Kim Minji es una modelo reconocida por su impresionante belleza, pero su orgullo desmedido, su falta de empatía y su postura negativa hacia la homosexualidad. Por otro lado, Hanni Pham es una joven lesbiana que, a pesar de enfrentar serias enfermeda...
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─ ¡Mierda, pisa el puto acelerador, Haewon! ─ se quejó la azabache, impaciente.
─ Hay unos peatones cruzando.
─ Sí, ya lo vi, pero esos peatones no te salvarán de que te despida. ¡Pita, mujer! ─ gritó, frustrada.
La castaña suspiró y usó el claxon, apresurando a la madre preocupada y sus tres pequeños hijos a cruzar la calle.
Haewon odiaba trabajar con Minji, algo que había reconocido desde el segundo día de trabajo como su conductora personal. Minji solía darle órdenes que iban en contra de su moral, y a menudo se preguntaba si aquella chica alguna vez había recibido clases de ética o si simplemente carecía de valores.
Kim Minji, la modelo más famosa de Corea del Sur, representaba marcas como Chanel, Gucci, Nike, Dior, Prada, entre otras. Su belleza no era un tema de discusión; era indiscutiblemente hermosa, con una mandíbula marcada, ojos oscuros en los que uno fácilmente se podía perder, labios rosados y voluptuosos, cejas perfectas, una buena altura y una figura impresionante. La llamaban 'La hija de Afrodita' o la 'Reencarnación de Afrodita'.
A pesar de sus atributos, su personalidad era... discutible. Más que eso, era completamente insoportable. Se la describía como una persona con un orgullo desmesurado, como si estuviera paseando sobre una nube, mirando desde arriba a los 'inferiores' con una sonrisa ladina. Como modelo reconocida, atraía a mucha gente cuando salía, la mayoría admiradores que solían traer regalos y cartas de admiración. ¿Qué hacía Minji? Destruir la carta con una mirada de desprecio puro justo enfrente de ellos, dejando al joven o a la joven con el corazón destrozado, la autoestima por los suelos y una humillación que llevarían para toda la vida. Era aún peor si se trataba de una mujer.
Minji era la definición de homofobia. Cada vez que una admiradora se acercaba con una carta llena de corazones y una cara sonrojada, Minji no podía ocultar su cara de disgusto.
Pero, ¿a quién le importaba si una bella modelo odiaba a estas personas? Seguía siendo una fuente de ingresos.
Minji sostenía fuertemente un ramo de rosas, mirando por la ventana del coche negro. Estaba impaciente, su pierna derecha temblaba sin parar y revisaba su reloj de plata cada minuto. Los coches estaban estancados debido a un accidente que involucraba a una moto y un conductor ebrio. Y a Minji le importaba un carajo.
Lo único que le importaba era llegar a su destino lo más rápido posible. Pasó su mano derecha por su gran cabellera y pateó el asiento de enfrente, furiosa.
─ Haewon, me voy a pie. Tú busca cómo salir de aquí. ─ dijo, mientras se aplicaba un poco de perfume en las muñecas y el cuello, dándole una última mirada al retrovisor antes de salir, tirando la puerta del vehículo con descaro.
