Se sintió como si la cena duró por siempre.
Jaehyun estaba medio tentado a irse temprano, pero no quería que pareciera como que huía de Taeyong –que era cómo iba a ser interpretado por su primo y Jaemin. Por no hablar de que despertaría las sospechas de Doyoung. Ya era bastante malo que Doyoung estuviera desconcertado por la presencia de Taeyong y no parara de hablar de él: Doyoung estaba un poco deslumbrado. Habría sido gracioso si no fuera Taeyong.
Taeyong.
Jaehyun miró al otro extremo de la mesa. Taeyong estaba mirando su plato con una expresión profundamente contemplativa en su rostro. ¿Qué estaba haciendo?
Al darse cuenta de que lo estaba mirando fijo, Jaehyun se obligó a alejar la mirada.
Encontró a Jeno estudiándolo con atención, un pequeño ceño entre sus cejas. Jaemin le susurró algo al oído y el ceño fruncido de Jeno desapareció. Jeno sonrió irónicamente a su novio y negó con la cabeza, tocando el cuello de Jaemin con sus dedos. Jaemin le sonrió.
Jaehyun apartó la mirada. A veces ver a Jeno y a su novio era más que un poco incómodo. Estaba feliz por su primo –él era quien le había dicho a Jeno que fuera a por ello– y sin embargo...
La mirada de Jaehyun cayó sobre otra pareja, sentada frente a él: un hombre cara dura de pelo oscuro y un chico rubio asombrosamente guapo. No los conocía demasiado bien, sólo sus nombres: Yuta y Mark.
—No seas tan aguafiestas,—Mark le dijo al otro hombre, rodando sus ojos—. No te haría daño usar una sonrisa de vez en cuando. —Sonrió ampliamente a su compañero de rostro severo—. ¿Ves? No es tan difícil.
Yuta le dio al rubio una mirada poco impresionada, pero la forma en que sus oscuros ojos se quedaron en la cara sonriente de Mark lo traicionaba. La pareja parecía extraña y sin nada en común, pero al mismo tiempo, perfectos el uno para el otro –Simplemente correcto.
Contra su voluntad, los ojos de Jaehyun se sintieron atraídos a Taeyong de nuevo.
Esta vez se encontró con Taeyong mirándolo.
Taeyong le dirigió una mirada significativa e inclinó la cabeza hacia la puerta.
Apretando los labios, Jaehyun negó con la cabeza. Él ya había dicho todo lo que había que decir. No había nada más que hablar. Y si Jaehyun era completamente honesto, no confiaba en sí mismo para estar a solas con Taeyong y seguir diciendo no. Su resolución no existía cuando Taeyong lo miraba con sus grandes ojos verdes y susurraba su nombre. Jaehyun había pensado –deseado– que la entrada de Doyoung en su vida lo hubiera cambiado, pero se había equivocado. En el momento en que había visto a Taeyong en la cocina, el primer impulso de Jaehyun había sido empujar a Doyoung lejos, como si hubiera sido atrapado haciendo trampa, lo que era ridículo. Taeyong no era nada para él, nunca lo había sido y nunca lo sería. Jaehyun tenía un novio ahora, y el nombre de su novio no era Taeyong. El nombre de su novio era Doyoung.
Jaehyun miró al joven que estaba sentado junto a él. Doyoung sonrió. Jaehyun logró una sonrisa en respuesta. Cuando había conocido a Doyoung hace dos meses, suponía que sería sólo una aventura de una noche, una de muchas.
Jaehyun hizo una mueca ante el pensamiento. En ese momento, él había estado dispuesto a follarse a cada chico guapo que viniera a él. Había querido demostrarse a sí mismo que aún podía hacerlo. Había querido demostrarse a sí mismo que podía seguir adelante. Había querido probarseque él no era el hombre de ojos apagados que veía en el espejo.
Pero una noche se había convertido en dos, luego tres, luego una semana, y así sucesivamente, y Jaehyun descubrió que le gustaba Doyoung. Era guapo, pero también era agradable y con los pies en la tierra. Comparado con el temperamento y la actitud exigente de Taeyong, Doyoung era un santo. Doyoung era amable y sin complicaciones. Era todo lo que Taeyong no era. Era todo lo que Jaehyun quería en un novio. Y Doyoung lo quería a él.