Isabella

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Finn:

Había pasado una semana desde el atentado contra la familia de Andrea. Todo estaba en una tensa calma. Mis amigos y yo habíamos estado recopilando la mayor cantidad de información posible para identificar al responsable; aunque estábamos casi seguros de quién era, queríamos tener pruebas concretas. Todos mis amigos se habían establecido en Milán, dedicados a esta tarea.

Mientras tanto, Andrea pasaba cada mañana en el hospital, esperando que su madre mejorara. A pesar de la falta de cambios, considerábamos que su estabilidad era una buena señal, ya que su corazón seguía resistiendo y luchando.

Elijah y Kylian se habían encargado de organizar la seguridad para Andrea y su familia, rodeándolos de personal confiable y altamente capacitado. Gina se quedaba por las tardes en el hospital, y Leonardo tomaba el relevo por las noches. Nunca dejaban sola a Mónica y siempre estaban en contacto.

Lena, Alexandra y Frederick, en un tiempo récord, habían restaurado los restaurantes y la casa de los padres de Andrea. Por las tardes, ella iba a la empresa, y yo solía acompañarla cuando no estaba ocupado investigando junto a mis amigos. Pasaba las mañanas a su lado, además de tener permiso en el hospital para revisar a Mónica, algo que hacía a diario junto a Joel. Planeábamos trasladarla a la clínica en Roma una vez que estuviera más estable, donde estaría más segura, y mejor atendida.

Elijah no se separaba de Gina, posponiendo todo lo demás. Nick ya se recuperaba en su casa, y Nate, después de una semana, podría irse, aunque debía guardar reposo por al menos dos semanas más. Nate era crucial para el cuidado de Andrea, ya que era de su máxima confianza y de habilidades increíbles.

En cuanto a los negocios que Andrea llevaba adelante, ella esperaba tranquila la respuesta de Tasarov. Sabíamos que el empresario árabe la apoyaría hasta el final, ya que era un enemigo acérrimo de Tasarov.
Por otro lado, el empresario francés, su corrupción lo hacía no querer perder la empresa de Andrea, ya que era estratégica para él y deseaba obtener más poder que los demás mafiosos para imponerse sobre ellos.

Sin embargo, lo que más me atormentaba era que solo podía quedarme una semana mas en Milán junto a Andrea, ya que tenía que regresar a Nueva York.

Tenía pacientes que ver, cirugías y partos programados. No dejaba de pensar en cómo hacer para llevar a Andrea conmigo durante las dos semanas que debía quedarme allí. La idea de dejarla sola en medio de tanto caos me inquietaba profundamente, y cada día buscaba una solución para mantenerla a salvo y a mi lado.

Había almorzado con Andrea y la acompañé a la empresa. Después de asegurarme de que todo estaba dispuesto para su seguridad, tenía que ir a la casa de Kirrill para reunirme con mis amigos y definir cómo seguiríamos con nuestros planes. La excusa que le di a Andrea fue que iba a buscar a Freddo, ya que él se lo había llevado a su casa después del atentado y lo cuidaba junto a Alexandra.

Mientras me dirigía a la casa de Kirrill, mi mente no dejaba de repasar los detalles de nuestra investigación y las próximas acciones que debíamos tomar. Cada paso era crucial, y necesitábamos estar un paso adelante de todo.

Al llegar a la casa de Kirrill, me encontré con el grupo ya reunido, salvó Elijah, que estaba en el hospital junto a Gina. Los demás ya estábamos listos para planear nuestra siguiente movida.

- Ese animal no es normal. ¡Destroza todo lo que está a su paso! ¡No obedece una orden! - se quejaba Kirrill, y todos reían.

Había dejado a Freddo en el patio, y cuando llegué, le abrió. El cachorro entró corriendo de manera torpe y, como yo estaba sentado junto a mis amigos en la sala, vino directamente a mis pies y se echó sobre ellos.

Sencilla dignidad- La liberación de los secretos - Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora