Jin se peina por quinta vez y se mueve incómodo en su sitio, esperando que el semáforo cambie para permitirle pasar. apenas sucede, Corre por la calle, por la acera, eludiendo gente hasta finalmente llegar a la urbanización. Presenta la autorización que expone que fue invitado y tienen que dejarlo pasar.
Sube al décimo piso, camina hasta el segundo departamento y toca la puerta. Se vuelve a arreglar los rizos, las gafas y salta un poco en sus pies. Mordiéndose los labios con un poco de gloss; acomoda su suéter. Tal como había prometido, Namjoon le habló por la noche y lo citó aquí, en su departamento, el viernes por la tarde, es decir, cuatro días después. Cuando la puerta se abre, sonríe inconscientemente, tímido, torpe, se le escapa la voz con un desafino terrble—. Buenas tardes.
Enrojece y Namjoon se ríe, ladeando la cabeza con diversión. Jin es demasiado divertido por accidente. Que no se note que tiene trece años. Lo deja pasar. Se quita los zapatos, deja la mochila en el mueble de la entrada y pasa junto a Namjoon, que lo dirige hasta la sala, donde hay un par de tazas de té ya servido.
—Soy un poco maniático, si no estaba puesto como quería, iba a estar muy fastidiado—admite Namjoon y toma asiento en el sofá—. Ven, siéntate.
Lo hace, con la piernas apretadas y los nervios disparatados. Namjoon ligeramente estirado en el sofá, viéndole de arriba abajo. Los rizos que tiene son muy tiernos. Abundantes y bien marcados. Combinan muy bien con el tipo de suéter que usa hoy.
—No tienes por qué estar tan nervioso, Jin, ya nos conocemos lo suficiente para este momento. —bromea ligero y Jin mueve la mandíbula, tenso.
—E-es... es que usted es muy importante para mí y me da un poco de vergüenza.
— ¿Importante? ¿Por qué? —pregunta Namjoon por puro placer de saber cómo invade de tal forma la mente de este adolescente.
—Es que usted es el único que me toma en serio—explica Jin, con voz frustrada—. Incluso cuando no le he demostrado nada de lo que puedo hacer, usted y-ya ha visto que soy capaz, ya me considera a alguien a quien vale la pena escuchar... Su poesía, sus ensayos, todo lo que ha escrito me hace sentir menos solo.
— ¿No tienes amigos?
—Todos prefieren a mí hermano. Él se llevó toda la extroversión y carisma.
—Qué curioso—Lo toma del rostro, forzando así a Jin a que lo vea de frente—. Yo diría que también tienes un buen carisma... tan solo eres demasiado tímido para exponerlo. —Jin enrojece de mil colores, dándose de cuenta de todos los detalles de Namjoon.
Su cabello, sus ojos, sus hoyuelos apenas perceptibles, la forma de su rostro que es asimétrica, las perforaciones. Jin suelta un acalorado respiro y Namjoon le sonríe, apretando los ojos. Que tierno. Es tan pequeño y tan fácil de avergonzar.
No le extraña que Seokjin pueda disminuirlo tan fácilmente o que lo tenga de hobbie. Jin es de esas personas que, por ser tan tiernas, atraen que las molesten. Penoso, pero así son las personas de su edad.
—Entonces—Lo libera y toma la taza de té. Jin hace lo mismo, revelando lo mucho que tiembla—. ¿Qué quieres de compensación? La noticia que me diste me sentó de mil maravillas. Lee Ho-Seok está trabajando conmigo desde el miércoles. Nos llevamos bien de inmediato. —Jin asiente emocionado de oírlo.
—A mí hermano no le gustaba él, decía que era feo y no hacia la gran cosa, que era muy creído—cuenta Jin—. Mi hermano es estúpido, así que tampoco espero que sepa nada de lo que Hoseok-nim puede hacer.
—Llámalo Wonho, por seguridad—Jin asiente de inmediato—. Seokjin es bueno en algo: sabe cómo conseguir que otros hagan lo que él quiere. Tiene esa capacidad de liderazgo, se nota—Jin se queda petrificado ¿Por qué Namjoon habla bien de Seokjin? No debería hacer eso—. También la decisión, su fuerza, su falta de miedo... Es buen rasgo en alguien que va a ser presidente de una empresa tan grande e importante—opina Namjoon pensativo y analizando las reacciones de Jin, como parece a punto de llorar. Por la mente del adolescente, no se detiene el pedido más simple:
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Mastermind | NamJin || BOOK 3#
Fanfic"Eres listo, Jin, déjame contarte un secreto: con algunas personas, debes sonreír sumisamente, que crean de ti un inofensivo cordero manipulable; con otros debes ser fuerte, sin rebajarte ante nada. Lo que importa es que al final del día: eres quie...