Capítulo 26

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Busco a Mía y a Sabrina por toda la central, camino por los largos pasillos grises y varios adolescentes pasan mirándome con morbo «Malditos hormonales»

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Busco a Mía y a Sabrina por toda la central, camino por los largos pasillos grises y varios adolescentes pasan mirándome con morbo «Malditos hormonales».

Al salir, noto que está atardeciendo pero con el cielo tornándose gris.

Veo a lo lejos a la castaña y al acercarme, él imbécil de Dereck está hablando con ella.

Me quedo en un lado escuchando, pero no es mucho lo que escucho.

—Estoy cansada de esto —dice ella entre sollozos—. Cansada de que me veas como un chiste.

—Lo siento —le dice él intentándola tocar—. Te prometo que esta vez si voy a cambiar, lo juro, todo va a ser distinto.

Ella niega repetidamente, él intenta acercarse, pero Mía se aleja dos pasos atrás evitando el contacto.

—Te entregué todo, Dereck —solloza—. No hay nadie en quien confíe de la forma en que te confié todos mis secretos, mis sueños, mis miedos, mis inseguridades, mis pasiones... —le reclama—. Y aún así, lograste destruirme completamente.

—Perdóname, en serio —le ruega él y ella niega.

—No te quiero en mi vida, estoy cansada de ti, de sufrir por ti, de llorar intentando olvidarte... —le dice—. Cansada de esperar que cambies.

Ella intenta irse pero él la toma del brazo—. No me amas verdaderamente —«Lo voy a matar».

—Créeme, lo hago mucho más de lo que tú crees y también más de lo que me gustaría.

—Bloqueándome de todos lados, olvidándome e ignorándome, intentando sacarme de tu vida ¿Crees que pienso que me amas?

Maldito cínico.

—Te he perdonado todo, Dereck —le dice ella—. Pero mi corazón puede perdonarte, más no olvidarlo...

—Por favor...

Ella se limpia las lágrimas y se voltea yéndose.

Le envío un mensaje rápidamente a Sabrina, noto como él se voltea y con la mirada perdida, se va hacia mi, ignorando mi presencia.

—Yo siendo tú —digo con tono serio—. Me largaría para esconderme.

Él sonríe irónicamente—. Según tú ¿De qué tendría que esconderme?

—De que te eche ácido encima —lo amenazo con frialdad, él suelta una carcajada—. Al menos, que quieras que se entere mi familia del maravilloso infiltrado de la Mafia Árabe que tienen —su maldita sonrisa desaparece.

Él me toma del brazo fuertemente, pero yo soy más ágil al colocarle mi daga a centímetros de la yegular.

—¿Irónico, no? —le digo con mi mayor sonrisa— Al final, andabas con dos mujeres simplemente para buscar información, Dereck —me río—¿O debería decir, Hassan?

Sombras & Secretos (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora