Narrador:Se sentía terrible, estuvo a punto de cometer una locura. Lo deseaba, no podía negarlo por muchas patadas mentales que se diera pero no lo quería de esta manera. Se sentía bastante inseguro porque cabía la posibilidad de que dañara al rubio, tal vez... no lo sabe a ciencia cierta, nunca se había enfrentado a una situación parecida ni de lejos.
Había tomado su decisión, partiría hoy en la madrugada.
Preparó sus cosas, nada más que comida y agua de emergencia para los días que pasaría en solitario. Si se iba ahora incluso podría acomodarse mejor en la zona y asegurarse aún más de no poner a nada ni nadie en riesgo. Tomó su morral y guardó lo que necesitaría, cuando sintió que todo estaba en orden volvió a la carpa y se encontró con una imagen preciosa.
Poppe dormía cómodamente en su cama, abrazando su almohada como si en cualquier momento fuera a desaparecer. Su rostro estaba relajado, luciendo mucho mejor sus suaves facciones, mejillas levemente rosadas y lindos labios entreabiertos. Rió para sus adentros y besó la frente del más bajo mientras pasaba suavemente la mano por el rubio cabello.
Tenía pensado dormir en la otra cama pero la tentación ganó y optó por abrazar al chico por detrás. Fácil cayó dormido a los quince minutos, tendría un viaje algo largo y le haría muy bien descansar lo más que pudiera y que mejor que descansar abrazando al amor de su vida.
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A eso de las nueve de la mañana, el joven rubio abrió los ojos lentamente, se removió un poco para tantear la cama con la esperanza de encontrar a su compañero pero no había nada. Con ello, llegaron a su mente los recuerdos de anoche y su sangre comenzó a hervir; si, se sonrojó pero no solo por la vergüenza sino por la ira, ese cabrón lo dejó caliente y alborotado al punto que tuvo que tomar una duña fría en vísperas de invierno.
Iría a buscarlo.
Afortunadamente, las labores en el circo habían parado, todo estaba listo para recibir al invierno, por lo que su ausencia no se notaría. Armó una mochila lo más rápido que pudo y se vistió para salir de la carpa. Caminó a la cocina para robar algunas manzanas y en lo que iba hacia las afueras del territorio del circo, notó como Papi dejaba a Paola en su lugar habitual. El viejo se veía cansado, así que no se molesto en ver a su alrededor, Perfecto, pensó el rubio.
Cuando Papi salió de su vista, se acercó a la elefanta, está en automático comenzó a hacer ruidos amenazantes hasta que se le extendió una manzana.
- Seeee que no nos llevamos tan bien pero déjame pedirte un pequeño favor... -
La criatura le miró unos instantes, como buscando alguna trampa en su mirada pero no, sus intenciones era sinceras. Cuando tomó la manzana con su trompa, Poppe sonrió, la tenía.
- Buena chica, escúchame con atención... ¿tú y Papi saben dónde está Kedamono?... - ella hizo un sonido lo más parecido a una afirmación.
- ¿Podrías llevarme con él? Por favor - pidió mientras extendía otra jugosa manzana a la elefanta. Esta se detuvo unos instantes haciendo un sonido de disgusto que hizo a Poppe tensarse un poco. Él mantuvo la mirada suplicante y al final, el cochecito tomó la otra manzana. Trato hecho.
Subió y para su fortuna, al fin pudo poner en práctica lo que sabía de conducir a la extraña criatura. Parcialmente. Ella le ayudó haciendo su voluntad pero eso no bajaba el orgullo de Poppe al poder manejarla.
El recorrido duró al menos una hora gracias a que Paola se empeñó en ir bastante rápido y en el camino exigió más manzanas al chico. Llegaron a un punto donde no se veía prácticamente nada a su alrededor y la elefanta obligó al rubio a bajarse.
- ¡Hey, te dije que me llevarás con él, no que me botarás en medio de la nada! - gritó enojado. Lo único que recibió fue un golpe en la nuca con la trompa y después, le señalaron y las huellas en la arena - Oh... entiendo - recibió un sonido algo fuerte de la elefanta.
Se despidió de ella entregándole el resto de las manzanas y la vio alejarse. Después siguió aquellas huellas lo más rápido que podía para evitar perderse. El viento soplaba levemente y eso le preocupó ya que las marcas podrían desaparecer.
Se tomó algunas pausas para descansar, siempre atento a las huellas y la fuerza del viento. Por fortuna, ese era su día, lo único de lo que se quejaba era del sol intenso que hacía ese día. Entró en pánico cuando un tramo de las huellas desaparecía pero siguiendo lo que asumía la trayectoria recta del rastro encontró el camino. Al menos eso creyó al inicio, porque estas huellas eran más toscas y grandes. Eran como las huellas de un animal corriendo.
Dudo un poco pero algo le decía que ese era el camino correcto. Siguió las nuevas huellas.
Otro problema de esta nueva guía era que el recorrido era más largo y desordenado, se ha asaban por varios puntos del desierto pero para buena suerte de Poppe, eran cada vez más sitios con plantas o que podrían algún tipo de sombra donde podía relajarse un rato.
Pasó gran parte del día siguiendo las extrañas huellas hasta que notó a lo lejos un oasis, era mucho más grande que el que tenía cerca del circo, más plantas y pudo ver algunas aves coloridas que aterrizaban en las copas de los árboles del sitio.
Festejó un poco por su triunfo y corrió al oasis antes de que se hiciera más tarde. El sol ya se ocultaba, así que era mejor comenzar a buscar un refugio para descansar... no, iría a buscar directamente al lobo.
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Con los pocos rayos de sol que se colaban entre las plantas del lugar, pudo seguir explorando, atento a cualquier ruido o movimiento que pudiera relacionarse con el de pelo morado.
Ahora que lo pensaba, ¿que haría cuando lo viera? Si las cosas se ponían peligrosas, ¿huiría? ¿A que se refería con "peligroso" en sí?Quién sabe... tal vez tendría que improvisar si la situación lo ameritaba. Por el momento, su único objetivo era encontrar a Kedamono si o si.
Los grillos comenzaron a cantar, la noche estaba a punto de completar su llegada y la luna ya hacía acto de presencia en el cielo, se detuvo a la orilla del pequeño cuerpo de agua que daba vida al oasis y se enjuagó el rostro. El sudor y la arena que se había adherido a su piel comenzaba a picar y acentuar en ciertas zonas esa horrible sensación pegajosa.
Decidido e inadvertido se quitó las prendas, soltó su cabello y entró al agua hasta que le cubrió a medio muslo. Se arrodilló y se dedicó a lavarse siendo alumbrado por la luz de la luna llena. Era tan agradable, incluso podría jurar que el agua era tan cristalina y limpia que olía levemente dulce, refrescante. Siguió limpiándose hasta que escuchó el crujido de ramas y hojas que se movían al viento.
Se detuvo un momento, concentrado en si escuchaba algo más pero a los pocos segundos le restó importancia y continuó con su limpieza.
Otra vez... ese sonido, ahora más cerca.
Miró a todas direcciones con algo de tensión, no podía ser un animal como un coyote o un tigre, recorrió gran parte del oasis y no vio nada parecido o algo que indicara que aquellas bestias habitaran ahí. Pero su miedo crecía junto con el silencio entre cada oleada de ruido sospechoso; salió del agua y cuando no estuvo tan empapado, se vistió con algo más ligero de lo que traía. Ideal para correr por si hacía falta.
Continuó su caminata pero hacía la dirección contraria de donde había escuchado el último ruido. Esta vez estaba al borde de la paranoia con sus sentidos agudizados lo más posible para detectar cualquier peligro.
Comenzó a cuestionarse de una y mil forma por qué había ido ahí en primer lugar, si querían que lo aceptara pues lo haría, fue un caprichoso como siempre. Pero justo ahora tenía bastante miedo de lo que le estuviera acechando desde la oscuridad. La luna no era suficiente para distinguir algo, solo pudo ver un leve reflejo amarillo entre la hierba y eso había sido suficiente para romperlo.
Empezó caminando, después trotó y por último corrió hasta toparse con una zona que parecía ser habitada por alguien... o algo.
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Aquí uno más... ¿qué creen que pase? :3
Me encantaría leer sus teorías. Aclaró que ya tengo la continuación pero me encantaría leerlos en comentarios.Hasta el siguiente cap 💖👏
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Quiero decirte que Te Amo
FanfictionKedamono podía con eso y más pero la intensidad de sus sentimientos por su compañero le agobian y siente la necesidad de sacarlos, ¿pero como? ¿Así de la nada? ¿Tiene que planear una cena romántica? ¿Popee corresponderá a sus sentimiento o enojado l...