Capítulo 48.

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Daniel

Al escuchar esas palabras, me levanto corriendo y me dirijo hacia la habitación 314. Al entrar, me encuentro con lo mejor que me podría haber encontrado: a mi novia despierta, sentada en la camilla y con la cabeza apoyada en el almohadón.

-Mi amor... -susurro mientras se me escapa alguna lágrima-. Estás despierta -sonrío cuando llego a su lado.

-Eso parece, ¿no? -vacila con una sonrisa.

-No te imaginas lo mal que lo he pasado -digo dejándole un beso en la frente-. Si te llega a pasar algo, yo... podrías haber muerto, ¿sabes?

-Daniel -dice Manuel con tono obvio.

-Te quiero muchísimo -sentencio agachandome para besar los labios de mi novia lentamente-. Y te he echado muchísimo de menos.

Al separarnos, la miro con intensidad sin dejar de sonreír. No puedo creerme que por fin esté con nosotros.

-Deja de mirarme, que estoy feísima -se queja, provocando que suelte una carcajada.

-Estás preciosa -susurro besando su mejilla.

-Daniel -me llama, haciendo que la mire interrogante-. Eres un chico increíble.

Sonrío ante sus palabras y vuelvo a besarla con necesidad, notando cómo se me humedecen las mejillas de la emoción.

-¿Qué tal estás, Lorena? ¿Te duele algo? -interrumpe el doctor entrando en la habitación.

-Un poco la cabeza -contesta con sinceridad agarrando mi mano.

-Es normal, te has despertado hace menos de una hora. En un rato se te quitará el dolor -sonríe acercándose más a la cama-. ¿Te acuerdas de lo que has oído mientras estabas en coma?

-Sí, bueno, no de todo pero sí de muchas cosas -dice apretando mi mano con fuerza, provocando que una sonrisa aparezca en mi rostro y con mi mano libre acaricie sus nudillos.

-Entonces habrás podido comprobar la joya de novio y de amigos que tienes, eres una chica afortunada por tener a personas tan extraordinarias a tu lado -sonríe de nuevo el doctor-. Sois admirables.

Sonreímos ante sus palabras y vuelve a fijar la mirada en el expediente de Lorena.

-Te vamos a mantener un par de días más en observación para controlarte un poco. Si todo va bien, el viernes te daremos el alta y podrás volver a casa -informa antes de salir de la habitación.

-Será mejor que pasen Lucas y tus primos, no te imaginas cómo lo han pasado ellos también -susurro después de besar sus labios de nuevo.

Asiente y me roba un último beso antes de que me ponga de pie y me dirija hacia la puerta.

-Daniel -me llama antes de salir-. ¿Me compras una napolitana de chocolate?

-Claro que sí, cariño -sonrío después de soltar una carcajada.

-¿Cómo está? -pregunta mi hermano al verme.

-Perfectamente -contesto mirándole de buen humor-. Vamos, acompáñame a la cafetería que quiere una napolitana. Vosotros pasad a verla -sonrío mirando a David, Marcos y Lucas.

-Qué rápido ha vuelto en sí -ríe Jesús caminando a mi lado-. Esta noche deberías ir a casa a dormir, Dani. Llevas semanas sin pegar ojo y ahora que sabes que está bien, fuera de peligro...

-No -niego después de pedirle la napolitana al camarero-. No voy a dejarla sola, me quedo con ella.

-Está Maite, y Lucas seguro que también se queda.

-Bueno, pues les hago compañía. No voy a salir de aquí hasta que no le den el alta -sentencio seguro de mi decisión.

-Has cambiado -sonríe mi hermano mirándome-. Y me gustas más así.

Sonrío rendido y entramos en la habitación de Lorena, donde está hablando con Maite, Manuel, sus primos y Lucas. Miriam y Lucía todavía no han venido, estarán a punto de llegar.

-Aquí tienes, recién hecha. Ten cuidado que quema -ordeno dándole la napolitana y dejando un suave beso en lo alto de su cabeza.

-Cuñadita, qué mal nos lo has hecho pasar -sonríe mi hermano acercándose a darle un beso en la mejilla.

-A Dani el que más, qué pesado ha estado, macho. Llorando por las esquinas y con actitud derrotista asegurando que te ibas a morir. He estado a punto de darle dos hostias -dice David de buen humor-. Menos mal que tus primos han venido desde Madrid a bajarle los humitos.

Suelto una carcajada ante su comentario y todos ríen de buen humor, hasta que Jesús habla.

-Dani, en tres días tenemos concierto en Sevilla -informa leyendo su móvil.

-Cancélalo -contesto sin pensarlo dos veces-. ¿Llamas tú luego? -pregunto mirando a Maite, que asiente sin dudarlo.

-¿Cuántos conciertos habéis cancelado por estar aquí? -pregunta Lorena comiéndose el bollo.

-Con el del viernes van ocho conciertos y tres firmas -contesta Lucas sentándose en el sofá.

-¿Qué? Dani el de Sevilla no lo cancelas ni de coña -se enfada mi novia fulminándome con la mirada.

-Te dije que se enfadaría -me recuerda Lucas de buen humor.

-Claro que lo cancelo. Hasta que no te recuperes del todo no voy a pisar un escenario, y cállate ya porque no pienso discutirlo.

Siempre Tú [RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora