Capítulo 1: Un trabajó

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Tanto Naruto como High School DxD no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto y Ichiei Ishibumi respectivamente.

XXX

Dos figuras femeninas se movían a gran velocidad a través de las desiertas calles de la ciudad, sus sombras apenas visibles bajo la tenue luz de las farolas.

La primera de ellas, una mujer de cabello negro como el ébano, con ojos de un intenso violeta, corría con la desesperación de quien sabe que el final se acerca. Su atuendo era un atuendo de dominatrix que dejaba poco a la imaginación. Sus alas negras emergieron de su espalda, batiéndose con fuerza mientras lanzaba miradas frenéticas hacia atrás, buscando a su perseguidora.

Detrás de ella, la segunda figura se movía con calma, como un depredador que ya ha asegurado su presa. Era una joven que apenas cruzaba el umbral de los veinte años, con un cuerpo voluptuoso tanto en pecho como en trasero. Su cabello púrpura ondeaba tras ella en suaves cascadas, y sus ojos anaranjados brillaban con cansancio. Cada paso que daba parecía más un elegante baile que un esfuerzo por esquivar las lanzas de luz que su enemiga le lanzaba con rabia.

"¡Muere de una vez, maldita perra!" gritó la mujer de cabello negro, su voz teñida de odio y desesperación.

Dos lanzas de luz más cortaron el aire hacia la joven, pero ella apenas hizo un esfuerzo por esquivarlas, moviéndose con la gracia de una bailarina que ya conoce cada paso de su rutina. Un suspiro cansado escapó de sus labios mientras el combate continuaba.

"Llevamos horas en esto," dijo la mujer de cabello púrpura, su tono mostrando una evidente exasperación. "De verdad, ¿por qué no te rindes? Te prometo que no te haré daño... mucho."

"¡Cómo si fuera a confiar en una maldita demonio como tú!" escupió la otra mujer, sus ojos ardiendo de rabia.

La joven detuvo su avance, su paciencia al borde de quebrarse. "Azazel me pidió que no te matara, y mi Rey que no te lastimara demasiado, pero... tus insultos están empezando a cansarme."

En un parpadeo, la mujer de cabello púrpura apareció delante de su enemiga, cortándole el paso. Su mano sujetando una lanza de agua.

"Veamos si sigues con esa arrogancia después de esto." Ella dijo, y sin dudarlo, lanzó la lanza con una precisión mortal.

La mujer de cabello negro apenas tuvo tiempo de reaccionar. Con un batir desesperado de sus alas, se elevó en el aire, esquivando el ataque por los pelos. Su respiración se volvió errática mientras conjuraba dos lanzas de luz, una en cada mano.

Pero su perseguidora solo sonrió, como si todo esto no fuera más que un juego para ella. "¿Es todo lo que tienes?"

Antes de que alguna de las dos mujeres pudiera realizar un movimiento, un destello verde cruzó el aire. Un proyectil impactó brutalmente contra la mujer de alas negras, lanzándola violentamente contra el asfalto, dejando grietas en su estela.

"¡Entrada dinámica!" resonó una voz enérgica.

Un joven apareció en el campo de batalla, mucho más joven que las mujeres. Aterrizó con una mano en la espalda y la otra alzada en un gesto desafiante. Sus ojos eran oscuros y sus cejas gruesas,

"¿Ya has terminado con ese viejo?" preguntó la mujer de cabello púrpura, sus labios curvándose en una sonrisa satisfecha.

"¡Como Naruto-sama ordenó, señorita Ingvild!" respondió el joven con un entusiasmo contagioso.

Ingvild asintió, visiblemente complacida, pero antes de que pudiera decir algo más, el ángel caído, con su expresión deformada por la rabia, se lanzó hacia ellos con una furia descontrolada.

Promesas en el AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora