Cinco años después de Amanecer, las cosas parecen ir relativamente bien tanto para la familia Cullen como la manada de los Quileute.
Sin la amenaza constante de Aro y el resto del clan Vulturi, se podía respirar la paz y la calma en el ambiente.
...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— ¿ENCONTRARON AL MERODEADOR? — Fue lo primero que preguntó Emmett en cuanto Jacob cruzó el umbral de la sala.
Jacob resopló, sin molestarse en ocultar su fastidio. Apenas había puesto un pie en la casa cuando el vampiro ya estaba sobre él.
— Hola para ti también, Emmett — respondió con sarcasmo, dejándose caer en el sofá con un gesto cansado.
Pero Emmett ya estaba sentado a su lado en menos de una exhalación, su impaciencia evidente en la forma en que se inclinó hacia él.
— Responde mi pregunta. ¿Lo encontraron o no? — insistió, con un intento de tono amenazante que solo lograba hacerlo sonar ansioso.
Jacob esbozó una sonrisa ladeada, incapaz de resistirse a la oportunidad de molestarlo un poco.
— ¿Por qué? ¿Tienes miedo de perder nuestra apuesta?
Emmett soltó una carcajada, sacudiendo la cabeza con suficiencia.
— ¿Miedo? ¿Yo? Claro que no — respondió con fingida indiferencia —. Pero entonces... ¿lograron encontrarlo o no?
Jacob suspiró pesadamente, apoyando los antebrazos sobre sus rodillas mientras masajeaba su nuca.
— No, aún no lo encontramos — admitió finalmente.
Emmett alzó los brazos con una expresión triunfal.
— ¡Sí! — exclamó emocionado —. Mi victoria es inminente. Disfruta de tu derrota, Black.
Jacob frunció el ceño, sin ánimos para sus tonterías.
— No cantes victoria todavía, Emmett. Acordamos tres semanas, y solo ha pasado una.
— Sí, pero considerando que hasta ahora no han tenido ningún avance, creo que ya sabemos quién será el ganador — se jactó Emmett, con su sonrisa burlona de siempre.
— ¿Quién dice que no hemos tenido avances? — replicó Jacob, indignado —. Hoy mismo, Seth y Embry encontraron un rastro que iba desde el sendero hasta la carretera.
