Capítulo 13

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Con sumo cuidado, bajé a Buck de la camioneta, pero justo cuando pensé que podría llevarlo adentro sin problemas, se despertó y comenzó a vomitar. Intenté apartarme, pero algunas de las salpicaduras alcanzaron a manchar mi ropa. Buck, incapaz de controlar su propio cuerpo, se convirtió en una víctima de su propio malestar, y yo solo pude mirarlo con tristeza, sintiéndome culpable por su estado.

Una vez que Buck terminó de vomitar, lo ayudé a levantarse y lo llevé al apartamento. Todavía tenía las llaves del loft de Buck, así que abrí la puerta y entramos. Lo que encontré adentro no fue una sorpresa, pero aun así me impactó.

El lugar estaba en completo desorden. Botellas vacías de alcohol estaban esparcidas por el suelo, la ropa estaba tirada por todas partes y había un olor fuerte a alcohol. Buck, cubierto de su propio vómito, parecía más vulnerable que nunca. Era evidente que había estado pasando por un momento difícil, y verlo en ese estado solo confirmó mis peores temores.

Con cuidado, ayudé a Buck a desvestirse, sintiéndome un poco incómodo por la situación. Lo llevé hasta la ducha, donde el agua caliente podría ayudarlo a limpiarse del olor a vómito que lo rodeaba. Buck estaba bastante borracho, lo que complicaba las cosas, pero me las arreglé para ayudarlo a bañarse con cuidado.

Mientras él estaba bajo el agua, aproveché para buscar algo de ropa limpia para él. También tomé un poco de ropa para mí, ya que mi propia vestimenta había sido salpicada por el vómito de Buck.

Una vez que terminamos en la ducha, lo ayudé a secarse y lo vestí con la ropa limpia que había encontrado. Buck estaba más tranquilo ahora, aunque aún se notaba el efecto del alcohol en su cuerpo. Me sentí aliviado de verlo limpio y vestido, como si eso fuera un pequeño paso hacia su recuperación.

Buck comenzó a hablar entre sollozos, expresando su miseria y desesperación.

— ¿Por qué, Eddie? ¿Por qué me dejaste solo? — susurró con voz temblorosa, entre lágrimas de desesperación.

Sus palabras eran acusatorias, reclamándome por dejarlo solo y por no perdonarlo.

— Lo siento tanto, Eddie. No luché lo suficiente por Christopher. No debería haberlo dejado ir — murmuró entre sollozos, con la voz cargada de remordimiento y dolor.

No pude evitar sentir un nudo en la garganta al escuchar su dolor. Lo abracé con fuerza, tratando de transmitirle un poco de consuelo en medio de su tormento emocional. Juntos, caminamos hasta su cama, donde lo ayudé a acostarse con suavidad.

Me quedé de pie junto a la cama, observando cómo Buck se sumía en un sueño reparador. Su rostro, normalmente lleno de alegría y vitalidad, ahora estaba tranquilo en el sueño. Me sentí inundado por una mezcla de emociones mientras lo observaba, sabiendo que habría muchas conversaciones difíciles por delante, pero por ahora, solo quería estar allí para él, velando su descanso.

POV Buck

Me desperté con la cabeza martilleándome, como si un tambor retumbara dentro de mi cráneo. Todo estaba borroso al principio, y la confusión se apoderaba de mí. ¿Dónde estaba? ¿Cómo llegué aquí? Traté de enfocar mis pensamientos, de recordar lo que había sucedido la noche anterior.

Poco a poco, los fragmentos de la noche comenzaron a unirse en mi mente. Destellos de luces parpadeantes, risas distantes, el aroma a alcohol en el aire... y luego, la figura borrosa de Eddie apareció, sacándome del club, ayudándome a caminar, llevándome de regreso a mi loft.

Con un esfuerzo, me levanté de la cama, sintiendo cada músculo adolorido y la cabeza como si estuviera a punto de estallar. Bajé las escaleras con cuidado, preparándome para enfrentar la realidad de lo que había sucedido.

Y allí estaba él, sentado en mi mesa, con una taza de café entre sus manos. Mi corazón dio un vuelco al verlo, inundado por un torbellino de emociones.

— ¿Eddie? — mi voz salió apenas como un murmullo, mezclándose con el silencio de la mañana. Eddie levantó la mirada, encontrando la mía con una expresión serena.

— Buenos días, Buck — su voz era cálida, reconfortante — Toma — dijo brindándome una taza de café. Tragué saliva, intentando procesar todo lo que estaba sucediendo. No sabía qué decir, qué pensar. Pero ver a Eddie allí, preocupado por mí, ¿por qué me hizo sentir mejor?

El dolor de cabeza seguía martillando dentro de mi cráneo mientras me sentaba frente a mi café humeante. Intenté tomar un sorbo, pero el líquido estaba demasiado caliente, quemándome la lengua y haciéndome retroceder con un gesto de dolor.

Miré a Eddie, quien estaba sentado frente a mí, observándome con una mezcla de preocupación y comprensión en sus ojos. La imagen de mi mejor amigo allí, tan real y tangible, me confundía más de lo que ya estaba. ¿Era realmente él, o solo una ilusión creada por mi mente afectada por la resaca?

No podía encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que estaba sintiendo en ese momento. Ambos permanecimos en silencio, como si nuestras mentes estuvieran conectadas en un nivel más profundo, entendiendo el peso de la situación sin necesidad de palabras.

Por un instante, me permití creer que tal vez todo esto era real, que Eddie estaba realmente allí conmigo. Pero incluso esa chispa de esperanza era difícil de sostener en medio de mi dolor de cabeza y mi confusión abrumadora.

Traté de juntar las palabras adecuadas en mi mente, pero antes de que pudiera dar voz a mis pensamientos, Eddie habló. Su voz resonó en la habitación, suave pero llena de pesar.

— Lo siento — fueron las palabras que salieron de sus labios, palabras que resonaron en el silencio y se clavaron en mi corazón. Sentí un nudo en la garganta mientras escuchaba esas dos simples palabras cargadas de tanto significado.

Eddie expresó su pesar por todo lo que había sucedido, su arrepentimiento colmado de sinceridad. Sus palabras se aferraron a mi alma, tocando algo profundo dentro de mí que había estado luchando por entender desde que desperté con este dolor de cabeza insoportable.

No pude evitar sentir una oleada de emociones encontradas al escuchar su disculpa. Por un lado, quería aferrarme a mi resentimiento y amargura, pero por otro, había una parte de mí que ansiaba dejar atrás todo el dolor y la discordia que habíamos experimentado.

— Espero que en algún momento logremos perdonarnos mutuamente — dijo Eddie con un tono que denotaba sinceridad y un anhelo por la reconciliación.

Asentí con la cabeza, incapaz de encontrar las palabras adecuadas para responder. Pero en ese gesto, esperaba que Eddie entendiera que estaba dispuesto a intentar superar todo esto, que esperaba que en algún momento pudiéramos encontrar la forma de perdonarnos mutuamente y seguir adelante.

Eddie se pone de pie, rompiendo la tensión que había llenado la habitación hasta ese momento. Observo cómo se mueve con una especie de gracia tranquila, y siento una oleada de agradecimiento por su presencia.

— Gracias — digo sinceramente, reconociendo el esfuerzo que ha hecho Eddie por ayudar, por arreglar el caos que había en mi loft.

Él asiente con una sonrisa ligera, como si restara importancia a su contribución. Pero puedo ver en sus ojos el aprecio por mis palabras.

— No hay problema — responde con humildad — Solo quería asegurarme de que estuvieras bien.

Su respuesta me toca profundamente. A pesar de todo lo que ha pasado entre nosotros, aquí está Eddie, preocupándose por mí, por encima de todo. Una sensación de calidez me invade mientras lo observo. Aunque las cosas entre nosotros todavía son complicadas, aprecio su gesto de cuidado y amistad.

Eddie se aproxima a mí con una mirada seria pero comprensiva en sus ojos — deberías arreglarte y pasar la resaca, antes de ir a ver a Christopher.

Me detuve en seco. La sorpresa me embarga porque no esperaba que Eddie quisiera que me acercara a Christopher. Me quedo mirándolo fijamente, tratando de descifrar su expresión. ¿Realmente quiere que vaya a ver a Chris? La idea es abrumadora y reconfortante al mismo tiempo. Asiento lentamente, procesando sus palabras mientras siento que unas lágrimas bajan por mi mejilla. 

911: BorderlineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora