Capítulo 28 - Random

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En el bar ubicado en uno de los barrios pobres de la ciudad, donde nuestro protagonista pelirrojo vivía, estaba él junto con su querido y "tranquilo" hermano mayor –realmente padre "legal", Shinigami–, su amorosa hermana mayor, Yumiko, y como olvidarnos de su nuevo juguete, Gakushū.

Style y Timberland habían salido para comprar algunas cosas para el bar y para ir en busca de alguna víctima para el pelirrojo casi vampiro –por su obsesión con la sangre–, así que habían dejado a Shinigami y a Yumiko a cargo mientras ellos volvían, una acción no tan responsable de su parte, pero era mejor que dejar al pelirrojo a cargo.

Además tampoco tenían para pagar a una niñera que quisiera cuidar a tres asesinos y a un prostituto –como Shinigami apodó a Gakushū–.

— ¡Mi mamá casi llega! — Exclamó el pelirrojo con miedo mientras llevaba a Gakushū a su habitación para ocultarlo del desastre y madrazos que se iban a armar.

Mínimo alguien de los cuatro debía sobrevivir.

— ¡Se nos quemó el arroz! — Yumiko gritó con pánico mientras corría al interior de la cocina con un extintor en mano.

— Hay que lavar los trastes — Dijo Shinigami con desesperado mientras veía el lavado lleno de platos, vasos y ollas sucias.

— ¡Y preciso ya no hay jabón! — Le siguió el pelirrojo, entrando a la cocina con una botella de jabón líquido vacía y una bolsa de jabón en polvo con sólo una pequeña esquina de su contenido.

Mientras tanto, en un centro comercial cercano se encontraba Timberland y Style, con Timberland dentro de los baños asegurando la puerta para que nadie entrara, mientras que Style terminaba de estrangular a un simple adulto que habían encontrado.

— ¿Ya terminaste? — Preguntó el mayor mientras volteaba a ver al último cubículo.

— Ya casi, estoy sacando su sangre, el niño gato me pidió de favor que le llevara un poco — Respondió utilizando una jeringa para su cometido.

Timberland suspiró, asomando su cabeza hacia afuera para asegurarse de que nadie viniera, regresando después su vista al adulto menor, a quien sólo escuchaba murmurar cosas que sólo algún Dios podría comprender.

— ¿Crees que fue buena idea dejar a Shinigami y a Yumiko a cargo? — Cuestionó alzando una ceja.

— Por supuesto que no, ellos son niños cuando se les deja solos — Respondió en voz baja — De todas formas, aunque hubiéramos encontrado a alguien que los cuidara, o Shinigami la ata y la avienta a los perros, o Yumiko la convierte en su muñeca, o el niño gato succiona su sangre, desolla sus brazos, la amarra y le arroja agua hirviendo, o la obliga a ver animes con él —.

— ¿Entiendo lo primero, pero qué tiene de malo los animes? —.

— No quieres saber lo animes que ve, créeme, no has visto nada hasta que él te obliga a verlos — Sufrió un ligero escalofrío, guardando las jeringas que ocupó en su mochila — Ya terminé con él, vámonos antes de que nos vean —.

— De acuerdo —.

Style se colocó la mochila en su hombro y caminó hacia los lavados para limpiarse la sangre de sus manos, ignorando por completo los charcos de sangre en el piso.

— Ten cuidado por dónde caminas —.

— Tranquila mamá — Respondió con sarcasmo, rodando los ojos mientras hacía una mueca, a veces pensaba que Timberland se metía demasiado en el papel de madre, pero no sólo con el adolescente pelirrojo, sinó que también con los demás.

Secó sus manos con su camisa, caminando hacia Timber para salir del lugar... cuando se resbaló.

Por inercia sus manos se sujetaron a Timberland, ya que estaba frente a él, tumbándolo consigo y quedando en una escena un tanto comprometedora.

— Tsk, chinga– — Style no terminó su oración, observando en lo que su rostro había caído.

La entrepierna de Timberland.

Un sonrojo cubrió por completo su rostro, su corazón latiendo rápidamente por la vergüenza, y no dudó ni un segundo en levantarse y darse un golpe a si mismo en la cara.

— Una palabra y te desconoceré — Amenazó saliendo del lugar, aún con su mano cubriendo su rostro.

Mientras tanto, en el bar la situación no era mucho mejor.

— ¡Todo está hecho un desastre! — Gritó el pelirrojo, corriendo por todos lados para esconder o tirar escombros, mientras que Shinigami se encargaba de acomodar nuevamente las mesas y los sofás que habían tirado.

— ¡Mira allá tremendo manchón! — Shinigami apuntó a una mancha de vino en el sofá.

— Ya se llenó de hormigas — Yumiko lloriqueó al ver como gran parte de las mesas que no habían tirado estaban llenas de migajas.

— ¡Y el perro se hizo en el balcón! — Se escuchó el grito de Gakushū desde la parte de arriba.

— ¡Ni siquiera tenemos un perro! — Karma le respondió con sus ojos llenos de lágrimas, debido al tremendo sermón que le esperaba.

— ¡Barra, barra, barra! — Yumiko le dijo a Shinigami, lanzándole una escoba para que limpiara las migajas.

— Antes de que mi mamá venga y nos acabe — Chilló el pelirrojo.

— Valla, valla, valla, deje de mandarme y la losa lave — Le respondió Shinigami mientras le aventaba un trapo húmedo a Yumiko, quien lo atrapó de mala gana.

Los tres corrían de un lado a otro, lanzando cosas de un lado a otro, tratando de esconder algunas cosas y de arreglar otras, en resumen, parecía como sí un huracán o torbellino hubiera aparecido y destruido todo el bar.

Cuando escucharon golpes en la puerta.

— ¡Abran, abran, abran! — Style les gritó desde fuera, golpeando con fuerza la puerta — ¡Que adentro se quedaron las llaves! —.

Los dos adultos y el adolescente se miraron entre ellos con preocupación, Karma estaba a nada de correr y huir cual gato hacía su habitación para esconderse, era capaz de dar a Gakushū como sacrificio humano con tal de salvarse.

— De ésta no se salvan — Timberland Inquirió mientras veía a Style golpear la puerta.

Style se alejó unos centímetros de la puerta y arremangó las mangas de su chaqueta, se preparó y finalmente dió el golpe final que derrumbó la puerta.

— ¡Acá se va a formar un desmadre! — Gritó mientras ingresaba, tronando sus nudillos.

— ¡AAAHHH! —.

~ • ~

— ¡Ésto es injusto! ¿¡Por qué sólo nosotros debemos de limpiar!? — Preguntó Shinigami mientras limpiaba el piso.

La razón de preguntar aquello, era porque Style estaba sentado en uno de los pocos sofás limpios, con Karma acostado en el espacio que quedaba y con su cabeza recostada en las piernas de Style, recibiendo mimos por parte de éste.

Un poco más y por poco el pelirrojo ronroneaba.

— Deja a mí niño gato en paz. Él es un buen hijo a diferencia de otros, como tú comprenderás — Le reclamó sin dejar de mirar al pelirrojo, quien miró a Shinigami con sus ojos afilados cuál felino y una sonrisa burlona.

— ¡Deja de quejarte y sigue limpiando, que el bar abre en una hora! — Timberland le gritó mientras le daba un golpe en la cabeza a Shinigami con un periódico.

Yumiko sólo estaba en silencio mientras limpiaba las ventanas.

Sabía que en esas situaciones era mejor no decir nada.

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Okay, lo admito. Estaba en ching* que quería hacer este capítulo. ¿Fuera de la trama?, por supuesto, pero no pude sacarme la idea de la mente luego de una noche de desvelo es Facebook :c

Gracias por leer, mis queridos suicidas :3

Hasta regresar a mi hogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora