Alexander.
Despertar junto a mi chica y hacerle el amor en la mañana hasta quedar satisfecho, esa es una de las pocas fantasías que no sabía que tenía y ya la tengo cumplida.
Lia encierra todo lo desconocido y adictivo que he llegado a conocer. No sé si es por su rebelde forma de ser, la impulsividad en cada acto o simplemente la sinceridad en sus palabras.
Quiero estar con ella a toda hora, y de no ser por llamada de Shadow que recibí esta mañana temprano, ya estuviera rumbo a unas largas vacaciones con ella a partir de hoy mismo.
Liana se ha convertido oficialmente en el punto de mira de mis enemigos, su nombre es lo único que figura en mi escasa lista de debilidades. Es por eso que hoy en la mañana me reuní con el equipo de seguridad a fin de reforzar todas y cada una de las unidades, así como para repasar las variantes posibles de ataques. Pero a pesar de mis precauciones, las cosas no pintan nada bien, y lo cierto es que no creo que tener una cita para almorzar sea algo juicioso. Aun así, no quiero dejarla con las ganas luego que pasarse días pidiendo salir a cenar, pues un almuerzo será.
Detengo el auto al ver cómo cambia la luz y la señal para los transeúntes se enciende, me pregunto ¿Qué estará haciendo Lia? ¿Estará emocionada con la cita? Muero por ver su sonrisa.
— ¡Dios! —suspiro cuando cambia la señal.
¿En qué momento llegué a caer tan profundo por alguien que mide un metro y medio menos que yo?
Estaciono justo frente a la entrada de la empresa y le envió un mensaje, esperando ver a mi chica cruzar el umbral de la puerta.
Ella aparece justo cinco minutos después.
Una sonrisa coqueta tira de sus labios. Hoy ha venido a trabajar con el mismo vestido de aquella vez cuando tuvimos sexo por primera vez en mi oficina. Escucharla, gemir sobre el escritorio, recibiendo cada embestida mientras se corría una y otra vez como esta mañana, el simple recuerdo de cada uno de nuestros encuentros me endurece.
Lia entra al auto inundando el ambiente con su aroma a rosas y canela, una combinación que solo en ella puede llegar a ser tan seductora.
Aprovecho la intimidad que me ofrece el auto, subo los vidrios tintados y me acerco para abrocharle el cinturón de seguridad, rozando sutilmente sus labios en el proceso.
—Veo qué has cambiado de champú.
—Sí— responde casi sin aliento— ¿Te gusta?
Desplaza su mano por encima de mi entrepierna y obtiene la respuesta.
Introduzco dos dedos entre sus bragas encontrándola exquisitamente húmeda. Presiono suavemente su clítoris y ella deja escapar un gemido.
— ¡Ups! — digo cuando el quejido se vuelve una melodía placentera— creo que llegaremos tarde.
****
Las citas son para imbéciles, no me van estas gilipolleces románticas, pero si ella dice que la hace feliz, no necesito muchos argumentos para ceder ante su petición. De hecho, en los últimos días cedo en todo lo que me dice, justo como ahora, que estamos sentados el uno frente al otro en un restaurante, disfrutando una de las vistas más envidiables de la ciudad.
—No me gusta estar aquí— miento.
— Pues deberías, esto es lo que hacen las parejas normales.
—Ya deberías saber que tu novio no forma parte de lo que la media consideraría normal.
—Lo sé— sonríe— y justo eso es lo que más me gusta de él, pero eso no significa que no haga cosas que la media sí, ¿A propósito sabes cocinar?
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¿En que lio me he metido? #PGP2024
ActionMi nombre es Liana Watson, pero todos me dicen Lia, Lia de liar y no en el sentido más caliente de la palabra, sino del liar que es sinónimo de pescar problemas de gratis. Gracias a esa fama, me convertí en toda una maestra a la hora de encontrar c...