CAMERON
(Junio del 2018)
Despierto temprano, estoy de buen humor. Salgo a hacer ejercicio, y cuando regreso, mi estómago me recuerda lo hambriento que estoy. Decido hacer unos huevos con panceta, tostadas y tomate, acompañados de un café amargo.Mi alegría se ve interrumpida por una visita no deseada. No estaba de acuerdo con que esta chica viniera a vivir a mi casa. Se lo había dicho a Max, pero él prácticamente me rogó; tuvo que hacerlo porque sus padres lo estaban obligando. Si no, no habría más dinero, y él no tiene precisamente un trabajo, ya que después de clases solo hay fiestas y chicas.
El apartamento lo alquilamos entre los dos, y pagamos el arriendo a mitades. Mi familia es rica, pero yo no. Aunque claro, mi padre me da una parte de la empresa familiar. Sin embargo, no quiero malgastar mi dinero. Tengo un sueño: un restaurante. Todo mi dinero está dirigido a eso, no gasto de más, solo lo necesario.
Cuando ella entra en mi espacio personal, mi amada cocina, dice:
-¡Vaya! Huele riquísimo. ¿Qué cocinas? -me pregunta, pero solo imaginar lo grosera que es me da rabia e ira. Detesto lo suelta y fresca que es, tan relajada, sin importarle lo que piensen los demás.
-Nada que te importe. No te perdiste, esperaba que me concedieras ese milagro -le contesto de manera repelente, pero ella no es precisamente un pan de humildad.
-Oye, no te conozco, pero ya puedo decir que eres un completo imbécil -le muestro mi mejor sonrisa. Ella debe conocerme y respetarme; me importa una mierda lo que piense de mí.
Después de mi desayuno gourmet, voy a clases. Aunque en realidad ya estoy empezando las prácticas, Cambridge es muy exigente, y estudiar Finanzas y Administración no ha sido fácil.
He tenido que pasar noches enteras "comiendo" libros.
Claro que mi amistad con Max no ha sido precisamente por eso. Las grandes fiestas a lo largo de estos años y nuestra sólida amistad comenzaron cuando, en mi primer año en Cambridge, en el dormitorio, conocí a Max, solo unos meses menor que yo. Nos hicimos amigos porque teníamos los mismos gustos: chicas, estudio y fiestas.
Cuando vuelvo a casa, reviso mi cocina y veo que la chiquilla ha hecho algo así como compras.
Cuando llega Max, nos juntamos en la sala; hoy hay partido de fútbol, nuestro equipo.
Max pide una pizza de tres quesos y carnes. Estamos comiendo muy a gusto cuando la chiquilla sale en unos pantalones de pijama y con un moño desordenado. Lleva una camisa corta de tirantes. Me quedo viéndola y noto sus pequeños pezones marcándose bajo la camisa.
-¿Vas a querer pizza? -le dice Max, y ella responde con emoción, sonriendo.
Es linda la condenada. Cuando sonríe, se le forman dos hermosos hoyuelos en la boca, y sus ojos son preciosos.
-Hey, busca un plato. No quiero que babées mi comida, mocosa -le digo, y ella voltea a verme.
-No babeo nada. Tampoco soy una mocosa. Aquí el único baboso eres tú -dice la enana y toma otro pedazo de pizza antes de salir a la cocina.
No la veo más, solo la escucho agradecerle a su hermano desde lejos:
-Gracias, Max, estaba deliciosa.
-No me agradezcas a mí; fue Cam quien la compró -no escucho lo que dice, pero sonrío, imaginando su cara de sorpresa.
La semana pasa de manera lenta y tortuosa para mí. Encontrarme con la mocosa todas las mañanas en mi cocina y verla alimentarse solo con cereal ha sido... tenaz.
No entiendo cómo come solo eso y se ve tan bien; he estado observando su cuerpo, disimuladamente.
Solo usa esos mini shorts y camisetas para dormir, y aunque no lo desee, mi subconsciente me ha obligado a fijarme en esos pezones que a veces se le marcan bajo la camisa y en su gran cola, porque la condenada tiene un buen cuerpo. Está muy buena.
Empieza una nueva semana. Me gusta madrugar para correr, pero me sorprendo cuando entro y Max ya está listo.
-¿Guau, hermano, y tan temprano, ¿a dónde? -pregunto con una sonrisa, pero él tuerce la boca y me dice:
-Mis padres no son capaces de cuidar a su hija y pretenden que yo lo haga -responde tajante, mientras veo venir a la insoportable mocosa con un uniforme escolar de falda azul oscuro, camisa blanca de manga larga y un suéter azul.
Lleva el cabello recogido, y le queda muy bien ese uniforme.
Me quedo viéndola, pero ella me saca la lengua al pasar por mi lado. Max se despide de mí, y me quedo mirándola fijamente. Me ha dejado embobado la mocosa esa.
Casi siempre llego tarde a casa porque estoy ayudando a mi profesor en su restaurante como auxiliar. No es precisamente un trabajo, pero sí paga, y lo que aprendo es invaluable, ya que el próximo año inauguraré mi primer restaurante.
Es de tarde, salgo de la universidad y decido ir a casa a dormir. Me levanto temprano para ejercitarme y me acuesto tarde por mi trabajo; tengo cuatro horas libres hoy. Son las cuatro de la tarde, y podría utilizarlas para descansar.
Pero apenas entro a casa, un gran ruido me molesta. Entro en silencio y los altavoces de Alexa resuenan reguetón por todos lados.
Lo peor es que la mocosa tiene toda la casa patas arriba; creo que está haciendo limpieza general.
-¿Qué haces? ¿Acaso estás loca? -le grito, pero ella no me escucha y solo mueve el trasero al son de la música. Lleva unos pequeños shorts de mezclilla y una pequeña camisa. Desde atrás puedo ver ese espectacular cuerpo que tiene, su cola y su pequeña cintura.
No me escucha, así que decido apagar la música de inmediato.
-Apaga la música, Alexa -digo, y los altavoces dejan de sonar al instante. Ella voltea de una, pues sintió mi presencia.
-¡Oye! ¿Qué haces? Tenía buena música -dice algo molesta.
-Estás loca, mira el desastre que hiciste. Espero que dejes todo tal y como está. No me gusta que muevan cosas sin consultarme -le digo groseramente.
Ella me ve con sus ojos achicados y me contesta de manera sarcástica:
-Ohh, Maya, muchas gracias por limpiar la casa y ahorrarnos el dinero del servicio...
-No te preocupes, Ohhh... (Pensativa) tú, es con gusto -me muestra su mejor sonrisa.
-Eres un gilipollas -termina diciendo. Pero estoy ofendido y no me quedaré con eso, además de que ni mi nombre sabe.
-Primero que todo, no soy "Tú". Soy Cameron West, y ¿qué se puede esperar de una mocosa insolente como tú? Aprende a respetar a tus mayores, que aún debes orinar la cama -le contesto y me encierro en mi habitación. Pero no pasan ni dos segundos antes de que ponga nuevamente esa música horrible. Sonrío y desactivo el comando de voz de Alexa.
Días después, está tocando en mi puerta... Sonrío.
♡。✿●♡∀.。*♡。✿●♡
Hay empezó la guerra Parker - West...
ESTÁS LEYENDO
FUERA DE LIMITES "Rendido ante Tí"
RomanceFUERA DE LÍMITES «Rendido Ante Ti»** Mi nuevo proyecto: Maya Parker, una chica que la vida le enseña a ser fuerte, y aunque siempre se ha encontrado con muros, ha logrado derribarlos... ¿Qué hará Maya Parker ahora que, nuevamente, después de cinco a...