Capítulo 39

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El silencio entre ambas era totalmente incómodo, sin embargo, ninguna se atrevía a dar la primera palabra. Estaban sentadas en una plaza pequeña, bajo un árbol, mirando a los niños jugar mientras trataban de no mirarse.

Haerin mordió su labio inferior, jugando con sus manos.

—Lo siento —dijo de pronto llamando la atención de la azabache, que la miró, sin embargo, Haerin siguió mirando al frente, incapaz de sostenerle la mirada—. Por todo... Yo realmente lo siento, Minji.

Min suspiró, negando con la cabeza, pasando una mano por sus cabellos.

—Está bien...

—No lo está —Hae por fin se giró para observarla, sonriendo tristemente—. Fui una egoísta con todo. La pérdida de Eunsoo me golpeó demasiado duro y quería odiar al mundo, quería odiar a alguien. Tú eras la persona más cercana, así que no dudé en desquitarme contigo cuando no lo merecías.

Minji levantó una mano, acariciándole la mejilla lentamente, sintiendo la suave piel de Haerin bajo su tacto, conteniendo las ganas de darle un beso y hacerla sentir amada, querida.

—También lamento lo que dije —se disculpó Kim.

Haerin hizo una mueca.

—No dijiste nada que no fuera cierto.

—No, pero... —apretó sus labios un momento, buscando las palabras correctas para decir lo que quería, tratando de no acobardarse, porque pedir disculpas era demasiado difícil para ella—, pero... había mejores maneras de decirlo. No sacártelo en cara, no tratarte tan mal. Así que lo siento, Rinnie.

Otro silencio entre ellas, sólo que ahora ya no era tan incómodo.

Haerin tomó su mano y le dio un apretón suave.

—Lamento también lo... lo que hice el otro día —sus mejillas se pusieron coloradas, avergonzada totalmente—. Siento haber querido forzarte de esa forma, es sólo que... que me sentía demasiado sola y te necesitaba.

Te necesito, anheló decir, pero como comúnmente hacían las dos, lo reprimió.

—Tranquila —Minji le sonrió con debilidad, recordando lo ocurrido esa noche—. Ambas... ambas deberíamos comenzar de nuevo.

Haerin levantó la vista con sus ojos brillando, sintiendo su corazón latiendo desbocadamente en su pecho.

—¿De nuevo? —preguntó con esperanza.

—Sí —asintió la más alta, sin dejar de sonreír de lado—. Ya sabes, ser amigas.

Y tan rápido como su esperanza apareció, murió de pronto ante sus palabras.

Claro. ¿Quién querría estar con ella luego de todo lo que hizo?

No debía conformarse con nada más que con ser una buena amiga para Minji, para apoyarla. Sería un premio, y su condena también.

Se forzó a sonreír, asintiendo.

—Tienes razón —trató de que su voz no temblara—. Entonces, ¿amigas?

Minji sintió que no era suficiente para ella, pero sí para las dos. Porque en un mes se iría de allí, se iría de Corea a otro continente, y no podía tener una relación con Haerin a distancia. Era imposible para ella, porque sabía que Haerin era una persona de contacto, y estar separadas... le iba a romper el corazón por completo.

Prefería seguir manteniendo una amistad con la chica a perderla de esa forma.

Tragó saliva, pensando en si contarle o no sobre su traslado.

—¿Vas a volver a la universidad? —preguntó casualmente.

Haerin rascó su nuca.

—No por ahora... —murmuró para luego morder su labio inferior—. Mamá regresó, ¿sabes?

Minji la miró con sorpresa.

—¿Qué?

Haerin se encogió de hombros, pero Minji la conocía lo suficiente para saber que estaba triste y dolida.

Así que echó abajo el orgullo que tenía y la abrazó, sintiendo los temblores en el cuerpo de Haerin.

—Mamá.... mamá regresó y... y quiere arreglar las cosas conmigo —levantó la vista con los ojos llorosos—. ¿Soy una mala persona si quiero que se vaya?

El corazón de Minji se rompió al escuchar sus palabras.

—No, cariño —no pudo evitar el mote, sin embargo, Haerin pareció no darse cuenta—. No lo eres. Jamás podrías ser una mala persona.

—Ella... Mamá quiere que me vaya con ella a Japón —enterró su rostro en el cuello de Min, suspirando—. Si no soy una mala persona, ¿entonces soy una tonta por estar considerándolo? —apretó el agarre sobre los brazos de la mayor—. Es sólo que... es la única familia que me queda...

Yo quiero ser tu nueva familia, pensó fugazmente Minji.

Pero no podía decirlo. Decir eso era darle esperanzas a Haerin, era decirle de forma indirecta que todavía la quería como una novia.

No podía decirlo porque en un mes estaría lejos suyo.

—Si te hace bien, Rinnie —habló revolviéndole el cabello—, entonces no eres una tonta. Algunas personas... a veces merecen una nueva oportunidad para redimirse.

—Redimirse... —murmuró la de ojos gatunos, asintiendo.

—Sea cual sea la decisión que tomes —le dijo Minji—, yo voy a apoyarte en todo.

Luego, le besó la frente, y las cosas se sintieron bien por un breve momento.

Luego, le besó la frente, y las cosas se sintieron bien por un breve momento

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