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Hoy es el día 21 de Marzo del año XXXX, siendo completamente sincero no estoy orgulloso de lo que me veo obligado a hacer; pero, como buen reportero se que todas las historias se tienen que contar y las que me intrigaron, no fueron la excepción a la regla.

Sean completamente sinceros, jamás les ha intrigado el "porque" del actuar de los heroes, ¿Por qué deciden hacer lo correcto?" en su mayoría la gente los admira, es facil hacerlo estando lejos de ellos, mirando la obra desde el lado del publico, la gente que tenemos acceso a trasbanbalinas podemos darnos cuenta de toda la mierda que hay detrás de cada acto heroico.
Yo siempre e odiado a esos desgraciados en sus trajes de colores, aunque eso es solo con los grandes, aquellos que hacen actos de presencia en cada sitio al que volteas, los que aparecen en la publicidad, incluso en la mierda pueden nacer flores bellas, que te llenan de esperanzas por un mejor mañana. Hoy quede con un joven, tiene a lo sumo 25 años, una joven promesa, vigilante contra el crimen de una localidad continua a donde radico. Su nombre se mantendrá completamente anonimo, me referire a el por su nombre de vigilante.

Las horas pasaron, yo me aliste y tome mi boligrafo, mi libreta para apuntes, junto a mi celular, el cual guarde en el bolsillo, listo para grabar nuestra conversacion en caso de que algun detalle se me escape. Debo admitir que no fue lo que esperaba, me cito un sitio lleno de personas, era una cafeteria, en cuanto llegue una de las meseras se acero.
Era una joven hermosa, de hermosos ojos grises, piel color aperlada con unos hermosos cabellos castaños completamente lacios, que podria jurar que llegaban hasta la zona media de su espalda, me dedico una calida sonrisa para tomar mi mano y de inmediato entregarme un papel para alejarse. La mire extrañado y cuando habia marchado mire mi mano viendo auqella nota enrrollada, la abri y lei su mensaje "Espera 1 hora, hay una mesa reservada en la planta de arriba para nosotros". Una sonrisa ladina se formo en mi rostro, mientras que no pude evitar pensar "Clasico, de los heroes. Hacer esperar a las personas comunes".

Segui sus instrucciones y me dirigi hasta las escaleras, estaban situadas en el fondo del sitio, algo descuidadas y llenas de tierra, si fuera alguien de sanidad esto seria un claro indicio de una mala higiene, no me gustaria ver dentro de la cocina aunque admito que no me quito el apetito. Subi aquellos escalones posando mi mano en el barandal de madera que estaba a mi costado izquierdo, unos cuantos pasos fueron sufiicente para llegar, ya en el segundo piso me detuve un momento mire un zona casi abandonada, donde apesar de todo estar apagado, habia una habitación, a la lejania se podia ver debido a una tenue luz que ahi daba sus ultimos soplos de energia. Me dirigi alla, al entrar habia una mesa con dos sillas, tome asiento en una coloque mi celular en ella y saque mi libreta y pluma. 
El tiempo paso, y escuche unos pasos a su lejania, cuando por fin una silueta grande aparecio por el umbral que separaba esta habitacion del sucio pasillo en el que antes habia estado. Era imponente, llego con su traje puesto, era completamente negro, tenia claramente un chaleco antibalas debajo de las mallas que cubrian la zona superior de su cuerpo, una mascara que cubria todo menos su boca, parecia que debajo de ella llevaba pintura facial, ya que solo se apreciaba el blanco de sus ojos. 
Me senti atemorizado, avanzo hasta mi, desendi mi mirada apreciando un pantalon tactico, en el cual guardaba quien sabe que cosas, no me las enseño, lo unico que pude ver fueron dos pistolas que estaban situadas a los costados de su cintura, botas tacticas de color negro, carajo. Este era un hombre, y yo a su lado seguramente parecia una puta basura, soy una persona robusta de 1.70 de altura, una nimiedad a su lado.

El tomo asiento, y con cuidado se quito la mascara, mis sospechas estuvieron en lo cierto usaba pintura facial, la cual con toallas de bebé comenzo a limpiarse con mucho cuidado. 
Me dedico una sonrisa, seguramente seguia con mi estupida expresión de asombro, asi que de uno de aquellos "misteriosos" bolsillos de su pantalon, saco un encededor y cigarros, metiendo uno en su boca para encenderlo y ofrecerme uno, el cual rechace con amabilidad.

Testimonios del SilencioWhere stories live. Discover now