Cuando nadie lo veía, cuando todos estaban prestando su atención a otra cosa.
Siempre lo hacía.En el trayecto de Gon buscando a su padre, conoció a gente increíble y aprendió muchísimas cosas, su reencuentro con su padre podía ocurrir en cualquier momento y eso lo emocionaba.
Por eso mismo limitaba sus emociones, nunca lloraba y evitaba a toda costa dejar a flote sus emociones. Llorar lo hacía sentir débil y estúpido, no era que afectase su orgullo, solo no quería retrasarse más.
Ahí estaba, sobre el techo del departamento de Leorio, en Yorkshin. Lloraba en silencio, suspiraba y sus lágrimas salían de nuevo mientras observaba el amanecer anaranjado con calma.
Recuerdos lejanos que se volvieron tan cercanos, una voz en su cabeza le gritaba que se enfoque en el futuro y que deje de llorar. Pero tenía tiempo de sobra y quería desahogarse para sacar las penas temprano y no tener que sollozar en lo que sería del día.Killua y Leorio estarían dormidos, probablemente con la cara babeada y en su quinto sueño.
Sonrío ante ese pensamiento y cuando dispuso levantarse para volver a su cama, se detuvo.— ¿Gon? Es muy temprano, porqué no estabas-.. Espera, estás-? —.El albino dejó de frotarse los ojos para mirarlo algo preocupado y sorprendido.
— No. Estaba descansando aquí, voy a mi cama ahora. —.Respondió al mismo tiempo que pasaba su antebrazo por encima de su nariz y limpiaba el rastro de lágrimas que alguna vez estuvieron ahí.
Caminó por un costado de Killua, evitando mirarlo y el ojiazul lo observó todo el trayecto hasta escuchar la puerta golpearse indicando que había sido cerrada.Suspiró y siguió al moreno, él también necesitaba descansar, más tarde quizás le preguntaría sobre porqué lloraba.
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— ¿Gon? —.Usó el mismo tono que había usado aquella mañana para sacarlo de sus pensamientos. — ¿Estás bien?
El moreno alzó su vista, chocando miel con un mar calmo. Sus cejas se encurvaron en una mueca de confusión hasta que Killua se acercó y pasó su pulgar sobre su mejilla, sacando una lágrima que no notó salir.
— ¿Por qué lloras? —.Gon iba a negar pero el albino volvió a limpiarle una lágrima.
— No entiendo, ¿Por qué estoy llorando? —.Estaba confundido, si no estaba triste, no había razón para llorar, ¿Verdad?
De su mochila, el ojiazul tomó un pañuelo y intentó secar las lágrimas que se amontonaban como cascadas en su rostro, lágrimas abundantes con más sentimientos de los que parecían. Su paño blanco ahora estaba casi transparente, limpiar esas lágrimas que no dejaban de salir era inútil.
Pensó en hacer algo que quizás luego lo avergonzaría, pero prefirió lamentarse que ver a su amigo llorar sin razón aparente. Así que tomó los hombros de Gon quien lo miraba como si fuera la persona más desorbitada del mundo y lo abrazó.
El moreno no dudó en corresponder a ese abrazo, mientras sentía las últimas gotas bajar de su lagrimal hasta su mandíbula. Estuvieron así unos cinco minutos hasta que su respiración se reguló y finalmente se separaron. Gon en agradecimiento besó la nariz del albino, poniéndolo rojo hasta las orejas y antes de que este pudiera refutar, el moreno besó sus mejillas una y otra vez, incontables picos por todo su suave rostro.
Al separarse, el Freecss cerró los ojos.
— A veces, solo a veces, siento la necesidad de descargarme. —. Comenzó por decir, Killua lo observó callado, esperando que continuara. — Muchas veces desde que tengo memoria, es la mejor forma de regular mis emociones. Como si... Como si te bajaras de la montaña rusa y toda tu adrenalina se drenara en algo no tan dañino.
Sus ojos claros buscaron sus marrones, pero estos no dejaban de ver el suelo. Parecía avergonzado, de haber sido atrapado llorando. De todos modos, Killua no dijo nada, estaba sorprendido, no todos los días podía conocer el lado más profundo de su mejor amigo como si nada.
— Tengo tiempo haciendo esto. Sé que es mejor que lo que hacen algunas personas... Que fuman, que se lastiman, que lastiman. Me conozco y sé que no soy así, pero mi orgullo, se ve afectado y me rompo, Killua. Necesito algo en lo que sacar mis emociones más fuertes que no sea ni haciendote daño a ti o a alguien más. —. Su voz comenzó a romperse y sus ojos ya rojos, volvieron a formar pequeñas lágrimas que amenazaban con caer. — Avanzo, pero siento que no estoy caminando. Me arriesgo, pero no siento que estoy corriendo. Siento que a este paso, no voy a encontrar a mi padre jamás, a pesar de que sé bien que mi figura paterna y materna siempre fueron interpretadas por Mito-san.
Las palabras del morocho sonaban maduras, para el albino era como escuchar platos rompiéndose. Una rabieta que expresa lo más profundo de la verdad oculta. Cuando Gon comenzó a trabarse y tartamudear nuevamente, Killua corrió a abrazarlo y acariciar su espalda.
Entre hipidos y lloriqueos ajenos, el Zoldyck habló:
— Creo que lo entiendo. Sé bien lo que es dar un paso y sentir que haz retrocedido dos. Pero luego de conocerte, pude avanzar sin retroceder. —. Consoló Killua, aún no muy seguro de cómo hacerlo. Puesto que él solo aconsejó a su hermana. — Cuando me siento perdido, pienso en las cosas que me hacen feliz. Eso me da un objetivo, algo por lo que seguir adelante y no rendirme.
Acarició su espalda y subió una mano hasta la nuca del moreno.
— Tal vez las cosas no salen como uno desea que salgan. Sabes, Gon, está bien llorar. Sacarse de encima esas piedras en tus hombros, es realmente reconfortante. Perdón que no me he dado cuenta de que te sentías así de frustrado. Creí que esas veces que llorabas, eran solo por estrés de querer ser más fuerte físicamente. Nosotros somos demasiado jóvenes para todas las cosas que enfrentamos.
Cuando el ojimiel dejó de temblar y ya estaba relajado, el ojiazul permaneció unos minutos más en el silencio de su abrazo. Cuando ya el más bajo quiso separarse, Killua lo atrajo nuevamente hacia su cuerpo.
— ¿Killua? ¿Qué haces..? —. Sin siquiera contestar, las manos del albino ágilmente se entrometieron bajo las axilas ajenas y comenzaron a hacer cosquillas. — JAJAJA KILLUA BASTA! SUÉLTAME!
— No quiero. —. Reveló su expresión gatuna al salir del huequito entre el hombro y el cuello de Gon. Ahí fue cuando supo que no pararía hasta que se desmayara de la risa.
— K-KILLUA! YAA! —. Reía a carcajadas — JAJAJA BAST--
Un estruendo resonó en la habitación y Killua lo observó desde su lugar, mientras el morocho aún reía, sobándose el lugar donde se había dado el golpe de la caída.
— Ahora aprendiste la lección, no? —. Gon calló y desde el suelo trató de recomponerse y regular su respiración. Cruzaron miradas y el ojimarrón comprendió el mensaje.
— Sí. Pero si vuelves a hacerme cosquillas de esa forma de nuevo, te vas a ganar que ponga en venta todas esas cajas de chocorobots que tienes escondidas en tu habitación. No creas que no me dí cuenta, tu cepillo de dientes siempre tiene restos de chocolate. —. El albino lo observó fingiendo miedo pero al instante comenzó a reír.
Le tendió la mano al de cabellos en punta y cuando se levantó, habló.
— Gracias, Killua.
Una sonrisa fue suficiente para que ambos se sonrojaran mínimamente. Sabiendo que ese momento quedaría entre ellos, la confianza en su vínculo creció y ese ratito de intimidad quedó marcado en ambos.
El viaje continuó como sabemos y la separación fue una señal más de que la madurez se estaba manifestando en ambos adolescentes.
Fin del Oneshot.
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DATOS: La primera mitad de la historia (de comienzo hasta los besos que Gon le dió a Killua) ya estaba escrita desde a mitades de 2022. Corregí errores mínimos, el resto fue escrito en la actualidad. Cuando dejo escritos en borradores, al releerlos, sé lo que quise expresar al escribirlos, así que la continuación no fue difícil.Publicado Viernes, 24 de mayo de 2024
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Lluvia. Killugon Oneshot
Short StoryLa frustración requiere desahogo. Pero aún así, esto puede variar, sea dañino o no. Por eso, Killua le hizo saber que estaba bien descargar la frustración. -- • Killugon Oneshot Corto • Fluff & Angst