Mi primera vez provocando un incendio

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Alguna vez han notado que su mera existencia tal vez no es la que estaban esperando, tal vez uno anhela algo grande como hacerse notar entre una multitud de personas para por un micro momento ser alguien más de lo que todos siempre han percibido, alguien importante que destaca por sobre los demás.

Bueno, la verdad es que mi objetivo es muy simple y a la vez muy complicado, quiero que Tomas por fin me mire como mira a su gato, con amor y dulzura, ovación y hasta respeto, cariño y protección. Sin embargo lo único que consigo siempre es la clásica mirada de diversión que siempre me brinda cada vez que se me ocurre abrir la boca.

Esa es la misma mirada que ahora me esta brindando nuevamente. ¿Acaso soy una especie de humorista en desarrollo?

- Entonces podríamos ver "El Aro 3"- me dijo Nala tratando de atraer mi atención nuevamente.

Pestañee para concentrarme en lo que estabamos haciendo, que básicamente era organizar un festín de comida chatarra en la sala del living, rodeadas de una decorativa mezcla de muchos cojines y mantas.

- Bien, este es el momento de irme, confío en que no destruirán la casa mientras me voy a la fiesta de Camille. - dijo Tom mientras se terminaba de poner su casaca de cuero que lo hacía lucir como esos chicos problemáticos pero que te roban el aliento con tan solo dedicarte una sonrisa coqueta.

Rápidamente desvié la mirada antes de que pudieran notar lo embobada que me tenía.

- Lo dices como si alguna vez hubiésemos causado algún problema en tu casa - le respondí. Grave error ya que se giró para mirarme divertido nuevamente.

- ¿Quieres que te enumere todas las veces que me han hecho mentirle a mamá del porqué la cocina huele mierda cuando jugaban haciendo experimentos, o la vez en que por poco quemaron la casa jugando a las chamales, y porqué olvidar la vez en que llamaron a los bomberos porque no podían sacar a Ramón del ático y después resultó que ellos terminaron apagando el incendio que había en la cocina por su intento de cocinar papas fritas?

- Exageras - atiné en responder para luego girarme y que no pudiera ver mi rostro avergonzado por todo lo que habíamos hecho.

-Ya vete pronto Tom, y deberías tenernos en un pedestal por hacer tantos esfuerzos en cuidar de tu gato. - le dijo Nala.

Ramón era un gato demasiado especial para Tom, después de todo era como su hijo adoptivo el cual lo halló en la basura con tan solo días de recién nacido, escuálido y agonizando. Fue en ese momento cuando lo vi con sus ojos empañados en lágrimas mientras lo arropaba entre su polerón, que sentí una presión en el pecho haciéndome olvidar que él era el hermano de mi mejor amiga y que no lo quería volver a ver sufrir nunca más, que daría todo lo que estuviera a mi alcance para verlo sonreír. De eso ya hacen 8 años, bastante tiempo en donde me di cuenta que su gato era casi lo mas preciado en este mundo después de sus padres y Nala, por lo cual cada vez que veía que Ramón podría estar en peligro hacía todo lo humanamente posible para resguardar su existencia gatuna y garantizar que la felicidad de Tom estuviera un día mas intacta.

Lo de los bomberos fue culpa mía, aunque Nala como buena mejor amiga de toda la vida jamás dijo una palabra sobre los detalles de lo ocurrido, y en cambio se hundió en el infierno que nos hizo pasar Tom por dejar tremendo desastre en tan solo una hora que nos había dejado solas.

Lo recuerdo como si fuese ayer cuando se nos ocurrió hacer una receta de papas fritas que habíamos visto en Instagram, la cual consistía en freír las papas y luego antes de que estuviesen listas había que llevarlas al horno para que terminaran de cocinarse. La idea parecía bastante atractiva considerando que en esencia lucía demasiado fácil de hacer y el sujeto de la receta juraba que eran las papas fritas más ricas y crujientes que podrían probar.

En eso estábamos, cocinando al son de las canciones de Taylor Swift mientras cantábamos a todo pulmón simulando que los cucharones eran nuestros micrófonos, imaginando que la cocina era el escenario del Coachella cuando de la nada alcanzo a ver por el rabillo del ojo como unas gotas de aceite caliente salen de mi cucharón/micrófono cayendo encima del lomo de Ramón haciendo que éste pegue el salto de su vida chocando con precisamente la bandeja que había dejado con mas papas fritas listas para ir al horno, mientras estas vuelan al son de "Karma" como fuegos artificiales esparciéndose por todos lados y de paso terminando de quemar al pobre gato desdichado.

Cualquiera en su lugar estaría igual de alterado y por esta razón es que de inmediato corrí a buscarlo para prestarle ayuda, a lo que se sumó Nala sin soltar el cucharón extrañamente.

Fue así como Ramón corría desesperado por toda la casa, adolorido por su reciente quemadura y presumiblemente huyendo por la persecución que le estábamos haciendo. 

En eso el viento azota la ventana causando que los tres diéramos un salto por el repentino ruido exagerado, lo malo es que sin querer terminé chocando con la pared tan fuerte que sin previo aviso se desplegó la escalera que daba hacía el ático y sin perder tiempo Ramón subió despavorido a refugiarse a su nuevo escondite lleno de polvo, antigüedades y mucha oscuridad.

- Carajo, ¿qué vamos hacer ahora? 

- No puede ser, sube al ático, es tu casa - le dije desesperada.

- Ni loca, esta muy oscuro y quizás hay demasiadas arañas como para salir vivo de ahí.

- No inventes de que dejarás a Ramón a su suerte en ese lugar. - le dije aterrada.

- y que me muera en el proceso, ¿sabes cuántas cosas quiero hacer antes de morir?

- es el gato de Tom, nos va a matar si algo le pasa.

- ¿y qué quieres que haga, acaso llamamos entonces a los bomberos para que nos ayuden? - decía enloquecida, aunque...

- espera, no es mala idea, después de todo el otro día ví que la señora Fresia los llamó porque su gatita estaba atrapada en un árbol y ellos la ayudaron, tal vez si los llamamos vendrán.

Había llegado la luz de esperanza otra vez, así que sin pensarlo tomamos el teléfono y al llamar a los bomberos solo mencionamos de que había un miembro de la familia que estaba atrapado y sin dar tantos detalles del asunto, terminamos dando la dirección  y en menos de 15 minutos ya estaban en la puerta de la casa de Nala.

Los dirigimos tan rápido como nos permitían nuestras jóvenes piernas hacia el tercer piso y cuando por fin llegamos al lugar, uno de ellos nos preguntaba el nombre de la persona y si estaba consciente, a lo que nos quedamos mirando para luego decir la verdad.

- Ramón, se llama Ramón,tiene 5 años y si, esta consciente, por algo se nos escapó. - dijo Nala demasiado exaltada.

- ¿se les escapó? - preguntó extrañado el bombero mas viejo.

- Ramón es el gato, se quemó y huyó al ático. El asunto es que ni locas entramos a ese lugar. - dije suavemente.

- están diciendo que nos trajeron acá haciendo pasar esto como si se trataba de una persona atrapada y en cambio se trata de su gato jugando a las escondidas? - nos miró incrédulo.

-hey, Ramón no esta jugando, esta herido y necesita ayuda. - le dije molesta.

Los tres bomberos que estaban en el pasillo solo atinaron a suspirar y uno de ellos comenzó su viaje subiendo las escaleras, al cabo de unos minutos estaba bajando con Ramón en brazos.

- Aquí tienen a su gato - nos dijo colocándolo en mis brazos cuidadosamente mientras Ramón ronroneaba acurrucándose.

- esperen, ¿y ese olor? - dijo uno de los bomberos.

De pronto vino a nuestra mente las papas fritas, habían pasado 20 minutos en donde las condenadas papas estaban friéndose a tal punto de que el mismo aceite se calentara tanto que había una llamarada que estaba saliendo a unos centímetros de llegar al techo de la cocina.

Por suerte nuestra como ya estaban los bomberos en la casa, inmediatamente apagaron todo el desmadre, claro que no sin antes dejar toda la bendita cocina con una sustancia blanca que se liberó de la manguera.

Así fue como simplemente nos quedamos mirando la cocina completamente blanca como si de nieve se tratase, mientras yo sostenía a Ramón en mis brazos y Nala seguía con el cucharón en la mano.



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⏰ Last updated: May 21 ⏰

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