🔸Cap. 28

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Había pasado casi un mes desde que Saint aceptó a Perth como su novio.

Todo era perfecto, la relación iba de maravilla, Perth amaba mucho a Saint y a Chris, ellos llenaron un vacío tan enorme en su vida y por primera vez podía decir "Soy feliz."

Todos los días pasaba a verlos a su casa, asistía a su empresa más seguido, trataba los negocios y responsabilidades como mafioso; en este sentido las cosas iban bien no había tenido cosas desagradables con Dawa ni nada parecido, pero se rumoreaba entre los medios de comunicación que el gran empresario Perth Tanapon tenía pareja sentimental y eso era malo, aunque Perth no sabía que Dawa supo desde el principio sobre Saint.

El bailarín por su parte estaba feliz también, claro que sí, aquel pelinegro era todo un amor y lo descubrió mientras lo conocía mejor, era cariñoso, tierno y un buen chico con Chris; el pequeño niño ya le tenía un cariño increíble y como no si le ayudaba con sus tareas y jugaba con él todos los días, porque sí, Perth dormía en la casa de Saint.

El pelinegro le había pedido unas cuantas veces a Saint que se fuera a vivir a su casa pero él se había negado por completo, entonces Perth decidió estar así como estaban, no iba a presionarlo.

No frecuentaba el club últimamente ya que se quedaba a cuidar a Chris en casa del bailarín, ellos habían hecho ese trato todo para que Chris pudiera descansar mejor. Saint trabajaba en el club, Ohm lo esperaba y lo llevaba a su casa.

Era domingo por la mañana, era uno de esos días cuando quieres dormir todo el día si es posible, Saint se levantó y salió por pura necesidad de ir a comprar cosas para hacer el desayuno dejando a Chris y Perth dormidos.

Poco rato después se despertó Chris, su papi San no estaba y el Sr. Tanapon aún dormía. Chris estaba aburrido, se subió a la cama donde dormía su papi y el Sr. Tanapon, observó al pelinegro roncar y dormir plácidamente. Chris sonrió travieso, bajó de la cama cuidadosamente y fue hasta su mochila a buscar sus témperas, cerró su mochila y volvió a la cama, colocó la caja con las témperas a un lado, destapó el botecito de color negro y metió su dedito, después pintó la nariz de Perth quien se movió un poco pero no despertó.

Chris apenas contenía su risa, agarró un pincel y con el mismo color hizo un círculo alrededor del ojo de Perth abarcando con esta su ceja y gran parte de su mejilla, seguidamente hizo un bigote y una barba, y fue ahí cuando Perth despertó, él ya se había acostumbrado a las travesuras de Chris, ya no despertaba exaltado ni nada así; cuando abrió sus ojos observó a un Chris sonriéndole dulcemente

– Buenos días, Perth –dijo Chris antes de bajarse de la cama.

Perth llevó sus dedos a la zona de su rostro que sentía húmeda, miró sus dedos y estaban negros, el pequeño niño ya había corrido a guardar sus cosas, Perth sonrió y Chris sabía que el Sr. Tanapon no se enojaría, siempre le perdonaba sus travesuras aunque no del todo porque lo atacaba a besitos y cosquillas.

Perth se sentó en la cama dispuesto a castigar a Chris, se levantó sonriendo y apenas se acercó al niño comenzó a hacerle cosquillas pero en ese momento la puerta se abrió y ahí estaba Saint, venía con algunas bolsas.

– ¡Niños!, ¿No los puedo dejar solos un momentito? –regañó Saint, sin poder evitar reír al ver la cara de Perth.

Chris reía sin parar mirando su obra de arte sobre el rostro del pelinegro, Saint cerró la puerta y puso las compras en la mesa; el niño a pesar de burlarse de Perth lo abrazó y él no era quien para rechazar aquella muestra de cariño de "su hijo", eso lo consideraba, lo veía como su hijo.

Saint miró los dedos de Chris llenos de pintura.

– Amor, lava tus manos –ordenó Saint, Perth bajó al niño para que hiciese lo que su padre le estaba ordenando– Sr. Tanapon, no le queda nada mal el bigote y la barba –se burló el bailarín. Perth hizo una especie de baile con sus cejas, y se acercó a su chico tomándolo de la cintura con ambas manos, lo miró directo a los ojos.

– ¿En verdad me veo bien con barba? –preguntó maliciosamente, distrayendo a Saint.

– Claro, le da un toque muy elegante a tu apariencia –respondió sin seriedad alguna en su rostro.

En un abrir y cerrar de ojos Perth lo había besado, dejó pintura en la cara de Saint pero al bailarín no le importó ya que siguió el beso y acomodó sus brazos en el cuello del pelinegro.

Se separaron de aquel beso y ambos sonrieron, el mafioso en su intento de limpiar el rostro de su novio terminó por pintarle más la cara.

– Bebés traviesos –susurró Saint antes de dar un beso en la frente de Perth quien ocultó su rostro en el cuello contrario en busca de cariños como si fuese un niño, Saint estaba amando tanto la dualidad de Perth Tanapon, y como Saint tenía dos niños Chris se unió a aquel abrazo convirtiéndose en un abrazo familiar.




•|•|•

– Quiero que vayas a ese cuarto de renta, donde vive Saint Suppapong.

– ¿Qué hago mi señora?

– Quémalo.

– ¿Con ellos dentro? –interrogó el hombre que era de los más confiables empleados de Dawa.

– No, cómo se te ocurre –dijo sonriendo– Así es demasiado fácil y no será divertido, él tiene que rogarme y humillarse ante mí. Asegúrate que no esté nadie –ordenó la mafiosa.

– ¿Accidental o provocado? –preguntó refiriéndose a la manera en que debería parecer para la policía.

– Provocado, cariño. Espero tus noticias.

Dawa sacó un fajo de billetes de su escritorio y se lo entregó al hombre.






El Mafioso Y El Stripper [Adapt./PinSon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora