Evangelyn Minerva, a pesar de su aspecto ordinario, no es una chica común.
Haber sobrevivido dos años al Devildom y ser adoptada como hermana menor de los Pecados Capitales no es ningún chiste.
Pero cuando su vida comenzaba a acomodarse, Evangel...
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𝕾𝖎𝖗𝖊𝖓𝖆𝖘 𝖊𝖓 𝖊𝖑 𝖉𝖊𝖘𝖎𝖊𝖗𝖙𝖔
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NO FUE UNA SORPRESA PARA Evey cuando luego de dos horas dando vueltas en la cama, no fue capaz de conciliar el sueño.
Cada vez que cerraba los ojos, regresaba al cuarto cerrado y sus latidos erráticos le retumbaba en la cabeza.
Ese maldito cuarto de sábanas blancas...
Claro que la amenaza constante de los gemelos Leech durmiendo a pocas habitaciones de distancia no ayudaba a que bajara la guardia.
Cuando el reloj en la mesita de luz dió las dos de la mañana, decidió rendirse. Se levantó con cuidado de no despertar a su familiar (que de todos modos no abriría los ojos a menos que una orquesta sonara junto a él) y se envolvió en dos capas de mantas, temblando mientras intentaba ponerse las zapatillas esquivando el suelo helado.
Caminó hasta el Lounge, disfrutando el silencio.
Los restos de sillas y mesa destruidas habían sido limpiados por Jade, pero aún sin una señal de ellos, Evey sabía que más tarde tendria que preocuparse por el mobiliario roto.
Se sentó en un sillón junto al cristal, muerta de frío pero extasiada con la vista de la vida marina nocturna, en su mayoría bioluminiscente.
──Asombroso...
──Ciertamente lo es. ──murmuró una voz tras ella. Se giró para encontrarse a Azul, que sonrió con sarcasmo. ──Pero cuando vives ahí toda tu vida, deja de impresionante eventualmente.
──Huh, si puede ser. ──recostó la mejilla en la mano.
──¿Noche difícil? ──preguntó luego de sentarse frente a ella.
Ella lo miró tentativamente.
Había pasado un tiempo desde el incidente del overblot, y aún así, la relación entre los dos no había mejorado. Evey no sabía que era lo que le impedía sentir agrado por el chico, después de todo había perdonado cosas peores a sus hermanos, pero así eran las cosas.
