Capítulo 10: El anillo

103 12 9
                                    

- Veréis es que... hemos pensado en que os deberías de casar así nuestras familias estarían más unidas.

- ¡¿Qué?!. Soltamos los dos a la vez.

- ¿A qué viene esto ahora? ¿Casarme con él? Por favor no estoy tan loca, no me cansaré con él.

- Pues anda que si me tengo que casar contigo.

- ¿Qué pasa conmigo?

- Eres un niñata creída.

-¿Niñata creída?. Me balancé sobre él, quería matarlo pero mí padre me estaba sujetando y me llevó al cuarto.

- Sara tranquilizate.

- ¡¿Cómo quieres que me tranquilice, cuando me ha llamado niñata creída?!

- Lo sé, pero...

Jungkook nos interrumpió.

- ¿Puedo hablar con ella?

- Sí, claro. Su padre cerró la puerta tras él.

- Yo no quiero hablar contigo.

- Te recuerdo que no viniste al hospital a verme en toda una semana y media que estuve allí, que me pegaron una paliza por salvarte a ti.

- ¿Por salvarme a mi?

- El día que tú te fuiste corriendo a casa llorando, el porque aún no lo sé, aparte de pegarme a mi, a ti también te querían hacer algo y por casi me matan a mi, por ti.

- ¿Qué?

- Sara, yo no difundí el rumor ese, tampoco lo hubiera pensado hacer, porque es cosa de nosotros.

- Se quien fue, no le pegué, estaba más preocupada de lo que te pasara  a ti que lo del rumor.

- Sé que tú me encontraste, pero... ¿Por qué no viniste a verme?

- Tenía miedo.

Jungkook se acercó a mí, me cogió la cara y me besó.

- Sara, yo nunca te haría daño.

Le devolví el beso, pero está vez apasionadamente. Abrieron la puerta y mi madre y la madre de Jungkook nos vieron.

- ¿Eso es qué os vais a casar?

Nos quedamos mirándonos y comenzamos a reír.

- ¡SÍ, SE VAN A CASAR!. Gritaron las dos.

Bajamos abajo, y las madres no paraban de hablar de los preparativos de la boda.

- ¿Qué os parece, dentro de dos semanas?

- ¿Dos semanas?, es muy pronto, mamá.

- Yo lo veo bien. Dice Jungkook.

Le di un golpecito en las costillas.

- Vale si demasiado pronto.

- Da igual dentro de dos semanas. Dice mi madre.

El lunes llegaron las invitaciones ya que nuestros padres conocían al dueño que las hacía.

Estábamos en el coche Jungkook y yo hablando.

- Tengo miedo de que dirán, aparte tus fans me matarían, si saben que te vas a casar.

- No hay problema. Me dio un beso en la frente y salimos cogidos de la mano. Todo el mundo nos miraba.

En la cafetería, Jungkook fue repartiendo las invitaciones. Todo el mundo nos felicitaba.

-¿Qué pasa?¿Qué con que te pegarán no te quedaste tranquilo?

Nos quedamos todos mirandolas a las dos.

- ¿Fuiste tú, quién los mandaste?

- Yo misma, ¿Qué te creías que me iba a quedar quieta viendo como os hacéis una parejita y a mi me dejas de lado?, pues no.

Jungkook le cogió del cuello.

- Ni se te ocurra, tocar a Sara o tocarme a mí, porque te buscaré y te mataré.

La soltó haciendo que se cayera al suelo. Él no pega a ninguna chica pero esto se había pasado de castaño a oscuro, que por casi lo matan.

La madre de Jungkook me recogió, junto a mi madre para la prueba del vestido, Jungkook hizo lo mismo pero con su padre y el mío.

Estaba muy nerviosa, nunca hubiera pensado, que me fuera a casar con él.

Sonia y Tainy ya venían hacía aquí. Tenía muchas ganas de verlas y contarles todo. Luego tenía que pasar a recogerlas al aeropuerto.

Llegamos al aeropuerto y Jungkook estaba junto a mi, algo tapado para que nadie lo viera.

- ¡SARA!. Gritaron las dos.

Fui a darles un abrazo.

- Os echaba tanto de menos.

- Y nosotras a ti, ¿Cómo que estás prometida, con el más guapo del mundo, sabías que me gustaba ese hombre?.

- Pues sólo surgió.

- Hola. Se acercó Jungkook con una sonrisa. -.Me quitaría las gafas y la capucha pero es por seguridad.

- ¡AAAAAH!. Empezaron a gritar las dos como locas, enseguida les tapamos la boca.

Fuimos a comprar vestidos para Sonia y Tainy, y Jungkook quería a acompañarnos. Se lo estaba pasando mejor que yo y todo.

Al día siguiente no había clase. Y alguien empezó a darme besos en la mejilla y en el cuello. Me giré para ver quien era.

- Jungkook, ¿Qué haces aquí?. Miré el reloj eran las 7:00 am. - Y a estás horas.

- Tus padres me han dejado pasar, les he pedido permiso para estar todo el día contigo, así que levantate, duchate y vístete.

Me duché y cuando salí, Jungkook había hecho mi cama.

- Gracias. Le di un beso en la mejilla.

- Vamos, date prisa. Él me dio una palmada en el culo.

Le miré mal y él se rió.

Jungkook cogió el coche de su padre. Aparcó delante de un restaurante. Allí desayunamos.

Nos fuimos a ver Seoul, me lo pasé en grande. También fuimos a un parque de atracciones. Era la hora de cenar cogimos el coche y él me tapó los ojos.

Comenzamos a andar.

- ¿Por qué tiemblas?, ¿Estás nerviosa?

- Sí, la verdad es que sí.

Destapó mis ojos, y había un camino de pétalos de flores junto con unas velas olor a vainilla.

El camino conducía a una mesa rodeada también de pétalos.

Enfrente mía, estaba Jungkook con una rosa. Me la entregó y me dio un pequeño beso en la frente.

Ya estábamos en el postre, la cena se me había ido muy deprisa.

Jungkook se levantó y se arrodilló a donde estaba sentada.

- Sara, sé que me he comportado como un capullo, que alguna vez te he hecho llorar, por haberte llamado niñata creída y que lo siento por eso. Esta vez voy a cambiar y lo vas a ver. Te quiero y quiero que seas mía, para siempre.

Mis lágrimas brotaban

por mi cara.

Sacó una cajita del bolsillo de su camiseta.

- Ya se que es un sí, pero está vez lo quería hacer mejor y decir las palabras. Sólo porque me hacía ilusión.

Comenzamos a reír.

- Sara, ¿Quiéres casarte conmigo?.

- Sí. Él me puso el anillo en el dedo, que por cierto era precioso. Cogió mi cara y nos besamos.











El chico de al ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora