EXTRA II-Ale y Martín

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NARRA ALE 

Pensaba que mi cumpleaños no podía ir a peor después del encuentro con Martín y su chica.Pero cuando vi a lo lejos como Martín la cogía del brazo y ambos se iban de casa con decisión, sentí que algo por dentro se me acababa de romper.

Martín ni si quiera me miró para despedirse. Ni una sonrisa, un guiño de ojo como siempre hacia, nada de nada... y con eso empecé a darme cuenta de la cruda realidad, quizá.. me había aferrado a una idea errónea de Martín.

No me cabía en la cabeza como se había atrevido a traer a otra chica nueva, y justo el día de mi cumpleaños. Martín sabía lo importante que era este día para mi, y aun así le habia dado igual. Lo peor es que.. la chica era preciosa. Rubia, con curvas y con unos profundos ojos azules, al contrario que yo, morena, con ojos verdes tirando a castaños y de estatura media como mi padre. Martín tenía aun prototipo de chica y estaba claro que yo no encajaba en el. 

El nunca me vería como algo más que su "hermana pequeña" su "mejor amiga" o.. su "chica especial". La misma chica que se había criado con el media vida y lo conocía mejor que nadie.Desde que nací, sentí que compartíamos un vinculo especial, una extraña conexión que quizá nos llevaba a algo más cuando yo fuera un poco más mayor. Siempre tuvimos la diferencia de edad de por medio,  pero ahora que acababa de cumplir 17 años, en lugar de verlo como una solución,  todas mis esperanzas se habían esfumado por completo. 

Nunca iba a pasar nada con Martín, por mucho que yo creyera que si y por mucho que esperara eternamente, el único problema era.. como deshacerme de ese sentimiento. Como dejar de estar enamorada de Martín. 

Mi hermano Pablo me había dado una solución, o al menos.. lo había intentado. Josua  el nuevo fichaje del barça filial era muy simpático, además de guapo y agradable. Rubio atlético, centrado en el deporte, todo lo que una chica podría querer, solo que el no era lo que yo quería. No era mi Martín. Pero al menos me sirvió para pasar la fiesta de cumpleaños, y fingir frente al resto de los invitados que me lo estaba pasando bien. 

Aunque a mi madre y a Pedro no los pude engañar. 

Cuando todos los invitados se fueron y tuvimos la cena familiar, mi cara de amargada era más que evidente.

-¿Cariño estás bien? te noto muy seria..- me dijo mi abuela Rosi mientras se acercaba a dejar un beso en mi mejilla. 

-Si yaya, solo estoy cansada- suspiré apartando un poco el plato de comida. 

-Eso es que Josua te ha chupado todas las energías...-rio Pablo y le di una patada por debajo de la mesa.

-¿Quien es Josua? ¿Y por que estás sugiriendo esas cosas?- preguntó entonces mi padre alzando una ceja. No estaba de humor.. para otro ataque sobre protector de papa, no ahora, y siempre se ponía igual conmigo. 

-No es nadie papi, no le hagas caso que es solo un mentiroso- me defendí- voy un momento a.. tomar el aire, que me duele un poco la cabeza. 

Mi madre hizo una mueca, y miró de reojo a Pedro que en a penas una fracción de segundo se puso en pie. No podía ocultarles nada a mama y a mi hermano mayor, por mucho que lo intentara. 

-Te acompaño, que yo también estoy cansado de socializar por hoy-mintió muy mal, pero al menos no estaría sola.

Lo bueno de mi familia es que nunca me presionaban, respetaban cuando pudiera necesitar un  momento para mi,  por lo que todos asintieron en silencio mientras Pedro y yo salíamos al jardín. 

Pequeña Casualidad || PEDRI|| Part III. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora