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[Iván Guzmán]

Bahamas, Miami Florida.

Una carcajada pequeña provincia de la rubia hizo eco en la desierta playa, donde usualmente se encontraban solo 4 personas; sus dos hijos, su esposo y ella, sin contar claro el personal de servicio y algunos guardias de seguridad.

"Planifique mucho tiempo este viaje para que la mocosa estuviera dormida todo el tiempo y aquel chamaco enfocado en su celular". Dijo tomando la mano de su mujer guiándola hacia el mar, sin antes recibir una mirada atenta de su hijo al hacer referencia a el. "Así que vamos a bañarnos nosotros y a darnos un tiempo, amor".

Sin decir una palabra caminaron no tan lejos hacia el mar azul y solitario, tomados de las manos y junto a una copa de piña colada en otra.

La pareja había organizado un viaje familiar hacía las Bahamas, en el cual se tomaban un tiempo de todos los problemas, la escuela y el trabajo, y disfrutaban unas pequeñas vacaciones de dos semanas en una isla privada que habían comprado hace algún tiempo atrás. Llevando a sus hijos a conocer el lugar donde celebraron su primer aniversario hace más de diez años y en el cual decidieron comprometerse.

"Está fría". Dijo al entrar al mar y apenas pisar un pie en el.

"Exagerada. Así debe ser la playa; caliente y con el agua fría". Tomo su cintura y la guió a lo más profundo que pudieran, donde sus pies apenas y tocaban la arena blanca.
Un brazo se posicionó alrededor de el hombro de su esposo y mientras el otro sostenía la bebida fresca la cual seguía intacta, los brazos de su esposo alrededor de su pequeña y formada cintura, y sus ojos puestos en ella.

Llevaba un bikini de dos piezas color naranja, con bordes a los costados haciendo relucir más su silueta nueva que había pagado su amado esposo hace algún tiempo pero volviendo a formarla. Su pelo suelto y unos lentes Gucci arriba de su cabeza en adorno.

Mientras el solo usaba un short de playa con pequeños dibujos de palmeras y surfistas, y una camisa azul la cual resaltaba sus ojos.

Se encontraban compartiendo besos mientras murmuraban halagos y te amos sin parar, viendo a sus hijos a metros de ellos sin disfrutar su día.

Amelie., su hija más pequeña. Una hermosa niña de apenas cinco años recién cumplidos y unos ojos preciosos con todos los genes de su mamá. La cual era la favorita sin duda de su papá, el cual no lo reconocía pero era su debilidad nula. Se encontraba dormida después de haber jugado toda la mañana con su gatito leo, un pequeño felino que le había regalado sus papi al llegar a la isla.

Y por otro lado el mayor y la adoración de la familia.

Iván., era el hijo mayor de los herederos y el próximo legítimo a toda la herencia Guzmán. Un adolescente de 13 años con un mal genio igual al de su padre y una perspectiva de la vida un poco surrealista, idéntico a su padre y con genes de su familia paterna. Llegando a ser el más consentido de su abuelo y el resto de la familia.

"Lleva todo el día en esa chingadera. Hay que quitársela un rato". Tomo un poco de la agua que tenía y casi llegaba a menos de la mitad. Adentrándose un poco más a la profundidad del mar, ahora si con su esposa colgando de el.

"No, no es necesario. Así son a su edad y no hace nada malo, malo fuera que estuviera en cosas malas y ocultándonos cosas". Intentó defender y justificar la actitud general de su hijo.

"Pues oye, también el baboso se la pasa todo el día en ese celular. Ni una chingada foto saca de la playa o algo porque ni le importa, allá lo hubiéramos dejado y la huevona esa también". Las risas no faltaron por parte de su esposa. Sabía que cuando se enojaba hablaba cosas sin sentidos y aveces era divertido criticando a sus propios hijos. Lo estresaban más de lo normal.

"Tranquilo amor, además ni siquiera molestan ni un poquito". Plantó un largo beso en sus labios para pasar a uno pequeño en su mejilla, haciendo rechinar la mejilla de su hombre. "¿Está noche que vamos a hacer?".

Una sonrisa amplia se formó en su rostro.

"Tú sabes".

"No. No se, tu dime qué quieres".

"Dormir toda la noche y despertarme a medio día". Una risita escapó. "Los niños estarán en su cuarto y esta vez elegimos el más alejado".
Era cierto, cuando los niños aún estaban pequeños o sobre todo Amelie; era difícil poder tener tiempo para ellos, requería de atención y no los quería lejos ni un momento. Ahora está un poco más grande, solo duerme y habla de princesas, vestidos y cosas de niña pequeña obsesionada con el juego de té.

"Sabes, hace mucho no estamos acostados y relajados". Sonrío metiendo su cabeza al cuello de su esposa. "Solo con los niños, pero no nosotros solos".

"Lo podríamos hacer. Yo solo quiero solo dormir esta noche y abrazarte".

Permanecieron en el mar un tiempo más hasta que la voz de su pequeña niña los llamo mencionándoles que tenía hambre y los necesitaba. Los cuatro se encontraban en el moderno toldó que les habían colocado y justo en medio una mesa donde había comida que recién llego.

"Por favor. Aliméntenme, me muero de hambre". Las pequeñas manitas de Amelie rogaban por que su mamá sirviera suficiente comida para ella.

"Ya voy amor, tranquila. Ten, provecho princesa".

Después del primer plato el ambiente se relajó un poco. La comida en la boca de la pequeña lograba que no emitiera palabra alguna e incluso se veía chistosa, lucia como un personaje de Dragón Ball comiendo y agradecían que podían platicar en paz.

"Gracias. ¿Oigan cuando nos regresamos a la casa?". Pregunto el mayor haciendo referencia a sus padres lo cuales comían tranquilos y pegados.

"¿Ya te quieres ir?". Asintió. "No se jr. Habíamos planeado esto bastante bien y darnos un descanso, pero si quieres nos vamos y lo que tú quieras".
La femenina solo observaba mientras sostenía un rollo de sushi en los palillos lo cuales venían en complemento con los cubiertos.

"No es eso pa, me gusta aquí pero no es mi estilo". Asintieron y intercambiaron sonrisas.

Le gustaba hablar con su hijo. Era cómodo, casi siempre había un pequeño silencio pero era bastante cómodo y lo disfrutaba. El tiempo en familia era lo que más le gustaba y adoraba pasar, sin importar el qué o porqué.

Solo podía observar a su mujer limpiando la boca de su niña con tranquilidad. La amaba con todo su ser.
Su vida entera.

Toda la tarde transcurrió en risas y pláticas divertidas, hasta llegar a la noche donde los niños se encontraban durmiendo y ellos alistándose para la cama.
Salió de el baño después de alistarse para dormir y haber preparado su cara con cremas bastante caras qué probablemente ni una le ayudaba pero le gustaban lo frescas que eran.

"Ya es tarde. Mi amor". Si interceptó junto a su esposo en la cama dejando una beso sonoro en sus labios, abrazándose los dos y mirándose fijamente.

"Te amo, mi vida entera".

La media noche acabo después de una larga platica que tuvieron acerca de todo lo que han pasado, los niños y ellos, junto a planes que tienen más adelante.
Agradeciendo tenerse el uno al otro.



Hola! 🦋
Espero les haya gustado y disfrutado, gracias por el apoyo.
Próximas actualizaciones, por cierto.
Te amo,

One Shots || Narcos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora