cargaba en sus manos una bandeja con una taza de café, acompañada por unas galletas de anís. Saludó a varias personas que se le cruzaron en su camino a la oficina de Taehyung, y justo cuando llegaba se percató de algo extraño.

Justo en la puerta de la oficina se encontraban dos soldados armados en firme. Ella, extrañada pero tranquila, los saludó con un asentimiento y dió suaves toques sobre la madera. Anunció su llegada y escuchó la voz de TaeHyung permitirle el paso.

Lo que vió dentro la desconcertó aún más. Kim cargaba una expresión difícil de descifrar, ¿molesto tal vez? Sobre su escritorio descansaba un revolver, una grabadora y una nota doblada en forma de cuadrado. A ambos lados de su cuerpo también habían dos soldados a la espera de órdenes.

—Buenos d-

—Ahórrate el teatro —TaeHyung cortó su saludo, en su tono de voz se delataba la molestia que cargaba—. Sabes, te había considerado alguien cercana. Me apoyaste todo este tiempo luego del ataque a la base, e incluso te nombré como mi nueva secretaria, pero todo era parte de tu plan... ¿verdad?

El corazón de Sana se agitó ante esas palabras, sostuvo con más fuerza la bandeja que cargaba en sus manos y sonrió intentando lucir tranquila.

—¿De qué me está hablando señor?

—¿Te haces la desentendida ahora? —negó varias veces y sonrió sin gracia—. No me lo creía al principio, pero luego de escuchar esa grabación todo me quedó más que claro...

Y dicha esas palabras, tocó el botón para dar inicio a la única grabación que guardaba aquel artefacto. Resonando en la oficina las mismas palabras que Sana había dicho en su conversación con Dohyun, su cómplice en todo aquel embrollo.

La fémina se sintió desfallecer. No podía estar ocurriendo aquello.

La bandeja que cargaba en sus manos comenzó a tambalearse levemente por el temblar de sus manos. Sintió que su respiración se atoraba en lo más profundo de sus pulmones y se negó a aceptar su realidad.

—¿No intentarás defenderte siquiera? —inquirió Taehyung, su tono de voz no perdiendo la rudeza. Terminó suspirando pesadamente al notar como la mujer solo bajaba la cabeza—. Llévensela —ordenó a los hombres que hasta el momento se habían mantenido impacibles ante la situación. Estos de inmediato acataron sus órdenes, tomando con poca delicadeza ambos brazos de la cama.

Como consecuencia la bandeja metálica cayó al suelo, causando un ruido que fue acompañado de la tasa con café rompiéndose en al menos una docena de fragmentos.

Pero de todo eso, lo que más extraño le pareció a Kim fue la actitud de la acusada. Normalmente en estás situaciones la persona intentaba al menos defenderse, aunque sea mediante argumentos sin sentido.

Pero nada, Sana solo se mantenía observando al suelo mientras era arrastrada fuera de aquella oficina.

La única frase que salió de sus labios fue una que Taehyung no alcanzó a escuchar.

"Entonces, ¿usted tampoco era mío?"

"Entonces, ¿usted tampoco era mío?"

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I Hate Loving You (Vkook) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora