🔸Cap. 33

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Perth había ido a cenar con Chris, extrañó que Saint estuviera ahí, cenó un poco desconforme, revisando su bolsillo cada dos minutos para tocar la pequeña cajita roja que contenía el regalo para el bailarín.

En este momento, se encontraba solo en su gran cama. De repente, su celular sonó y él contestó la llamada.

– Perth Tanapon, ¿En qué le puedo servir?

– Tanapon, soy Daric.

– ¡Daric! ¿Para qué soy bueno?

– La verdadera pregunta es, ¿Para qué no eres bueno? Pero bien.. hace unos meses, Parkon reunió a todos los miembros del consejo, excepto a ti. El objetivo de aquella reunión era decidir si sacarte del consejo o eliminarte; claro que a Parkon ya le había lavado el cerebro Dawa.

Perth ya sabía eso, Jane se lo contó antes, por eso se rió con una carcajada audible al otro lado de la línea telefónica.

– Mi amigo ¿Crees que no lo sabía?

– No sé si lo sabías, pero los que te defendimos en esa reunión nos hemos reunido, excluyendo a aquellos que te dieron la espalda. Estamos dispuestos a pelear a tu lado. Sabemos que mandaste matar a la familia de Dawa y queremos resolver ese problema. Además, estamos dispuestos a colaborar para eliminar a los que votaron por tu muerte, tus enemigos.

– ¿A cambio de qué?

A cambio de nada, es por pura lealtad. La mayoría de los líderes te respetamos más a ti que al idiota de Parkon, por esa razón te escogimos a ti como el capo de capos aquel día pero te negaste, sin embargo, al negarte no te perdimos el respeto.

– Creo que los necesitaré en un futuro. Buenas noches –cortó la llamada al percatarse que Chris entró a la habitación.

– Papá Perth.

– ¿Qué pasa, cariño?¿Por qué aún no te duermes? –preguntó sentándose en la cama.

– Tengo miedo –dijo el niño con voz temblorosa– Ohm no está y en su habitación hay fantasmas.. –bajó la mirada antes de preguntar– ¿Puedo dormir contigo?

Perth palmeo la cama a un lado de él.

–Claro que puedes.

Chris sonrió y se subió a la cama.

– Quiero regalarte esto –dijo, extendiendo un detalle parecido pero no igual al que le regaló a Saint. "Te quiero mucho papá Tanapon", logró leer la mala letra en el regalo– Feliz día del papito –susurró el niño abrazándolo.

Y el mafioso se aferró a aquel abrazo de aquella pequeña gran personita.

– El día de las mamis no regalé nada a nadie, pero le dije a mi maestra que tú me cuidabas igual que mi papi San –explicaba el niño con su mentón apoyado en el hombro del pelinegro sin dejar de abrazarlo– Y ella me dijo que estaba bien tener dos papás, ¿Quieres ser mi papito?

– Claro que quiero –respondió Perth, depositando un suave beso en la cabeza de Chris.

– ¡Sí! ¿Puedo decirte papito?

La mirada de Tanapon se llenó de emoción, y lágrimas comenzaron a formarse en sus ojos; se sentía abrumado por la inocencia y pureza de Chris, y se preguntaba si merecía a alguien tan especial en su vida.

– ¿No puedo?

La voz del niño sonó desanimada y quizá triste al no recibir respuesta del pelinegro, quien se demoró un instante antes de reaccionar.

– Me encantaría –dijo finalmente, sin dejar de abrazar al pequeño.

– Te diré papito, porque mi papi es San –explicó el niño.

– Gracias, cariño. Te adoro –dijo Perth, mientras el pequeño se separaba de él– Ahora a dormir, campeón. Ya es muy tarde –agregó, guardando el regalo en la gaveta y arropando bien a Chris antes de acostarse a su lado.

– Buenas noches papito –habló el niño antes de cerrar sus ojitos.

– Buenas noches, cariño –susurró Perth, depositando un beso en la mejilla del niño y acariciando su cabello mientras esperaba que se durmiera.

(...)

Perth había estado enviando mensajes a sus muchachos y Saint aún no salía de trabajar, pensó en ir a esperarlo él mismo pero no, iba a dejar que sus muchachos lo trajeran; la razón, Ohm no estaba y Chris se durmió confiando en que su "papito" estaba a su lado así que no lo hizo.




•|•|•

Saint abrió la puerta de la habitación que compartía con Perth, acababa de llegar del trabajo sumamente cansado y agradecía que Tanapon se molestara en mandar a sus empleados a recogerlo.

Cuando entró, vio un cuerpo más en la cama; era Chris, acurrucado en forma de bolita cerca de Perth. Saint se acercó al pelinegro y acarició suavemente su rostro.

– Perdón mi amor, sé que tenías planes.. –susurró inclinándose un poco para dar un suave beso en los labios de Tanapon– Lo siento –volvió a decir, se dio la vuelta y comenzó a desvestirse para tratar de dormir un rato.

– No es tu culpa –dijo una voz ronca detrás de él, asustándolo un poco. Saint se dio la vuelta y miró a Perth, sentado en la cama.

Saint se terminó de poner su short de dormir y se acercó a Perth, abrazándolo por la espalda mientras este buscaba algo en su pantalón. El pelinegro encontró la cajita que contenía su regalo, y al sentir los suaves labios de Saint en su espalda, se dio vuelta lentamente para quedar frente a él.

Perth, al abrir la cajita, tomó una de las manos del bailarín.

– Eres un padre increíble. Feliz día –le dijo, mientras colocaba una pulsera en la muñeca de Saint. No era cualquier pulsera, sino una elegante creación de plata con un pequeño corazón como colgante, delicadamente decorado con diamantes.

– No tenías que hacerlo, no tienes que regalarme cosas tan caras como esto –protestó Saint.

– No, no me regañes. Mereces mucho más que una simple pulsera –respondió Perth y abrazó al bailarín, cerrando sus ojos para disfrutar del momento– Te amo, te amo demasiado.

Saint podía escuchar los acelerados latidos del corazón de Perth, que lo presionaba contra su pecho sin intenciones de dejar de abrazarlo por un buen rato.

– También te amo –respondió Saint.

Y escuchó una nueva reacción en su corazón, porque sí, el corazón de Perth Tanapon le pertenecía.




El Mafioso Y El Stripper [Adapt./PinSon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora