En algún lugar del mundo, cerca del Monte Everest, dónde el terreno era llano y sólo se podían observar kilómetros y kilómetros de trigo en los campos, una casa interrumpía el paisaje, color verde olivo con los marcos de las ventanas y puertas en dorado, alrededor un jardín extremadamente cuidado y metros a la redonda pasto despejado hasta una línea de pinos delgados que le daban un aire un poco más sofisticado que una simple granja.
El reloj de pared dentro de la casa producía un incesante "tic tac", no había más ruido, no se escuchaba ninguna mascota, ningún animal cerca, no había el rumor de una familia ocupando ese maravilloso espacio ni la alegría que merecía esa hermosa casa de campo.
Sólo... Esa respiración en la sala de estar, en el sofá que daba vista a la ventana y a esa montaña en la lejanía, tan retirada que apenas y se distinguía en el horizonte. Su dueño, un hombre grande, bien proporcionado, con gruesos antebrazos y una barba de candado perfectamente cuidada, de todo su cuerpo, sólo su pecho mantenía un poco de movimiento al inhalar y exhalar, era suave y casi pasaba desapercibido, sus ojos... Estaban tan apagados, vacíos y tristes que para un pintor experimentado no habría sido posible capturar su esencia en pintura, uno tenía que verlo para creer que tanta soledad podía caber en una sola persona.
Parpadeó y con ello su mente trajo los recuerdos a su cabeza por millonecima vez...
Alec colgaba de una cuerda siendo jalado hacia atrás por dos cuerpos más, sentía que su torso y cadera podía partirse con el peso de su padre y su madre siendo jalados por la gravedad, arriba de él, sus hermanos estaban luchando por mantener los ganchos en la roca y no caer pero era tarea imposible con tres cuerpos que ya se encontraban tirando de ellos.
- ¡Alec!
El grito desesperado de su madre ordenando algo que él se negaba a considerar llegó hasta sus oídos.
- ¡No!
Gritó de regreso, buscando desesperado en su mochila algo que pudiera ayudarlo pero aunque pudiera sujetarse a la roca, la cuerda de su madre se había roto, su padre la había atrapado evitando la caída pero no podía hacer más, sus ganchos se habían salido con el impacto, y Robert no planeaba soltar a Maryse, estaban en una posición imposible. El tirón había safado a su hijo mayor y los otros pequeños habían corrido con suerte al ir delante.
- ¡Gideon, escúchame!
El grito de su padre detuvo sus movimientos, colgaba igual que él, con su madre apenas sostenida por la cadera, la mitad inferior de su cuerpo se balanceaba sin poder encontrar agarre en las rocas, la mujer aferraba la playera en los brazos de su esposo con desesperación.
Alec los vió a ambos, había una fuerza de voluntad increíble y una firmeza que indicaba que ambos estaban de acuerdo.
- Debes cortar nuestra cuerda Alec o los arrastraremos a los tres
Él negó de inmediato haciendo enfurecer al hombre.
- ¡Si no lo haces, Isabel y Jace morirán con nosotros! ¡Yo no soltaré a tu madre y no puedo hacerlo por mi propia mano! ¡Entiéndelo!
Los padres vieron a su hijo con dolor, los chicos arriba de ellos gritaban negativas que ninguno de los tres escuchaba. Se sostuvieron la mirada.
- Hijo, Promete que bajarás a tus hermanos de éste lugar, promete que los mantendrás a salvo pase lo que pase...
El mayor de sus orgullos negaba llorando, las pequeñas gotas saladas cayeron en la mejilla de Robert y los labios de Maryse.
- Alec por favor...
Imploró su padre con sus últimas fuerzas, sus brazos temblando debido al peso.
El pelinegro sintió una pequeña caída y volteó arriba rápidamente viendo a su hermana descender unos centímetros hasta el segundo gancho, era verdad, los estaban arrastrando.
- Yo... - sus palabras murieron un segundo en su garganta, ¿Qué se supone que debía decir? - Lo prometo
Ambos adultos sonrieron con tranquilidad mientras su hijo acercaba el enorme cuchillo de dientes a la cuerda.
- ¡Estamos orgullosos de haber sido sus padres! ¡Los amamos! ¡Díganle a Maxi que lo amamos!
Gritó Maryse a sus tres pequeños, los más jóvenes negaban pero no podían hacer nada.
- ¡Vivan al máximo y recuerden con cariño los momentos en familia! ¡Esperamos volverlos a ver pero que no sea pronto!
Una risa nerviosa salió de los labios de Maryse y ambos cerraron los ojos.
El cuchillo se deslizó con la fuerza suficiente para que la gravedad y el peso hicieran lo suyo, la tensión desapareció y al contrario de los jóvenes, Alexander no cerró los ojos, no se lo permitió, los siguió con la mirada hasta que fueron un punto en la distancia y dejaron de hacerse pequeños indicando que habían golpeado el suelo.
- ¡¿Por qué lo hiciste?!
El grito de su hermana lo devolvió a la realidad. Batalló en volver a sujetarse a la roca pero lo logró, seguía llorando y sus manos temblaban, hipaba tratando de tomar aire pero no le era posible, comenzó a toser y golpeó su cabeza un par de veces contra la roca.
El dolor físico y un delgado hilo de sangre le dieron la distracción que necesitaba, pudo centrarse en otra cosa, vió arriba una vez más.
Le había prometido a sus padres que bajaría a sus hermanos de ahí y no planeaba defraudarlos, no mancharia su memoria por la debilidad y deseos de soltarse y tener el mismo destino.
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Hi
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Un Motivo para vivir
FanfictionAdaptación de una película que me gusta mucho En dónde Alec tiene un pasado doloroso que lo persigue día y noche, sus hermanos le dan la situación perfecta para morir pero en el camino encuentra "Un motivo para vivir".