Astromelia (parte 2)

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Bajé el teléfono lentamente e intenté pensar en algo rápido. Mi cabeza era un caos, estaba temblando de nervios y sentía unas lágrimas caer en mi cara de manera descontrolada. Tenía mucho miedo pero debía apurarme para salvar a mis papás, ella está muy enferma ¿De qué es capaz?... Una sensación de desesperación me llenó de energía, miré a mis amigos a lo lejos, ¿Cómo me zafo de aquí sin que me digan algo? Limpié mi cara rápidamente y suspiré varias veces para agarrar valor. Mi cuerpo seguía temblando pero tenía que salir de aquí, ahora mismo. Me puse las gafas para ocultar mis ojos y comencé a actuar con normalidad.

—Chicos... Osvaldo... me pidió un Uber, pero ya ven que esas madres son ilegales acá afuera... Tengo que correr o me quedo sin transporte —fingí una risa nerviosa; necesitaba que me creyeran o podría poner a mis papás en peligro, estaba segura de que esa tipa me quería a mí y ellos solo eran el medio para llegar conmigo. 

Esperaba que así fuera...

—Samy, pensé que nosotros pasaríamos a dejarte —se quejó Ama.

—Sí... Pero ya sabes cómo es el Osvaldo de... sobreprotector —es verdad ¿Y si les llama preguntando por mí? Tenía que escapar pronto o él podría comunicarse con ellos y sabotear todo este plan. Mis papás podrían... tragué saliva intentando soportar el dolor que esa idea me provocó. Debía mantener mi cara de póker.

—¡Tuviste suerte! ¡Aquí está tu maleta! —gritó Juan—, la de Ari todavía no aparece por ningún puto lado.

Tomé mi equipaje en un movimiento brusco y él se sacó de onda, sonreí un poco para no llamar su atención.

—¡Perfecto!... Bueno... tengo que irme, los quiero ¿Okay? —sacudí mi mano para que la despedida fuera lo más corta posible.

Giré con mi maleta y caminé a paso veloz, ignoré las burlas de todos, tenía un objetivo claro: impedir que Sofía le hiciera daño a mis padres. Al salir, busqué el coche, caminé por la banqueta a toda prisa mientras un sudor frío me empapaba la frente, un claxon me hizo pegar un brinco y todas mis emociones afloraron. Un coche se acercó y la conductora habló:

—¿Samantha?... ¿Rivera? —ni siquiera respondí, solo subí adelante con mi estorbosa maleta y la chica se sacó de onda. Por suerte, los Uber no estaban permitidos en esta zona así que arrancó sin hacer preguntas.

—Si gustas algo, tengo agua o papitas —ofreció por cortesía mientras conducía.

—Estoy bien, lléveme a la dirección que marca mi viaje, por favor —dije de la forma más seca posible, mi cuerpo estaba agitado y necesitaba llegar pronto a mi destino.

—Claro...

La chica no volvió a dirigirme la palabra, había sido muy hosca al hablar pero me estaba llevando la mismísima chingada. Miré mi teléfono a la espera de una llamada o un mensaje que me dijera cómo estaban mis padres, pero nada de ella.

De repente, un mensaje apareció: "¿Dónde estás? Vine a buscarte." Era Osvaldo, ¡Puta madre! Si llega con los demás sabrá que algo anda mal. Los nervios me secaron toda la garganta y no pude evitar tomar una de las botellitas de agua que estaban detrás, la chica no dijo nada, supongo que había sido muy grosera con ella y ahora estaba ofendida conmigo, pero realmente, era lo que menos me importaba en este momento.

"Vine a ver a mis papás", le respondí.

El aeropuerto estaba a unos 30 minutos de su casa. Yo tenía mucha ventaja sobre ellos, además, si le decía eso, él ya no me buscaría y si tenía suerte, no sé encontraría con los demás. Seguro ellos ya están de camino a su casa, me dije a mí misma para tranquilizarme.

Astromelia  | Rivers x ElMarianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora